Re: LA LEY ESTA ABOLIDA PARA EL QUE ESTA EN CRISTO
¿BAJO LA LEY O BAJO LA GRACIA?
El término judaizante se refiere a aquellos que insisten en guardar las ceremonias y rituales ceremoniales del primer pacto. El término legalista se refiere a los que pretenden justificarse por las obras de la ley.
La ley de Dios es eterna (Salmos 119:142,144). La ley nunca fué dada como camino de salvación. El error de los judaizantes y legalistas del tiempo de Cristo y de Pablo, era que convirtieron la ley en un camino de salvación y ni ellos mismos podían guardar la ley (Romanos 2:21-23; 8:7).
La función de la ley es mostrarnos el pecado (Romanos 7:7). Cuando el pecador reconoce subpecado entiende que es reo de muerte, condenación y maldición, pues está bajo la ley (Romanos 3: 19). Según Lutero, "estar bajo la ley es no tener con que cumplirla. Es ser reo dectodos los castigos que impone la ley." Estar bajo la ley es no poder justificarse por las obras de la ley, ya que por las obras de la ley ninguno se justifica delante de Dios (Gálatas 2:16). La ley solo señala el pecado (Romanos 4:15). Una vez que la ley te señala el pecado y ves tu pecaminosidad, entonces la ley te conduce a Cristo (Romanos 10:4; Gálatas 3:24).
La fe no anula la ley, sino, la establece (Romanos 3:31). La gracia no desecha la ley (Romanos 6:15).
Pablo explicó muy bien la relación entre la ley y la gracia, y la ley y el evangelio en su epístola a los Gálatas. Veamos:
Gálatas 3: 21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. 22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.
23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.
24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,
26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;
27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
Aquellos que piensan que Cristo abolió el Decálogo no entienden la misión de Cristo, ni el evangelio. Una ley transgredida hizo posible la gracia de Dios al pecador. La gracia no es una licencia para pisotear los mandamientos de Dios.
Están bajo la ley aquellos a quienes la ley no ha llevado a Cristo. Son libres de la ley aquelllos que al mirarse en el espejo de la ley reconocen su pecado y aceptan como salvador personal a aquel a quién la ley les dirige: al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Dios exige perfecta obediencia a la ley para poder justificarnos (Romanos 2:13). Nosotros somos incapaces de proveer una obediencia que satisfaga las demandas divinas. En Cristo el creyente está completo o cumplido (Colosenses 2:10). Cristo le dio a la ley la perfecta obediencia que verdaderamente nos justifica (Romanos 5:18,19). Esa obediencia nos es imputada al creer. Pero esa obediencia no anula la ley (Romanos 3:31).
El creyente obedece los mandamientos porque ha sido salvado mediante la aceptación de los méritos de Cristo. El Espíritu Santo ha grabado la ley de Dios en su mente y en su corazón (Hebreos 10:15,16). La obediencia del creyente no es legalista. Es el fruto de la justificación (Romanos 6:22) y la obra del Espíritu Santo (2 Tesalonisenses 2:13). La justicia que salva la proveyó Cristo y es del creyente por la fe.
El mensaje de la Biblia es claro.