1. tr. Dar nuevo ser a algo que degeneró, restablecerlo o mejorarlo. U. t. c. prnl. 2. tr. Hacer que alguien abandone una conducta o unos hábitos reprobables para llevar una vida moral y físicamente ordenada. U. t. c. prnl.
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2 Pedro 2:1-22
[1]Pero
hubo también falsos profetas entre el pueblo,
como habrá entre vosotros falsos maestros,
que introducirán encubiertamente
herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató,
atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. [2]
Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, [3]
y por avaricia harán mercadería de vosotros
con palabras fingidas.
Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y
su perdición no se duerme. [4]Porque
si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; [5]
y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia,
con otras
siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;
[6]
y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y
poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, [7]
y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados [8](porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), [9]
sabe el Señor librar de tentación
a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; [10]y
mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e
inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores,
[11]mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor.
[12]Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, [13]recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. [14]Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. [15]
Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad,
[16]y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta. [17]
Estos son fuentes sin agua, y
nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. [18]
Pues hablando palabras infladas y vanas,
seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones
a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. [19]
Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció [20]
Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo,
enredándose otra vez en ellas
son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. [21]Porque
mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia,
que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. [22]
Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.