Reflexionando.
Si pudieramos guardar toda la ley de Dios, no tendríamos ningún derecho a nuestro favor, pues habríamos cumplido únicamente con nuestro deber y todavía seríamos esclavos. La ley es el amo más riguroso del mundo y ningún hombre sabio querría servirle; pues después de todo lo que hubiesemos hecho, la ley nunca nos daría un "gracias" por ello, sino que diría: "¡continúad , continúad !"
El pobre pecador que intenta ser salvado por la ley es como un caballo ciego que da vueltas y más vueltas alrededor de un molino, sin dar nunca un paso más allá, y que sólo recibe latigazos continuamente; sí, entre más rápido vaya, más trabajo hace, más se cansa, y le va peor. Entre más legalista sea un hombre, más segura será su condenación; entre más santo sea un hombre, si confía en sus obras, más seguro puede estar de su rechazo final y de su eterna porción con los fariseos.
Si los judaizantes renuncia a todas las obras de la carne, y confiesan: yo soy el primero de los pecadores, pero soy el hijo de la promesa; y Jesús murió por mí, tendrán una herencia, y Cristo le dará suficientes buenas obras, Su Espíritu producirá en él tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad, y le hará santo y perfecto; pero si se ha esforzado por alcanzar la santidad fuera de Cristo, ha comenzado por el punto equivocado, ha buscado la flor antes de tener una raíz y sus esfuerzos son inutiles e insensatos..
Saludos y bendiciones.