Re: Iglesia Anglicana le pide disculpas a Darwin
Y dale con el tema de la Creación
¿Cuántos hilos hay ya con este mismo tema?
Una cosa está clara: si negar la Evolución fuera algo sencillo y evidente, no harían falta tantas conversaciones a la vez sobre el mmismo tema.
Yo soy partidario de la Evolución, pero no "evolucionista". Es decir, creo que Dios ha querido que la Creación sea evolutiva. ¿Y por qué lo creo? Pues primero, porque creo en un Dios Único y Creador de todo y, segundo, porque las pruebas científicas sobre el hecho de la evolución son irrefutables.
Como creyentes hemos de tener una cosa bien clara antes de discutir un tema como el de la Evolución: sólo se trata de una teoría científica (poco discutible, creo yo); mientras que la Sagrada Escritura no es ninguna teoría científica. No podemos hacer una guerra a la Ciencia con algo que no es Ciencia. Decir que la Biblia no es Ciencia no quiere decir que sea mentira o esté equivocada, sino que no pueden leerse como un libro científico, secillamente porque no lo es. La Biblia no pretende explicar cómo se ha creado el universo ni qué mecanismos ha seguido para ser lo que es, no presenta signos, pruebas, experimentos, teorías, explicaciones, ni razonamientos científicos. No es un libro de ciencia positivista.
Así pues: ¿qué sentido tiene discutir las pruebas científicas de la existencia de la Evolución con un Libro que ni siquiera trata la materia ni se incluye en el campo de la ciencia? Es como querer hablar de fútbol (deporte) con un libro de metereología (ciencia).
En definitiva, no podemos decirle a un científico: "oye, todos los fósiles de especies extintas, los sedimentos y niveles en la tierra, los restos de simios y humanoides, las pruebas de que la fauna y la flora nunca han permanecido estáticas, las dataciones de restos óseos y herramientas en miles de años, las evidencias de animales inexistentes en la actualidad, las grandes extinciones y glaciaciones, etc... son del todo falsas porque no aparecen escritas en la Biblia; en la Biblia pone que el mundo fue creado en siete días y así hay que creerlo".
Dialogar así es un completo error: Biblia y ciencia no son lo mismo; igual que Razón y Fe no son lo mismo. Ahora bien, esto no quiere decir que sean contrarias y divergentes: la una necesita a la otra y la otra a la una, lo único de lo que hay que tener cuidado es de no eliminar a una de las dos o dar más valor a una de las dos. Son las dos las que nos hacen humanos. Si eliminamos una, dejamos de serlo. Cada una tiene su campo, pero las dos se necesitan mutuamente: la fe no hace ciencia, pero puede iluminar la razón; la razón no se basa en la fe, pero puede iluminar a la fe.
Y si no, haced una prueba. Tratad de explicar con la Sagrada Escritura por qué existen los mosquitos. Es imposible: porque no lo explica. Es un ejemplo tonto, pero es para que se vea bien lo que quiero decir y que nadie mal interprete mis palabras diciendo que yo no creo en la Creación. Soy un profundo creyente; creo que Dios es Creador; que todo viene de Él y a Él volverá en el Día Final (La "Nueva Creación"). Pero sé leer los relatos de la Creación y origen de la humanidad (Gn1-11) como lo que son: textos inspirados por Dios para explicar que todo tiene su origen en Él, que el pecado es fruto de la desobediencia y tiene consecuencias en todo el género humano. Es evidente que los primeros capítulos de la Biblia no son escritos por un solo autor, ni siquiera por un testigo de los hechos que se cuentan, y que se han tomado prestados elementos de las mitologías orientales y la cultura de su época (la escritura se inventa en torno al 3.500 a.C; los poemas acádicos sobre la creación datan del 2.000 a.C; y el Génesis empieza a escribirse -en las tradiciones yahvista y eloísta- en torno al 700 a.C aunque su origen es anterior, por ser oral), porque Dios se sirve de hombre para comunicarse con la humanidad, pero no les saca de su contexto y cultura, no elimina su voluntad y entendimiento, no dicta palabras, sino que inspira; y el autor las escribe según el contexto cultural de la época, pero salvaguardado del error por la inspiración del Espíritu Santo.