Re: LA LEY ESTA ABOLIDA PARA EL QUE ESTA EN CRISTO
Nadie dice que la ley es mala, los requerimientos de la ley son buenos, santos y justos; eso no está en discusión. Lo que sí está en discusión, es el carácter legal que tenían esos mandamientos en el antiguo testamento. La ley fue abolida como ley, no como arquetipo de lo que es justo y bueno. Lo que quedó de esa ley es su espíritu, la letra quedó abolida. Por esto el maestro y apóstol de la iglesia dice que nosotros no somos ministros de la letra de la ley sino del espíritu de la ley.
5no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica. (2Cor.3:5)
Después sigue diciendo: 7Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, 8¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
No hay que hacer mucho esfuerzo para darse cuenta que la ley tuvo dos etapas, una la de la letra y otra la del espíritu de esa letra. Estas dos etapas están marcadas por sus propias características: La letra no entiende razones, ni entiende de misericordia, su única función es identificar el pecado, condenar e indicar el castigo dado para cada infracción, no importando si en el cumplimiento del castigo prescrito, daña su espíritu, su intención.
Si yo le doy este mandamiento a mis hijos: No fumaras, y prescribo el castigo de ser apedreado hasta la muerte para el que quebrante ese mandamiento, el día que lo atrape fumando tengo que matarlo a pedradas. Entonces, resulta que la letra del mandamiento de no fumar, me obliga a matar a aquel que quise hacer bien con un mandamiento que le di con la intención de cuidarle su salud.
En el espíritu de la letra, no hay castigo por el incumplimiento del mandamiento, pues a fin de cuentas la intención es cuidarle su integridad física.
Ahora bien, la eliminación del castigo por quebrantar la ley, se logró con derramamiento de sangre, es decir, alguien tuvo que pagar, para satisfacer la justa demanda de esa ley: La paga del pecado es muerte. Una vez que Dios resolvió este asunto en la cruz, el castigo prescrito para cada transgresión de esa ley, es eliminado y solo queda el espíritu de esa ley, que nos conforta y anima.
Cuando decimos que la ley del antiguo pacto (613 mandamientos) no está en vigencia, lo hacemos porque entendemos que cuando el castigo que prescribía la ley para el que quebrantara una de sus ordenanzas, ya no se puede consumar, ni apelando a las leyes de los hombres, pues estas leyes no permiten que se mate a nadie por adulterio, ni apelando a Dios, porque ya Jesucristo llevó en su cuerpo el castigo por todos los adulterios. Por tanto, esa ley dejó de ser letra que mata, y quedó elevada a espíritu que vivifica.
A nosotros no se nos dieron mandamientos a cumplir, a nosotros se nos dio la capacidad de poner en práctica el espíritu de la ley, mediante el Espíritu de Dios.
Saludos,
Leal
Nadie dice que la ley es mala, los requerimientos de la ley son buenos, santos y justos; eso no está en discusión. Lo que sí está en discusión, es el carácter legal que tenían esos mandamientos en el antiguo testamento. La ley fue abolida como ley, no como arquetipo de lo que es justo y bueno. Lo que quedó de esa ley es su espíritu, la letra quedó abolida. Por esto el maestro y apóstol de la iglesia dice que nosotros no somos ministros de la letra de la ley sino del espíritu de la ley.
5no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica. (2Cor.3:5)
Después sigue diciendo: 7Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, 8¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
No hay que hacer mucho esfuerzo para darse cuenta que la ley tuvo dos etapas, una la de la letra y otra la del espíritu de esa letra. Estas dos etapas están marcadas por sus propias características: La letra no entiende razones, ni entiende de misericordia, su única función es identificar el pecado, condenar e indicar el castigo dado para cada infracción, no importando si en el cumplimiento del castigo prescrito, daña su espíritu, su intención.
Si yo le doy este mandamiento a mis hijos: No fumaras, y prescribo el castigo de ser apedreado hasta la muerte para el que quebrante ese mandamiento, el día que lo atrape fumando tengo que matarlo a pedradas. Entonces, resulta que la letra del mandamiento de no fumar, me obliga a matar a aquel que quise hacer bien con un mandamiento que le di con la intención de cuidarle su salud.
En el espíritu de la letra, no hay castigo por el incumplimiento del mandamiento, pues a fin de cuentas la intención es cuidarle su integridad física.
Ahora bien, la eliminación del castigo por quebrantar la ley, se logró con derramamiento de sangre, es decir, alguien tuvo que pagar, para satisfacer la justa demanda de esa ley: La paga del pecado es muerte. Una vez que Dios resolvió este asunto en la cruz, el castigo prescrito para cada transgresión de esa ley, es eliminado y solo queda el espíritu de esa ley, que nos conforta y anima.
Cuando decimos que la ley del antiguo pacto (613 mandamientos) no está en vigencia, lo hacemos porque entendemos que cuando el castigo que prescribía la ley para el que quebrantara una de sus ordenanzas, ya no se puede consumar, ni apelando a las leyes de los hombres, pues estas leyes no permiten que se mate a nadie por adulterio, ni apelando a Dios, porque ya Jesucristo llevó en su cuerpo el castigo por todos los adulterios. Por tanto, esa ley dejó de ser letra que mata, y quedó elevada a espíritu que vivifica.
A nosotros no se nos dieron mandamientos a cumplir, a nosotros se nos dio la capacidad de poner en práctica el espíritu de la ley, mediante el Espíritu de Dios.
Saludos,
Leal