-La primera frase del versículo de Habacuc no puede aislarse de lo que sigue, pues más bien es bienaventurado el que da de beber al prójimo, entendiendo que está sediento y que se le da agua.
-El vil propósito que vemos a continuación, ya muestra que la intención tras la ebriedad es la degradación moral en que caerán sus víctimas.
-En el relato de las bodas de Caná, lo mucho bebido no hay por qué extenderlo hasta la ebriedad, pues bien que pudo alegrar (Ecl 10:19) a los invitados sin que estos cayeran en borracheras.
El excelente vino convertido por Jesús del agua habría sido, como quiera, una contribución a que cuantos ya estaban alegres como dices llegaran bien pronto al estado de ebriedad, habiendo de ser el vino que Jesús proporcionó lo mejor de lo mejor de ninguna bodega hasta aquella fecha y después de ella. O sea, Jesús le proporcionó vino a una multitud potencialmente ebria (o alegre como dices) pronta a la embriaguez total con aquél exquisito vino que les proveyó.
Piensa eso.