SOBRE EL NACIMIENTO DE JESÚS
Analizando la doctrina de los apóstoles, me pregunto cómo habría el apóstol Pablo haber elaborado un mensaje dirigido a judíos en la sinagoga.
El versículo, tan mal traducido en las Biblias cristianas, de Isaías 7:14, dice en realidad:
Por tanto, el mismo Eterno les dará la señal: He aquí que la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Imanu-El.
La señal de que «Dios está con nosotros» es que la joven está embarazada en ese momento, y que el bebe será varón.
Y esto tiene sentido con la doctrina del Nuevo Testamento. Porque en Deuteronomio 18:18, el Eterno le dijo a Moisés:
Yo les estableceré un profeta de entre sus hermanos como tú, y pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande.
El nacimiento de Moisés bien podría haber cumplido la profecía de Isaías 7:14, excepto que él es anterior a ella. Porque sobre su nacimiento, dice la Torá en Éxodo 2:1 lo siguiente:
Un varón de la casa de Leví fue y tomó a una hija de Leví.
La tradición judía se pregunta ¿por qué dice que el varón fue? Y también se pregunta, por qué dice que tomó, si Moisés es el tercer hijo (Números 26:59), no el primero.
Se dice de la tradición oral que es lo que contaron los protagonistas a sus hijos, y estos la transmitieron a sus descendientes, y así llegó hasta nuestros días.
La tradición cuenta que Amram, padre de Moisés, se divorció de su esposa cuando el rey de Egipto ordenó la muerte de los varones al nacer (Éxodo 1:16).
Ante esto, su hija mayor Miriam le reprochó:
«Tu decreto es peor que el del rey, porque él solo decretó que se mate a los varones que nacen, pero las mujeres se salvarán; en cambio, tú has decretado que los varones y mujeres ni siquiera nazcan».
Ante esto, prosigue la tradición:
«Amram fue a buscar a la madre de sus hijos, y se volvió a casar con ella».
El divorcio había durado tres meses. Cuando se volvieron a casar, ella ya estaba embarazada de tres meses (Sotá 12a). Vivieron juntos los seis meses restantes del embarazo, pero para los capataces (Éxodo 1:11) y las parteras que obedecían a Faraón (Éxodo 1:15), el niño iba a nacer en 9 meses. Por eso, solo pudieron ocultarlo 3 meses (Éxodo 2:2-3), y afirma que «ya no pudieron ocultarlo más».
Volviendo a la profecía de Isaías 7:14, que anuncia «la joven está embarazada»; la esposa de Amram ya estaba embarazada cuando él la toma.
Pero al parecer hay un detalle que la madre de Moisés no habría podido cumplir, si la profecía fuese anterior a ella, claro. Isaías habla de una joven, y ella era una mujer de 130 años.
Una vez más el versículo de Éxodo 2:1, que dice:
Un varón de la casa de Leví fue y tomó a una hija de Leví.
La señora era hija del patriarca Leví, hijo de Leah. De hecho, en Números 26:59, cuenta que:
La esposa de Amram se llamaba Jocabed, hija de Leví, que nació de Leví en Egipto; dio a luz a Amram, Aarón y Moisés, y a su hermana Miriam.
Pero, la tradición, sin ninguna necesidad de demostrar nada a nadie, sino que tal y como se formó; orgánicamente, sobre Éxodo 12:1, dice:
¿Es posible que se trate de Jocabed? Jocabed tenía entonces 130 años y el versículo la llama “Bat” (hija), lo que indica que es muy joven.
(Bava Batra 120a).
Y en Sotá 12a, Rabí Yehuda dice:
“Los signos de una mujer joven nacieron en ella”.
Como mencioné, estas tradiciones hebreas no se crearon en un momento de necesidad, para intentar demostrar el cumplimiento de alguna profecía. Simplemente existen como parte de los relatos familiares que surgieron desde el momento en que sucedieron las cosas narradas en la Torá.
Miles de años después, un hombre escribió en Mateo 1:22, sobre el nacimiento de Jesús:
Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta.
Es decir, para él, la señal de que Dios estaba con Israel fue el embarazo de María, y el nacimiento de Jesús.
Es natural que Mateo, al escribir en hebreo, citó el texto hebreo de la profecía:
He aquí que la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Imanu-El.
Entonces, según el Nuevo Testamento, María ya estaba embarazada cuando José «tomó consigo a la mujer» (Mateo 1:24).
Algo que, según la tradición judía, sucedió en el caso de Moisés, a quien el Etenro le dijo:
Yo les estableceré un profeta de entre sus hermanos como tú
En un contexto en el que el varón y la mujer estaban separados el uno del otro, resulta que la mujer ya está embarazada.