Re: Las 70 semanas
Hola a todos.
Estimados hermanos, he estado un poco alejado del foro, básicamente por razones de tiempo, no obstante sigo con gran interes, las tremendas e interesantes aportaciones del estimado Eduardo Martinez Rancaño.
En este sentido, pienso que debemos echar una miradita a lo escrito por el finado erudito adventista Dr. Raymond Cottrell, en su análisis juicioso sobre la doctrina adventista del Santuario; este permaneció toda su vida siendo adventista y murió siéndolo como el que más....Ahora bien, sencillamente el Dr. Cottrell se cansó de luchar contra su propia conciencia; y de forma muy valiente decidió publicar sus hallazgos, aún a sabiendas de los riesgos que corría dentro de la secta adventista:
"Ciertos factores son esenciales para todos los que lleven a cabo un estudio de la Biblia.
La objetividad es la cualidad mental que aspira a evaluar ideas y sacar conclusiones en términos de su realidad intrínseca, más bien que en términos de las presuposiciones de una persona, que son subjetivas y no han sido sometidas a prueba. La objetividad es esencial para establecer el significado propuesto de la Biblia.
Las presuposiciones subjetivas y que no han sido sometidas a prueba en relación con la naturaleza y las enseñanzas de la Biblia conducen casi inevitablemente a conclusiones erróneas.
Todo el mundo, consciente o inconscientemente, llega a la Biblia con ciertas presuposiciones sobre ella, que controlan la evaluación de la información considerada, y por ende, las conclusiones que se deriven de ella. En consecuencia, la importancia de las presuposiciones es crucial para establecer la validez de nuestras conclusiones.
El Antiguo Testamento se escribió hace entre veinticuatro y treinta y siete siglos, la mayor parte de él en hebreo antiguo y en un mundo más que un poquito diferente y extraño para nosotros.
El idioma hebreo tenía un vocabulario limitado y reflejaba su cultura primitiva y su visión del mundo, una forma de escritura que consistía de consonantes solamente, y que tenía una gramática y una sintaxis diferentes de las nuestras hoy día.
Por esta razón, la Biblia está condicionada históricamente, esto es, adaptada y específicamente dirigida a las necesidades, la comprensión, y el papel de pacto de sus recipientes en el tiempo en que fue escrita, y a sus circunstancias y la percepción del propósito divino, y sin embargo, sus principios fundamentales y sus instrucciones son de valor y aplicabilidad universales.
Se escribió en el idioma de ellos y en formas de pensamiento con las cuales estaban familiarizados, y refleja la perspectiva histórica de la salvación de su tiempo.
Ese registro, sin embargo, "se escribió para nuestra instrucción" también.
Por consiguiente, necesitamos condicionar nuestras mentes históricamente al tiempo, las circunstancias, y la perspectiva histórica de la salvación de ellos para entender y apreciar plenamente el mensaje de la Biblia para nuestro tiempo.
Un estudio profundo y la apreciación dela Biblia requieren que se tomen en cuenta las circunstancias históricas en las cuales se escribió un pasaje.
La perspectiva histórica de la salvación del Antiguo Testamento veía a Israel como el pueblo del pacto de Dios y el instrumento escogido del divino propósito para restaurar a la humanidad a la armonía con el divino propósito para este mundo.
Dios les reveló todo esto para que pudieran cooperar inteligentemente con su infinito propósito para la raza humana. Esa revelación, impartida durante siglos en la antigüedad, proporcionó al antiguo Israel la instrucción que le prepararía individual y colectivamente como nación para que representara plenamente el valor supremo y lo deseable de cooperar con el propósito eterno de Dios.
Contemplaba el clímax de la historia de la tierra y la completa restauración de la soberanía divina sobre la tierra al final de los tiempos del Antiguo Testamento.
El Nuevo Testamento supone la validez de esta historia de la perspectiva de la salvación en el Antiguo Testamento en cuanto alcanza un clímax en la vida, el ministerio, la crucifixión, la resurrección, y la promesa de Jesús de regresar pronto - al final de los tiempos del Nuevo Testamento.
Esta perspectiva bíblica histórica de la salvación estaba implícita en la Escritura y en las mentes de la gente de aquel tiempo. También debe estar en nuestras mentes al leer las Escrituras.
Por consiguiente, la perspectiva histórica de la salvación del tiempo en que se escribió un pasaje debe tenerse en cuenta para establecer su verdadero y proyectado significado.
El texto original de la Escritura, en los idiomas en que se escribió, es la autoridad última y suprema de lo que ella dice. Buenas traducciones modernas, son traducciones tan exactas y dignas de confianza como cualesquiera de las que están disponibles hoy en día.
La King James Version (KJV), con su soberbio y majestuoso estilo, ha influido profundamente en el idioma inglés, y se ganó el cariño de sus lectores durante casi cuatro siglos, pero algunas veces no refleja con exactitud el texto original.
Esto es porque la KJV estaba basada en manuscritos posteriores que habían acumulado numerosos errores de los copistas y cambios editoriales durante varios siglos desde los autógrafos originales. Además, los idiomas bíblicos se entienden mejor que en 1611, cuando la KJV estuvo disponible, y la historia y la cultura de la antigüedad se comprenden mejor.
El estudio de las palabras - el modo en que las palabras hebreas y griegas ocurren en la Biblia y su significado como está definido por el contexto, en cada caso - son por lo mismo esenciales para establecer su significado. El contexto literario de un pasaje es esencial para establecer su significado con exactitud. Esto incluye en particular su contexto inmediato, pero también su contexto extendido en el documento entero del cual forma parte.
El hebreo antiguo, en el cual se escribió la mayor parte del Antiguo Testamento, ya se había convertido en lengua muerta, hasta el punto de que, cuando Esdras leyó "el libro de la ley de Moisés", en público aproximadamente en el año 450 a.C., fue necesario interpretarlo para que los judíos, aun los de aquel tiempo, lo entendieran.
Varias características del hebreo antiguo eran responsables de esto: (1) En primer lugar, tenía un vocabulario muy limitado, en el cual se usaban muchas palabras para expresar una amplia variedad de significados. (2) La escritura del hebreo antiguo consistía de consonantes solamente, y el lector tenía que proporcionar las vocales que él pensaba que el escritor había tenido en mente, y es posible que en algunos casos proporcionase un juego de vocales diferentes de las que el escritor había pensado.
Las vocales que ahora aparecen en las Biblias hebreas fueron añadidas a las consonantes por los masoretas, eruditos judíos, muchos siglos después de que el hebreo antiguo se hubiese convertido en lengua muerta, de acuerdo con lo que ellos pensaban que era el significado en la mente del escritor.
Por esta razón, es inútil correlacionar dos pasajes de la Escritura basándonos en la misma palabra inglesa ubicada en una concordancia - ¡como hizo William Miller al desarrollar la doctrina del santuario!.
La analogía de la Escritura - utilizar un pasaje bíblico para explicar otro - debe usarse con cuidado.66 El contexto de ambos pasajes debe tomarse en cuenta primero para establecer si se pueden usar juntos o no.
En resumen, un estudio de la Biblia en profundidad requiere tener en cuenta las presuposiciones de uno, las circunstancias históricas a las que se dirige un pasaje y a las que se pensó aplicarlo, su perspectiva histórica de la salvación, su sentido, tal como fue establecido por el idioma original, su contexto literario, y el uso cuidadoso de otros pasajes bíblicos para ampliarlo.
La interpretación tradicional adventista de Daniel 8:14 fue formulada sobre la base de lo que se conoce comúnmente como el método de textos de prueba en estudios bíblicos e interpretación, que interpreta los pasajes bíblicos en términos de lo que un lector moderno cree que significan. Este método (1) es altamente subjetivo, (2) entiende la Biblia desde la perspectiva cultural, histórica, y de historia de la salvación del lector moderno, (3) acepta la Biblia traducida como autorizada, (4) convierte en normativas las presuposiciones personales y de grupo para evaluar información y para (5) arribar a conclusiones.
Este método no requiere adiestramiento o experiencia especiales, y es seguido por una mayoría de ignorantes lectores de la Biblia. Desde el principio, la mayoría de los adventistas ha seguido este método, pero ningún erudito bíblico de reputación lo sigue en la actualidad.
Cuando Daniel 8:14 es estudiado mediante el método histórico, se vuelven evidentes unas serias fallas en la interpretación tradicional porque el método histórico (1) aspira a ser tan objetivo como sea posible, (2) se esfuerza por entender la Biblia como los varios escritores se proponían que se entendiera lo que ellos escribieron y como los lectores originales la habrían entendido desde su perspectiva cultural, histórica, y de historia de la salvación; (3) considera como normativas las palabras, las formas literarias, y las afirmaciones según su significado en el idioma original; (4) se esfuerza por evaluar la información objetivamente, y (5) basa sus conclusiones en el peso de la evidencia. Este método requiere o bien adiestramiento especial en idiomas bíblicos y la historia y el entorno de la antigüedad o bien en la dependencia de material fuente preparado por personas que tengan tal adiestramiento.
Desde más o menos 1940, la mayoría de los eruditos adventistas han seguido este método.
Desde aproximadamente 1970, un híbrido de estos dos métodos, conocido como el método histórico-gramatical , ha alcanzado popularidad limitada entre eruditos Adventistas del Séptimo Día y el pueblo laico, y apoyo principal entre los administradores de la iglesia. ¿Por qué? Este método consiste de procedimientos históricos bajo el control de presuposiciones y principios de textos de prueba, que le permiten proporcionar un aparente apoyo erudito para conclusiones tradicionales. Es altamente subjetivo, aspira a dominar y a su tiempo controlar todo el estudio de la Biblia por parte de los Adventistas, y ha controlado más o menos la política doctrinal de la Conferencia General durante los pasados treinta años.
Emulemos la sinceridad y diligencia de nuestros antepasados espirituales en su estudio de la Palabra de Dios. No tenemos ninguna razón válida para criticarles a causa de las fallas que encontramos en su manera de entender la Biblia.
Recordemos que ellos hicieron lo mejor que pudieron al estudiar la Biblia con el método de textos de prueba, el método generalmente aceptado en aquel tiempo. Ellos no tenían acceso a los manuscritos antiguos más precisos que tenemos hoy día, ni nuestro conocimiento de los idiomas hebreo y griego antiguos, ni la historia de los tiempos antiguos.
Cuatro grandes errores de traducción en Daniel 8:14 y 9:25-26 en la versión KJV, de los cuales tanto William Miller como los pioneros adventistas obviamente no tenían conocimiento, les extraviaron inadvertidamente.
En la versión KJV, Daniel 8:14 dice: "Hasta dos mil y trescientos días; luego el santuario será purificado". Aquí y en el capítulo 9, la KJV refleja erróneamente el texto hebreo de Daniel en cuatro puntos específicos. En el texto hebreo original y en la New Revised Standard Version (NRSV) dice: "Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será restaurado a su estado legítimo".
La palabra hebrea para "días", yamim, no aparece en el texto hebreo de 8:14, que dice simplemente erev boquer, "tarde mañana". "Días" es la interpretación, no la traducción. Cuando Daniel quería decir "días", consistentemente escribía "días", yamim.
Dondequiera que aparecen las palabras erev y boquer en un contexto del santuario (como en 8:14), se refieren, sin excepción, a los servicios de culto de los sacrificios o a algún otro aspecto del santuario y sus servicios rituales.
Estos sacrificios se ofrecían tamid, "regularmente", al final de cada tarde antes de la puesta del sol, y temprano cada mañana, después de la salida del sol. Véase, por ejemplo, Éxodo 29:38-42 y Números 28:3-6. Algunas veces, erev precede a boquer en vista de la costumbre hebrea de iniciar cada día a la puesta del sol, refiriéndose erev específicamente a la luz menguante del día asociada con la puesta del sol, y boquer a la creciente luz del día asociada con la salida del sol, no a las porciones de oscuridad y de luz de un día de 24 horas.
La interpretación tradicional considera a erev boquer, "tarde mañana", un término compuesto que significa un día de 24 horas. Pero, según el versículo 26, haerev we haboquer, "la tarde y la mañana" son entidades separadas, como lo requiere el artículo definido repetido.
Tanto la pregunta del versículo 13 como la respuesta del versículo 14 se enfocan sobre el santuario y el tiempo durante el cual el continuo sacrificio (tamid) fue prohibido. En consecuencia, en el versículo 14, erev boquer debe entenderse, en un contexto de culto del santuario, específicamente con referencia al continuo sacrificio (tamid).
Nótese también que la pregunta del versículo 13, para la cual el versículo 14 es la inspirada respuesta, se refiere a por cuánto tiempo sería "pisoteado" el tamid, el "continuo sacrificio" ya mencionado en el versículo 11. En lugar de tamid en el versículo 13, sin embargo, el versículo 14 tiene la expresión erev boquer, llamando la atención, por lo tanto, al hecho de que ambos son términos sinónimos para la misma cosa, los servicios sacrificiales de tarde y mañana. En realidad, ambos términos ocurren juntos en los pasajes mencionados más arriba con respecto a los dos servicios diarios de culto.
(En 8:11 y 14, la NRSV añade - correctamente - "sacrificio" al termino "regular", tamid, en reconocimiento del hecho de que tamid se refiere a los sacrificios diarios o regulares).
La palabra tamid, "continuo (continuamente)", "diario (diariamente)" ocurre 104 veces en el Antiguo Testamento, 51 veces en relación con el ritual del santuario, 53 veces en otros contextos. Más de la mitad de las 51 ocurrencias relacionadas con el santuario se relacionan con el sacrificio continuo (32 de las 51 veces); y 19 veces con el pan de la proposición, la lámpara, la ofrenda de harina, y otros aspectos del santuario y su ritual.
La palabra hebrea nitsdaq nunca significa "purificado", como la traduce la KJV. Nitsdaq es la forma pasiva del verbo tsadaq, "estar recto", y significa "ser puesto recto", o como la traduce la NRSV, "ser restaurado a su legítimo estado". Si Daniel hubiese querido decir "purificado", habría usado la palabra taher, que sí significa "purificado" y siempre se refiere a la purificación ritual, en contraste con tsadaq, que siempre lleva la connotación de rectitud moral.
Daniel 8:14 tiene que ver con el significado del servicio de culto sacrificial, no con si se llevaba a cabo correctamente o no. Afirmaba la continuada lealtad de Israel a Dios y su compromiso con su relación de pacto con Él, al comienzo y nuevamente al final de cada día. La KJV basó su traducción de nitsdaq como "purificado" en la Vulgata latina, que dice mundabitur, y la Septuaginta griega, que dice katharisthesetai, las cuales denotan purificación ritual, reflejando probablemente la purificación ritual del templo después de que fue profanado por Antíoco IV Epífanes en el año 167 A.C., como está registrado en 1 Macabeos 4:36-54.
En la KJV, "el Mesías Príncipe" de Daniel 9:25 y el "Mesías" del versículo 26, respectivamente, constituyen una interpretación, no la traducción, del texto hebreo. El texto hebreo dice "un ungido, un príncipe" o "un príncipe ungido" en 9:25 y "un ungido" en el versículo 26. Al hacerlo, la KJV comete el doble error de: (1) traducir el hebreo indefinido como definido, y (2) identificar arbitrariamente al príncipe ungido como Cristo Jesús.
Este doble error automáticamente indujo a los pioneros adventistas a otro error, de más bulto, en el versículo 27, que consideramos más abajo.
Por supuesto, la palabra inglesa "messiah" translitera con exactitud el messias griego, que a su vez translitera la palabra hebrea mashhiach, y la palabra inglesa "Christ" traduce correctamente la palabra griega messias. Pero los traductores de la KJV no tenían ninguna razón legítima para traducir el indefinido hebreo como definido e identificar como Cristo Jesús al príncipe ungido de Daniel 9:25 y 26.
La traducción, en la KJV, de "siete semanas, y sesenta y dos semanas" de 9:25, que implicaban un total de sesenta y nueve "semanas" entre "la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén" y la venida del Mesías Príncipe, falsifica bárbaramente la sintaxis hebrea del versículo 25.
La sintaxis hebrea requiere que el período de siete semanas sea el tiempo entre "la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén" y el "príncipe ungido" al que se refiere, y que las "sesenta y dos semanas" se refieran a la duración de los "tiempos angustiosos" durante los cuales la "plaza" y el "muro" permanezcan levantados antes del malvado "príncipe que ha de venir" del versículo siguiente.
La NRSV traduce correctamente la sintaxis hebrea del versículo 25: "... habrá siete semanas; y por sesenta y dos semanas [Jerusalén] será reconstruida ...". El versículo 26 confirma el hecho de que las siete semanas y las sesenta y dos semanas son dos períodos de tiempo distintos, no un solo período de tiempo compuesto. El lenguaje hebreo a través del Antiguo Testamento confirma esta conclusión.
Los que formularon la interpretación adventista tradicional de Daniel 8:14 fueron inducidos a equivocación por estos cuatro errores en la KJV. Si hubiesen trabajado directamente con el texto hebreo de Daniel, o una traducción inglesa exacta, nunca habrían inventado la interpretación adventista tradicional".