Entre la perfección lógica de Dios y la fragilidad de una criatura viva y autónoma, Dios necesitaba establecer un hilo conductor.
Algo que amortiguara esa brutal diferencia.
Porque como Manhattan bien dice, la ley representa la perfección absoluta y la ausencia de error.
La justicia verdadera.
Y la justicia verdadera no solo es justicia de verdad sino que no alberga lugar alguno para el error o cualquier acto injusto.
Y si Dios no iba a crear marionetas controladas, la posibilidad de rebelión e injusticia eran estadísticamente tan posibles como no, pero cuando agregamos el factor tiempo y este tiempo no es nada menos que la eternidad, la balanza se termina inclinando para el lado del mal.
Porque como bien explicó Manhattan,
todos los días de fidelidad,
a un matrimonio no le suman nada, porque eso,
es nada menos que lo que se espera de los esposos,
pero basta una sola infidelidad para arruinarlo todo y terminar con él.
Y es precisamente esta fragilidad y esta cuestión lo que viene a resolver la cruz.
Algo que amortiguara esa brutal diferencia.
Porque como Manhattan bien dice, la ley representa la perfección absoluta y la ausencia de error.
La justicia verdadera.
Y la justicia verdadera no solo es justicia de verdad sino que no alberga lugar alguno para el error o cualquier acto injusto.
Y si Dios no iba a crear marionetas controladas, la posibilidad de rebelión e injusticia eran estadísticamente tan posibles como no, pero cuando agregamos el factor tiempo y este tiempo no es nada menos que la eternidad, la balanza se termina inclinando para el lado del mal.
Porque como bien explicó Manhattan,
todos los días de fidelidad,
a un matrimonio no le suman nada, porque eso,
es nada menos que lo que se espera de los esposos,
pero basta una sola infidelidad para arruinarlo todo y terminar con él.
Y es precisamente esta fragilidad y esta cuestión lo que viene a resolver la cruz.
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