Mira Pedrito. Empleas mucho tiempo en lanzar todo tipo de ataques a discreción hacia lo que tú crees, es el enemigo. A veces la verdad duele, claro que sí y estoy de acuerdo contigo, pero para que la verdad dicha con propiedad duela, primero hay que tenerla de nuestro lado, asida con fuerza, para compartirla con los que carecen de ella en todos los sentidos posibles, aunque les duela. Tú, al igual que todos los foristas de ideología trinitaria, parecieran más bien como descendientes directos de los otrora defensores del “Cristo de sus Amores”, cuando, al unísono y decididos, blandieron la espada de la incomprensión e inmolaron a cuanto “hereje” se les atravesaba en el camino, ajusticiándolo hasta la muerte o la tortura por el “pecado imperdonable” de discrepar de la excesiva religiosidad que pregonaban al mundo alabando al Príncipe de Paz, por un lado y, por otro, adorando al dios de la guerra y de la infame intolerancia, creyendo con ello tener todo el derecho exclusivo de la revelación Divina.
Lo que tú tocas de nuestra organización sobre las perspectivas y creencias en una incipiente etapa del despertar espiritual del pueblo que el Altísimo ha preparado para pregonar Su Justicia al desmembrado mundo que nos ha tocado vivir, es una insignificancia majadera y además off-topic, si la comparamos con la impresionante maldad e hipocresía religiosa causada por todos aquellos “pregoneros de justicia” y “seguidores” del Mártir del Calvario; toda esa canalla religiosa de la obscuridad espiritual que caracterizó a quienes fueron los verdaderos forjadores de la llamada cristiandad, linaje de donde procede toda ese demoníaco enredo escatológico que, cual estribillo coloquial que adornan las letanías al mejor estilo del catolicismo romano, es lo que motiva tu equivocada concepción de lo que significa, para ustedes, el verdadero Evangelio del Señor Jesús, tan lejos y tan olvidado por la carencia de acciones que lo enaltezcan y le honren, pero no con los labios y melosas cantaletas pegajosas, ni con el ruidoso y consuetudinario acompañamiento panderetero que exaltan los ánimos e histrionismos propios de los que sólo eso pueden hacer por su “Señor y Maestro”.
La historia religiosa de la cristiandad es una historia vergonzosa de derramamiento de sangre de millones de personas a través de muchos siglos en donde el más famoso nombre, ACLAMADO en todas estas deplorables acciones que empañan el cristianismo a la vista del mundo, es el de JESUS; pero el JESUS que ustedes se han inventado, al que no le creen ni una sola de las palabras que con tanta rigurosidad dejó plasmadas en las páginas de la Biblia.
Y no me vengas ahora con que tú también eres un “lobo solitario” o “cristiano de por libre”, que andan por esas “calles de dios” enseñando sus propias “revelaciones” con raquíticas parsimonias que empequeñecen a los “cuentos artificiosamente tramados” con que la infame “saga” de los defensores de la “cruz” del supuesto “Señor” a quien dicen adorar, pregonan las filosofías propias de la más alta incomprensión racional, con tal de convencerse a sí mismos, de la veracidad que pregonan. Todas esas traducciones de la Biblia que han alterado a su gusto y capricho, obedeciendo los designios del mal que reina, como “león rugiente al acecho” contra todo lo bueno, noble y limpio que dejaron las inalterables enseñanzas del Hijo de Jehová, son el verdadero reflejo de la ignorancia espiritual y racional que ha reinado por siglos en el trono del hombre.
Linda analogía empleas para referirte a uno de los aspectos posibles en las relaciones entre las personas con las que interactuamos todos los días y con las que nos diversificamos en nuestras relaciones humanas para conocer a todas ellas con solo mirarles a los ojos. El que una apropiada analogía sirva de refuerzo para la comprensión apropiada de muchos de los pasajes de las Escrituras, no es razón para abandonar la grandeza de la enseñanza que nos transmite. Una analogía es una forma de explicar una realidad con ejemplos e imágenes que la mente humana puede interpretar y convertirlas luego, en adecuadas enseñanzas como pequeños o grandes avances de la realidad que se nos quiso transmitir. Cristo, el Poder de Dios y la Sabiduría de Dios es más que un simple “reflejo” de la Deidad Suprema Jehová Dios, o de algún “vago sentido” de la sustancia misma del Altísimo.
Todo lo que escribieron sus apóstoles fieles fue en base a lo que su Señor y Maestro les inspiró, basado en la realidad de su aparecimiento en la Tierra, como el “Mesías” prometido milenios atrás, aparecido e identificado como el Hijo del Verdadero Dios Jehová. La unidad de la que hablas pareciera perderse en el horizonte de la incomprensión cuando tratas de hacernos creer que dicha UNIDAD DE ESPÍRITU que existe entre el Hijo y el Padre, es tan, pero tan estrecha, que la distancia que Cristo siempre interpuso entre su divinidad y la de su Padre; entre su gloria y la de su Dios y por la que entregó su vida, se pierde para siempre dejando a ciegas la exaltación del verdadero Ser del Señor Jesús, como una persona independiente; capaz de razonar, de amar, de obedecer a quien siempre consideró su Dios y Padre, desde cualquier perspectiva por donde se analice, en toda la plenitud de lo que significan estos hechos, sin menoscabo de la realeza y dignidad otorgados por la Divinidad Suprema, a la propia dignidad del que fue heredado y bendecido con un “nombre por encima de todo otro nombre; más grandioso incluso que el de sus compañeros angélicos” por encima de toda la creación del Todopoderoso Jehová de los Ejércitos.
Lo que enseña tu analogía es una parte de la gran diversidad de aplicaciones que tienen las relaciones más estables y unidas que podamos concebir. Lo que no enseña es la correcta analogía de la enseñanza de Jesucristo, cristalina y sencilla todo el tiempo, capaz de hacerse entender hasta por un simple muchachito de tierna edad. El que se nos diga que a Dios lo contemplamos, como dijo el apóstol Pablo en la carta a los Romanos, observando sus “cualidades invisibles… cuando se “observan por medio de las cosas hechas”, no es más que una analogía propia de una mente receptiva y lógica cuando “vemos” a Dios en su propia creación; lo que no significa deducir e intuir y, mucho menos creer, que esa “creación” que nos “habla de Dios” es, ¡DIOS! (de manera indivisible).
El receptor de cualquier enseñanza tiene que aprender a discernir las diferencias estructurales que existen entre la realidad de una simple alegoría, y la realidad de una personalidad con criterio propio y con una definición espiritual inteligente que lo hace distinto en todo sentido, de la Fuente inagotable de donde “emanó” como ser dependiente también de la Poderosa Voluntad del Creador Absoluto; porque esto fue lo que enseñó Cristo. El que nuestros sentidos pertenezcan a nuestro cuerpo y por él se manifiesten, no significa que entonces, si Dios se manifestó a través de Jesucristo, el Señor Jesús pertenezca a Dios como algún otro “sentido” que le dé identidad y propósito al Todopoderoso como si Él necesitara de semejantes apoyos para autodefinirse como Dios. Palabras como estas dichas por uno de sus apóstoles: “Él nos libró de la autoridad de la oscuridad y nos transfirió al reino del Hijo de su amor” de Colosenses 1:13 cobran vida y nos demuestran la total independencia de la persona de Jesús con relación a Dios, su Padre, capaz de amar a un Hijo, su Primogénito y Unigénito, como algo totalmente separado capaz de motivar en el Padre, el sentimiento más sublime del amor, característica por excelencia de la personalidad del SUPREMO HACEDOR. Si bien nuestros sentidos operan a uno y de conformidad con nuestra voluntad interna de lo que somos, también es cierto que somos millones de humanos; seres independientes entre sí, criaturas de Dios hechos a su imagen y semejanza, con gran capacidad para razonar, pensar y amar, desplegando a veces un prodigioso don de comunicarnos espiritualmente, dejando que nuestros más elementales sentidos no intervengan cuando estamos hablando con nuestro Magnífico Hacedor y, de conformidad con la realidad de nuestro ser, nos HACEMOS “UNO” CON EL Y CON LOS QUE CONSIDERAMOS NUESTROS HERMANOS ESPIRITUALES.
La parábola que exhibes como si fuera algún misterioso subterfugio filosófico de la mente del Señor Jesús, no es más que otro de los lamentables desaciertos de la incomprensión y la ignorancia de la exégesis bíblica que manejan y con la que, con tu permiso ya expreso, “engatusan” a las “cándidas y abandonadas” ovejitas que se acercan a la mesa que ustedes les tienen ya preparada y en donde solamente logran alimentarlas de esas migajas que caen indolentemente de sus propios “banquetes” filosóficos; de todos los contrasentidos interpretativos que hacen de las Escrituras, que como bien lo resaltas con la parábola del “rico y Lázaro” de nuestra propia traducción de la Biblia, caen, esas “migajas sin ningún valor nutritivo, para que las abandonadas ovejas que dispersaron tengan al menos algo para entretenerse, mientras, en la mayoría de los casos, las trasquilen cuando caigan como víctimas inocentes del infame diezmo para mantener las bajezas impropias del pastor de turno.
La impresionante e implacable carencia de la inspiración Divina más elemental que Jehová otorga a quienes le sirven con hechos, ustedes ni la conocen. Ustedes que hacen exactamente lo contrario de lo que pregonó Jesucristo; ustedes que justifican hasta el colmo el no salir a las calles a “predicar de casa en casa”, de ciudad en ciudad y de “aldea en aldea”; que no demuestran esa fuerza característica de los verdaderos seguidores de Señor en todo sentido, son la verdadera némesis del Cristo y su peor enemigo como clase. Y parafraseando a Isaías, les cito la sentencia del mismísimo Jehová a Israel cuando dijo: “Ustedes me llaman Señor, Señor, pero no hacen las cosas que les digo. Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí; es en vano que sigan adorándome, porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas”. No con simples palabras zalameras se enaltecen los ideales que distinguieron la Gloria otorgada a Jesús por su Padre. Nadie que se precie de ser DIOS TODOPODEROSO y EXCELSO EN AMOR Y SABIDURÍA, se iba a prestar para el jueguito ese que ustedes le han montado de que se “imaginó un Hijo” de cuyo “reflejo” se enamoró, no de sus cualidades que le dieron honra como un ser distinto con la capacidad de amar y sentir afecto por Aquél de quien provenía. Un DIOS de semejante calibre que “mintió” (aseguran ustedes con sus hechos) que se prestó para una “estafa sin escrúpulos”; capaz de hacer toda una trama cruel y mentirosa pretendiendo nombrar un “Hijo” de su propia creación y a quien dijo heredar la Gloria del Universo cuando no era cierto para nada en absoluto, es ruin e inicuo de su parte.
Ustedes son los que cargarán con semejante responsabilidad sobre sus cabezas y ustedes se harán responsables ante el Tribunal de Cristo, cuando, creyendo haberle agradado en grado sumo, todavía estés dispuesto, rebozando de una ficticia felicidad, recitándole tu pegajoso estribillo de “Mi Señor, mi Padre y mi Dios” cuya respuesta por parte del Señor no se hará esperar cuando desencante por completo tu insistente postura, diciéndoles: “Apártense de mí que nunca los conocí, obreros del desafuero”.
Ustedes definitivamente la tienen “mocha”, como decimos por aquí. Y para colmo de males, utilizan Biblias más manoseadas y curtidas que “pasamanos de autobús”, en donde han hecho lo que les ha dado la gana para acomodarla a sus intereses apóstatas con tal de hacerle el jueguito a satán.
Y, como si fuera poco, todavía se nos vienen encima sacándonos “los chuicas sucios” de nuestra historia como si con eso adormecieran sus propias conciencias por las barbaridades que en el Nombre de Jesús, no solo han proferido cientos de profecías fallidas en casi todas las denominaciones principales, alegando en ellas una “revelación milagrosa de la Divinidad”, sino que siguen vaticinando el “fin del mundo” a vista y paciencia de la feligresía adormecida en todas esas iglesias “madre” de las que provienen ustedes. Todavía más, para terminar de arreglarla, se distancian de sus propios “padres espirituales” que los “engendraron” y se “van de la casa” y se hospedan en cualquier bunker desolado y frío en donde comienzan toda una nueva vida a su antojo, pretendiendo con ello, acallar las conciencias adormecidas por el escandaloso desorden dejado por sus progenitores.
De los “dientes para afuera”, todo aquello que dicen comprender en la realidad de su más profunda condición espiritual, no comprenden absolutamente nada de nada y es allí cuando comienzan las “peripecias” de los verdaderos “actores místicos”, que con toda una impresionante exhibición histriónica de sus disquisiciones filosóficas y habilidades para el engaño, pretenden dar una explicación teológica personal, al supuesto amparo de un “espíritu revelador”, capaz de decir, como los otrora judíos del primer siglo, “como padre tenemos a Abraham”.
Así que te aconsejo que antes de volver a citar nuestras “incongruentes perspectivas” (que sí lo han sido y se ha reconocido) y de los “cambios” (aunque pocos) pero sí se han hecho ajustes al entendimiento gradual de la Biblia (tampoco es el pecado imperdonable) como pretenden presentarlo a la opinión pública; antes de “ver” la paja en el ojo ajeno, primero veas la “ENORME VIGA” que del todo IMPIDE LA VISION a todos esos “representantes” del “Señor Jesús”; de todas las denominaciones, de todos los crímenes que en su nombre han ejecutado y de todas las infames guerras que han librado, con la venia y el permiso de sus “consejeros espirituales” para que, hermano con hermano, se destruyan entre sí en el “Nombre de tu Señor, Padre y Dios” que profieres con elaborada religiosidad.
Saludos.