La Trinidad. La unidad de Dios no excluye en absoluto la distinción entre las personas de la divinidad. Ya el AT deja entrever esta distinción, aunque ciertamente de una manera velada, ya que era sobre todo la unidad de Dios lo que debía ser destacado frente al politeísmo ambiental. Incluso si no se quiere tener en cuenta la forma plural Elohim unida a un verbo en singular, debido a que este hecho recibe varias interpretaciones, hay textos en los que el nombre de Dios es aplicable por adelantado al mesías (Sal. 45:7-8; Is. 9:6)
45:7 Has amado la justicia y aborrecido la maldad;
Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más que a tus compañeros.
45:8 Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos;
Desde palacios de marfil te recrean.
9:6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. ; también siendo que el nombre del señor equivale al nombre inefable de Jehová, se ha de considerar el Sal. 11:1. Con Jehová se asocia un Hijo (2 S. 7:14; Pr. 30:4; cp. Sal. 2:12)
7:14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;
30:4 ¿Quién subió al cielo, y descendió?
¿Quién encerró los vientos en sus puños?
¿Quién ató las aguas en un paño?
¿Quién afirmó todos los términos de la tierra?
¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?
2:12 Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira.
Bienaventurados todos los que en él confían..
El pasaje acerca de la Sabiduría en Proverbios (cap. 8) nos la presenta como un ser personal, y no como una abstracción, hasta tal punto que, desde el mismo marco de referencia del judaísmo, sus filósofos llegaron a la conclusión de la existencia de un mediador, el Logos, entre Dios y el mundo.
El Espíritu de Dios es igualmente mencionado con frecuencia en el AT, y ello en términos que implican a la vez Su existencia propia y su unidad sustancial con Dios (Gn. 1:2; Sal. 51:13; 2 S. 23:2)
1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
51:13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti
23:2 El Espíritu de Jehová ha hablado por mí,
Y su palabra ha estado en mi lengua.
23:3 El Dios de Israel ha dicho,
Me habló la Roca de Israel:
Habrá un justo que gobierne entre los hombres,
Que gobierne en el temor de Dios. .. Al llegar al NT hallamos allí la doctrina de la Trinidad netamente formulada, aun cuando no se emplee este termino. De entrada, el NT es tan formal como el AT al afirmar la unidad de Dios (Mr. 12:29; Stg. 2:19)
12:29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.
2:19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. . La divinidad del Hijo y del Espíritu Santo no contradice en nada este hecho. Pablo opone el solo Dios y Padre y el solo Señor Jesucristo a la multiplicidad de las divinidades y de los señoríos de paganismo
(1 Co. 8:5,6)
8:5 Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),
8:6 para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él. . Así, en el seno de la esencia divina única se puede distinguir 3 personas que reciben igualmente el nombre de Dios, que en el seno de la Deidad mantienen unas relaciones a nivel interpersonal. Seria prolijio enumerar todos los pasajes donde este nombre se aplica al Padre. He aquí unos ejemplos: Jn 20:17; 1 Ts. 1:1; P. 1:2; Stg. 1:27; Jud. 1.
El Hijo es llamado Dios por el apóstol Juan (Jn. 1:1; 1 Jn. 5:20)
1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
5:20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. , por el apóstol Pedro (2 P. 1:1)
1:1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: , por el apóstol Pablo (Tit. 2:13; Ro. 9:5)
2:13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 9:5 de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. , por el autor de la epístola a los Hebreos (1:8).
1:8 Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;
Cetro de equidad es el cetro de tu reino.
El Texto mas contundente es aquel en el que el mismo Jesús acepta que se le llame asi (Jn. 20:28).
20:28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
En cuanto al Espíritu Santo, es evidente en base de Hch. 5:3, 4
5:3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?
5:4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
Que mentirle a El es lo mismo que mentir a Dios. Ello es debido a que se trata de Dios. Su personalidad queda también evidenciada por cuanto tiene voluntad (He. 2:4)
2:4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. ; se comunica (He. 9:8); conduce a los suyos (Ga. 5:18) :8 Esta persuasión no procede de aquel que os llama. ; justifica (1 Co. 6:11)
6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. enseña (1 Co. 2:13) 2:13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. ; y da testimonio (Ro. 8:16) 8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. ,
aparte de muchas otras actividades, de las que se mencionan varias principales en Jn. 14, 15 y 16.
Las 3 Personas de la Trinidad son mencionadas juntas en la formula bautismal (Mt. 28:19) 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y en la bendición apostólica (2 Co. 13:14)
13:14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.;
también en 1 Co. 12:4,6 12:4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
12:6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.
y en Ef. 4:4-6
4:4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
4:5 un Señor, una fe, un bautismo,
4:6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. , de manera que queda implicada su distinción. Esta distinción queda además posiblemente destacada aun mas claramente en los pasajes que las 3 Personas aparecen con funciones distintas: Por ejemplo, en el bautismo de Jesús, el Padre da testimonio del Hijo, sobre quien desciende el Espíritu Santo (Mt. 3:16, 17)
3:16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.
3:17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. ; a su muerte, el Hijo se ofrece al Padre por el Espíritu (He. 9:14)
9:14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? ; en Pentecostés, el Padre envía el Espíritu Santo en nombre del Hijo, y el Hijo le envía de parte del padre
(Jn. 14:26; 15:26)
14:26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. En nuestra experiencia de la salvación, la distinción entre las personas se nos hace clara. Somos salvados según la presencia de Dios Padre. Es el Hijo quien se ofreció en sacrificio para la redención. Es el Espíritu Santo quien aplica las bendiciones (1 P. 1:2)
1:2 elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
Pero esta distinción no esta limitada a la administración de la salvación, sino que existe desde toda la eternidad en el seno de la esencia divina (Jn. 17:5).
17:5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
Para acabar de precisar esta doctrina, debemos mencionar los textos que destacan la unidad entre las 3 personas; el primer libro en antigüedad del NT, la 1.era Epístola a los Tesalonicenses, presenta al Padre y al Hijo de tal manera unidos, que el verbo que denota la acción de ellos esta en singular, lo que es tan contrario a todas las leyes de la gramática griega como pueda serlo a la gramática de la lengua castellana. “Mas el Dios y Padre nuestro, y Señor Jesucristo, dirija (sic) nuestro camino” (3:11)
3:11 Mas el mismo Dios y Padre nuestro, y nuestro Señor Jesucristo, dirija nuestro camino a vosotros. . Jesús dijo de manera explicita: “Yo y el Padre somos una sola cosa” (Jn. 10:30)
10:30 Yo y el Padre uno somos.
Por su parte el Espíritu Santo esta tan estrechamente unido al Padre y al Hijo, que por su venida al corazón vienen a morar allí (Jn. 14:17, 23)
14:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
La subordinación del Hijo al Padre y la del Espíritu Santo al Padre y al Hijo no implican diferencia alguna de esencia entre las tres Personas.