Para Chon. El marido cabeza de la esposa
Para Chon. El marido cabeza de la esposa
Nota: Quizás me expongo a ser abucheado, porque como veo; usted parece tener amplios estudios bíblicos, pero aun así mi convicción es bíblica. Y la Palabra de Dios es lámpara en mi camino
Ef.5:23 Porque el Marido es CABEZA de la Mujer, así como CRISTO es Cabeza de la Iglesia,...............24 Pero así como la Iglesia esta sujeta a Cristo, también las Mujeres deben estarlo a sus Maridos en todo.
Su pregunta la puedo responder así: Jesús es Cabeza de la Iglesia, yo soy Iglesia y usted también. Pues bien; Usted y Yo nos debemos sujetar a Nuestro Señor en Todo, pues igualmente a las casadas se les manda hacer lo mismo con su esposo. ¿ó no ?
Dígame usted Pabloblanco; ¿No esta Pablo (Apóstol) comparando el sometimiento entre la pareja, con el sometimiento de la iglesia a Cristo. Diciendo claramente que el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia ?. ¿No es Cristo nuestro Señor ? (1 Pedro 3:6)
Otra Nota: espero que no tome en poco mi respuesta, tal vez usted quisiera que detallara la relación entre Cristo y su iglesia, pero talvez seria mejor que usted lo hiciera.
Bueno, pues ya que usted no ha sido capaz de ver más que un texto, allá voy:
1.- Por lo menos parece que a mi interlocutor ya le quedó claro que el texto de la cabeza no corresponde a los hombres sobre las mujeres, sino al papel del marido en el matrimonio, y por lo tanto no tiene nada que ver con el ministerio de las mujeres en la Iglesia de Cristo.
Con todo no encontrará Vd. ningún argumento en las Escrituras que ponga de relieve que ninguna de las mujeres casadas sobre las que el Espíritu derramó don de profecía ó las que se ponían el velo en Corinto para estar facultadas correctamente bajo la norma social para profetizar ú orar, o las que combatían y trabajaban duramente en la extensión del evangelio, dejasen de respetar a sus maridos y sujetarse a ellos en su vida doméstica y familiar. Porque, como verá, esta sujeción tiene más relación con la actuación de los maridos que con la disposición de las esposas. (Tampoco en nuestros días, e incluso en el mundo secular, cualquier mujer que ostenta un cargo de responsabilidad pública, ya sea presidiendo un gobierno nacional ó local, demuestra que sea en casa la jefa de su marido y este tenga que obedecer lo que ella diga sobre cuestiones familiares).
Tampoco faltaban a ello las mujeres de ministerio publico del A. T. como Debora, esposa de Lapidor, ó Hulda, esposa de Salún (que tenía por oficio guarda de las vestiduras), cuyos maridos estarían sin duda orgullosos del importante papel que Dios otorgó a sus esposas, y serían bendecidos por ello en primer grado.
Entonces dejando a un lado la cuestión del papel de las mujeres en la Iglesia, paso a tratar la relación de la pareja en el hogar de Efesios 5, como usted me pide:
2.- Empieza la frase de Pablo en Efesios:
"Someteos unos a otros en el temor de Dios, las mujeres a sus propios maridos como al Señor." (Utilice una buena traducción y verá como no se repite el verbo sino que todo ello compone una única frase). Entonces en la misma oración no se excluye que los maridos de estar sometidos también a sus esposas en el temor de Dios. Y esto último quiere decir respetando lo que Dios estableció para esta relación matrimonial, hacerlos una sola carne. También concuerda esa reciprocidad con lo expresado por Pablo a los corintios donde afirma que los maridos no tienen autoridad sobre su propio cuerpo, sino las esposas. Y que las esposas tampoco tienen autoridad sobre su propio cuerpo, sino los maridos, 1Cor. 7:4. Armoniza igualmente con la observación de que los varones que se casan tienen que ocuparse en cómo agradar a sus esposas (1Cor. 7:33). Y que las mujeres que se casan tienen que ocuparse en cómo agradar a sus maridos (1Cor.7:34). Porque el resumen matrimonial es: Así que ya no son más dos. Antes cada uno era de su manera, tenía su personalidad, su visión, intereses personales diferentes, pero cuando se casan teniendo en perspectiva el diseño matrimonial de Dios, buscarán ser convertidos a efectos de intereses, metas, propósitos y actuaciones en una sola persona. ?Los que eran dos, dejan de ser dos, para ser uno solo? (Mt. 19:6).
Esta es la base del matrimonio en el temor de Dios, es decir como Dios lo determinó
"al principio". Jesús se refiere a el justamente empleando esa frase AL PRINCIPIO, en dos ocasiones para enseñar que ese, el del principio, es el modelo original de Dios para el matrimonio, (Mt. 19:4 y 8). Así pues el modelo de Dios no es el de Moisés; tampoco el de David, ni el de Abraham. Es el del principio. Tampoco es el de Adán y Eva después de la caída, sino el de antes de ella.
3.- Pablo dice que:
El marido es cabeza de la mujer como Cristo es cabeza de la Iglesia. Aquí empiezan los paralelismos: El marido es cabeza EN LA MISMA FORMA en que Cristo es cabeza de la iglesia. No es cabeza porque si, ni de cualquier manera, es cabeza de la esposa COMO Cristo lo es de la Iglesia. ¿Como alcanzó Cristo ser cabeza de la Iglesia? Lo vamos a ver en sus propias palabras, pero en resumen ese título ó puesto se alcanza: Sirviéndola. Estando a su servicio. Ya entiendo que la mayoría de los maridos cristianos entienden esto en la clave de los pensamientos que tiene el mundo de ser cabeza, para mandar y ser servido. Pero el reglamento de valores de Cristo es justamente al contrario. Tanto en la iglesia como en el hogar, la dignidad se alcanza sirviendo.
Veamos como lo expresa Jesús: Mar 10:42-45
Pero Jesús, llamándolos, les djo: Sabéis que los que son tenidos (o se tienen) por príncipes entre los gentiles, se enseñorean de ellos, y los que entre ellos son grandes, mandan sobre ellos. Pero no será así entre vosotros: antes cualquiera que quisiere hacerse grande (cabeza, por ejemplo?)
entre vosotros (entre los cristianos, los que siguen a Jesucristo),
será vuestro servidor; y cualquiera de vosotros que quiera hacerse el primero (importante, la cabeza),
tiene que servir a todos (también a las esposas).
Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, mas para servir, y dar su vida en rescate por muchos. Este modelo de Jesús rompe con la idea de que el marido es el jefe y su esposa está para complacerle y servirle. El marido se sienta a la mesa y la mujer le sirve. El marido tira la ropa al cubo, y la mujer se la tiene que servir limpia, planchada y doblada. El marido tira los zapatos y la esposa los recoje y le lleva las zapatillas. El marido tira la toalla al suelo y deja el baño hecho un desastre y la mujer va detrás para limpiarlo. Y todo por obligación porque él es la cabeza.
Pero así es el modelo de Jesús para la iglesia, en Luc 12:37:
Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando; de cierto os digo, que él se ceñirá, y HARA QUE SE SIENTEN A LA MESA Y PASANDO LES SERVIRA. ¡Vaya la cabeza sirve a los siervos! ¿Pues que cabeza es esa? Es la cabeza bajo el modelo de Cristo. Luc 22:27
Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa ? Pues yo estoy entre vosotros como el que sirve. Es decir en el código de valores de Cristo el mayor no es la cabeza, porque El que es la cabeza, como Pablo dice, no es el que se sienta a la mesa, sino el que la sirve. Y ¿por qué? Porque en la economía del reino de Dios y vale también para los hogares de los hijos del reino,
cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado. (Luc. 14:11).
Jesús como cabeza de la Iglesia nos sirve, nos protege, nos guarda. Está con nosotros como ayudador y como respuesta de gratitud la Iglesia le honra y busca en correspondencia agradarle. Sería como esa parodia que se hace de los recién casados, siempre en tono de burla por los que no conocen el amor ágape, que expresa una actitud de amor mutuo con frases como estas: "Cariño lo hago yo". "No mujer, yo lo hago". "Que no, que lo quiero hacer yo para que tu descanses". "No me importa cansarme, descansa tú". Esa es la forma en la que la Iglesia está sujeta a Cristo, y es así como las esposas deben estarlo a sus maridos en todo, cuando estos se comportan como Cristo.
4.-
Los maridos tienen que amar a sus esposas de la misma forma como Cristo amó (El apóstol usa aquí el término griego Agapao)
a la Iglesia. Es decir que la amó con amor AGAPE. El AGAPE es el tipo de amor que Pablo describió escribiendo a los corintios en 1Co 13. Dice que es un amor
sufrido (que sufre sin recriminar),
es benigno (esta lleno de sentimientos buenos hacia el otro);
no tiene envidia (tampoco de los dones, ni del aprecio de los demás, no tiene celos),
no es prepotente (traducción más exacta de la palabra griega perpereuetai. El sentido de la palabra es justamente que no presupone la superioridad sobre los demás, y en conexión con menospreciar ó rebajar al otro, sino que lo aprecia y estima de gran valor),
no se envanece (griego phusioutai, viene a ser lo mismo que la palabra anterior, pero haciendo énfasis en que no muestra orgulloso de si mismo con respecto al otro);
no es injurioso (no insulta, no ofende de palabra),
no busca lo suyo (no es egoísta, no busca que los demás giren alrededor de uno),
no se irrita, no piensa mal (no desconfía, no está a la defensiva);
no se recrea de la injusticia(no impone su voluntad cuando esta no es justa),
mas se recrea de la verdad (reconoce la verdad y la razón ya sea a su favor ó en su contra);
todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
5.- Añade el apóstol:
Como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así tendría que entregarse el marido para que su mujer sea una mujer feliz, encantada de ser su esposa, adornada, no explotada, no reprimida, para que nada la entristezca, sino cuidada con esmero y teniendo lo mejor.
6.-
También los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.
Ya lo hemos comentado que el matrimonio "en el temor de Dios" busca la unidad. Ser uno, lo cual quiere decir dejar de ser dos, pero no por absorción, sino porque cada cónyuge aporta a ese nuevo cuerpo su diferente personalidad y resulta una sola carne formada y moldeada de ambas. Estoy seguro de que cuando un matrimonio se establece con la determinación de buscar el modelo original de Dios, con la ayuda del Espíritu Santo, y con el esfuerzo de los esposos, cuenta con la bendición de Dios para superar las pruebas de la vida y otorga a los cónyuges el mayor grado de felicidad posible. El debate por la cabeza y la sujeción pierde sentido porque desde su papel la esposa se sujeta encantada al marido e intenta complacerle en todo, y le honra en privado y en público, y no lo menosprecia y, el marido a su vez, está buscando complacerla en todo, se siente honrado, y respetado.
Pero resulta que lo habitual en los matrimonios basados en un diseño diferente a la voluntad y el deseo de Dios, y el machismo es uno de ellos, las esposas no se sujetan a sus maridos porque no encuentran en ellos y en su relación personal ninguna de las virtudes de Cristo. Los maridos que no imitan a Cristo son egoístas, prepotentes y se consideran superiores. En muchas ocasiones son violentos de palabra y obra y pretenden la sujeción, no por amor, sino por imposición con el régimen del ordeno y mando, y se me obedece porque yo soy el macho. El que siempre tiene la razón. El que tiene que enseñar a la mujer y no ser enseñado. Y ¿qué obtienen? Pues normalmente esposas, nada gloriosas, amargadas, asustadas, y a la defensiva. Y suelen ser además una escuela de machismo para que los hijos varones en el futuro se comporten de la misma manera, y empiezan ya desde adolescentes explotando a sus madres y a sus hermanas en la casa que tienen que hacer las labores que les tocan a ellas y las que les tocan a "los varoncitos" que normalmente no pegan un palo al aire. Esa escuela de injusticia machista en nuestros días es una fuente de discordia familiar, porque como afortunadamente cada vez menos mujeres jóvenes están dispuestas a dejarse explotar por obligación, pues se separan ó no se casan. Las esposas pueden hacer muchas cosas por amor y en correspondencia a un amor ágape, pero cada vez hay menos que están dispuestas a pasar por el aro machista.
Y termino aquí el artículo porque sería muy largo detallar a los que tanto les gusta apelar a la sujeción de las esposas, que más bien parecen fariseos que cristianos, pues lo honesto es reconocer que todos nos sujetamos muy poco a Cristo y desobedecemos continuamente sus mandatos, como para andar exigiendo a otros lo que nosotros no movemos ni con un dedo.
Pabloblanco