Re: Las 70 semanas t í ñ á ¿ ? é ó á ú
Re: Las 70 semanas t í ñ á ¿ ? é ó á ú
Bueno, "lorito" (el que siempre sale "desplumadito"), yo no sabìa que ahora, a los "enlataditos" les llaman: "trabajo de investigacion"...JA, JA, JA, JA, JA....
Aunque de todas formas, todo ese "barraje literario", simplemente es un poco mas de las conocidas manipulaciones doctrinales de tu secta adventista...
JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JAAAAAAAAA.......
HOLA A TODOS.
Estimados hermanos, yo pienso que frente a esta andanada de "enlataditos" que nos ha "disparado" el tal "lorito", lo mejor es echarle una miradita a algunas de las cosas que revelò el difunto erudito adventista, Dr. Cottell:
"La primera vez que encontré problemas, con la interpretación tradicional de Daniel 8:14 profesionalmente, fue en la primavera de 1955, durante el proceso de redactar comentarios sobre el libro de Daniel para el tomo 4 del Comentario Bíblico Adventista.
Como obra destinada a cumplir con los más precisos estándares eruditos, teníamos el propósito de que nuestro comentario reflejara el significado que obviamente se habían propuesto los escritores bíblicos. Como comentario adventista, también debía reflejar, con tanta precisión como fuese posible, lo que los adventistas creen y enseñan. Pero en Daniel 8 y 9, encontramos absolutamente imposible cumplir con estos dos requisitos.
En 1958, Review and Herald Publishing Association necesitaba nuevas placas de impresión para el libro clásico Bible Readings [Lecturas Bíblicas], y se decidió revisarlo donde fuese necesario para conformarlo con el Comentario. Volviendo al libro de Daniel, decidí intentar una vez más encontrar un modo de ser absolutamente fiel tanto a Daniel como a la interpretación tradicional adventista de 8:14, pero nuevamente encontré que era imposible.
Luego formulé seis preguntas en relación con el texto hebreo del pasaje y su contexto, las cuales presenté a cada uno de los maestros de escuela superior versados en hebreo, y a cada director de departamento de religión en todas nuestras escuelas superiores de Norteamérica -- todos ellos amigos personales míos. Sin excepción, contestaron que no existe ninguna base ni lingüística ni contextual para la interpretación tradicional adventista de Daniel 8:14.36.
Cuando los resultados de este cuestionario llamaron la atención del presidente de la Conferencia General, él y los Oficiales nombraron un supersecreto Comité Para Problemas con el Libro de Daniel, del cual yo era miembro. Reuniéndonos de modo intermitente durante cinco años (1961-1966), consideramos 48 documentos relativos a Daniel 8 y 9, y en la primavera de 1966 suspendimos las reuniones sine die, sin haber podido llegar a un consenso.
La experiencia sobre Daniel con el Comentario, que ya he mencionado, me llevó a un estudio profundo, abarcante, sin prisas, en mi tiempo libre, de Daniel 7 al 12, que continuó sin interrupción durante diecisiete años (1955-1972), en busca de una solución concluyente para el problema del santuario. Mi objetivo era estar plenamente preparado, con información bíblica definitiva y objetiva, la próxima que se suscitara la cuestión en el curso de mi ministerio a favor de la iglesia.
Entre otras cosas, memoricé, en hebreo, todas las porciones pertinentes de Daniel 8 al 12 (60 versículos) para poder recordarlas y compararlas instantáneamente, llevé a cabo exhaustivos estudios de más de 150 palabras hebreas pertinentes a través del Antiguo Testamento, palabras que Daniel usa, estudié en detalle la gramática y la sintaxis hebreas, hice un minucioso análisis de los datos contextuales, comparé las traducciones de Daniel en griego antiguo y latín, investigué los pasajes pertinentes apócrifos y en el Nuevo Testamento, seguí la pista de la interpretación judía y cristiana de Daniel desde los tiempos antiguos hasta los modernos, y efectué un estudio concienzudo de la formación, desarrollo, y subsiguiente experiencia adventista con la doctrina tradicional del santuario.
Después de un tiempo, incorporé los resultados de esta investigación en un manuscrito de 1100 páginas, que más tarde reduje a 725 páginas, pero que decidí no dar a la luz para su publicación hasta que fuese el momento apropiado.
Las consideraciones que enteceden demuestran de manera concluyente que nuestra interpretación tradicional de Daniel 8:14, el santuario, y el juicio investigador, como lo establece el Artículo 23 de las Creencias Fundamentales, no refleja con exactitud la enseñanza de la Biblia con respecto al ministerio de Cristo a nuestro favor desde su regreso al cielo.
Cuatro grandes errores de traducción en Daniel 8:14 y 9:25-26 en la versión KJV, de los cuales tanto William Miller como los pioneros adventistas obviamente no tenían conocimiento, les extraviaron inadvertidamente.99
En la versión KJV, Daniel 8:14 dice: "Hasta dos mil y trescientos días; luego el santuario será purificado". Aquí y en el capítulo 9, la KJV refleja erróneamente el texto hebreo de Daniel en cuatro puntos específicos. En el texto hebreo original y en la New Revised Standard Version (NRSV) dice: "Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será restaurado a su estado legítimo".
La palabra hebrea para "días", yamim, no aparece en el texto hebreo de 8:14, que dice simplemente erev boquer, "tarde mañana". "Días" es la interpretación, no la traducción. Cuando Daniel quería decir "días", consistentemente escribía "días", yamim.
Dondequiera que aparecen las palabras erev y boquer en un contexto del santuario (como en 8:14), se refieren, sin excepción, a los servicios de culto de los sacrificios o a algún otro aspecto del santuario y sus servicios rituales.
Estos sacrificios se ofrecían tamid, "regularmente", al final de cada tarde antes de la puesta del sol, y temprano cada mañana, después de la salida del sol. Véase, por ejemplo, Éxodo 29:38-42 y Números 28:3-6. Algunas veces, erev precede a boquer en vista de la costumbre hebrea de iniciar cada día a la puesta del sol, refiriéndose erev específicamente a la luz menguante del día asociada con la puesta del sol, y boquer a la creciente luz del día asociada con la salida del sol, no a las porciones de oscuridad y de luz de un día de 24 horas.
La interpretación tradicional considera a erev boquer, "tarde mañana", un término compuesto que significa un día de 24 horas. Pero, según el versículo 26, haerev we haboquer, "la tarde y la mañana" son entidades separadas, como lo requiere el artículo definido repetido.
Tanto la pregunta del versículo 13 como la respuesta del versículo 14 se enfocan sobre el santuario y el tiempo durante el cual el continuo sacrificio (tamid) fue prohibido. En consecuencia, en el versículo 14, erev boquer debe entenderse, en un contexto de culto del santuario, específicamente con referencia al continuo sacrificio (tamid).
Nótese también que la pregunta del versículo 13, para la cual el versículo 14 es la inspirada respuesta, se refiere a por cuánto tiempo sería "pisoteado" el tamid, el "continuo sacrificio" ya mencionado en el versículo 11. En lugar de tamid en el versículo 13, sin embargo, el versículo 14 tiene la expresión erev boquer, llamando la atención, por lo tanto, al hecho de que ambos son términos sinónimos para la misma cosa, los servicios sacrificiales de tarde y mañana. En realidad, ambos términos ocurren juntos en los pasajes mencionados más arriba con respecto a los dos servicios diarios de culto.
(En 8:11 y 14, la NRSV añade - correctamente - "sacrificio" al tée;rmino "regular", tamid, en reconocimiento del hecho de que tamid se refiere a los sacrificios diarios o regulares).
La palabra tamid, "continuo (continuamente)", "diario (diariamente)" ocurre 104 veces en el Antiguo Testamento, 51 veces en relación con el ritual del santuario, 53 veces en otros contextos. Más de la mitad de las 51 ocurrencias relacionadas con el santuario se relacionan con el sacrificio continuo (32 de las 51 veces); y 19 veces con el pan de la proposición, la lámpara, la ofrenda de harina, y otros aspectos del santuario y su ritual.
La palabra hebrea nitsdaq nunca significa "purificado", como la traduce la KJV. Nitsdaq es la forma pasiva del verbo tsadaq, "estar recto", y significa "ser puesto recto", o como la traduce la NRSV, "ser restaurado a su legítimo estado". Si Daniel hubiese querido decir "purificado", habría usado la palabra taher, que sí significa "purificado" y siempre se refiere a la purificación ritual, en contraste con tsadaq, que siempre lleva la connotación de rectitud moral.
En la KJV, "el Mesías Príncipe" de Daniel 9:25 y el "Mesías" del versículo 26, respectivamente, constituyen una interpretación, no la traducción, del texto hebreo. El texto hebreo dice "un ungido, un príncipe" o "un príncipe ungido" en 9:25 y "un ungido" en el versículo 26. Al hacerlo, la KJV comete el doble error de: (1) traducir el hebreo indefinido como definido, y (2) identificar arbitrariamente al príncipe ungido como Cristo Jesús.
Este doble error automáticamente indujo a los pioneros adventistas a otro error, de más bulto, en el versículo 27, que consideramos más abajo.
Por supuesto, la palabra inglesa "messiah" translitera con exactitud el messias griego, que a su vez translitera la palabra hebrea mashhiach, y la palabra inglesa "Christ" traduce correctamente la palabra griega messias. Pero los traductores de la KJV no tenían ninguna razón legítima para traducir el indefinido hebreo como definido e identificar como Cristo Jesús al príncipe ungido de Daniel 9:25 y 26.
La traducción, en la KJV, de "siete semanas, y sesenta y dos semanas" de 9:25, que implicaban un total de sesenta y nueve "semanas" entre "la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén" y la venida del Mesías Príncipe, falsifica bárbaramente la sintaxis hebrea del versículo 25.
La sintaxis hebrea requiere que el período de siete semanas sea el tiempo entre "la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén" y el "príncipe ungido" al que se refiere, y que las "sesenta y dos semanas" se refieran a la duración de los "tiempos angustiosos" durante los cuales la "plaza" y el "muro" permanezcan levantados antes del malvado "príncipe que ha de venir" del versículo siguiente.
La NRSV traduce correctamente la sintaxis hebrea del versículo 25: "... habrá siete semanas; y por sesenta y dos semanas [Jerusalén] será reconstruida ...". El versículo 26 confirma el hecho de que las siete semanas y las sesenta y dos semanas son dos períodos de tiempo distintos, no un solo período de tiempo compuesto. El lenguaje hebreo a través del Antiguo Testamento confirma esta conclusión.
Los que formularon la interpretación adventista tradicional de Daniel 8:14 fueron inducidos a equivocación por estos cuatro errores en la KJV. Si hubiesen trabajado directamente con el texto hebreo de Daniel, o una traducción inglesa exacta, nunca habrían inventado la interpretación adventista tradicional.
Su segundo error fue adoptar la interpretación de día por año de la profecía bíblica. Ese pseudo-principio, inherente a la interpretación historicista de la profecía bíblica, fue inventado en el siglo noveno por el erudito judío Nahawendi como un dispositivo para hacer que las profecías de Daniel fuesen relevantes para su tiempo.
Baste observar aquí que no existe base bíblica en lo absoluto para este así llamado principio.
En la actualidad, cualquiera que cometa errores garrafales exegéticos como éstos, es descartado automáticamente, como un estudiante de Biblia indigno de confianza.
Si los pioneros de nuestro mensaje hubiesen seguido los principios del método histórico, jamás habrían llegado a las conclusiones a las que llegaron, y jamás habrían experimentado el amargo desengaño del 22 de octubre de 1844".