Hay pruebas de la precisión de la Palabra de Dios, de acuerdo a la usanza del lenguaje hebreo, en la misma Biblia. Cuando los hebreos deseaban enfatizar una situación haciendo una declaración solemne, se expresaban usando un modismo: “Yo te lo aseguro HOY”. Esta es una figura de autoridad, una de absoluta certeza en aquello que se afirma. Por ejemplo:
“Entiende, pues, hoy...” (Deut. 9:3),
“...Comprended hoy...” (Deut. 11:2),
“Que guardes los mandamientos... que yo te prescribo hoy...” (Deut. 10:13),
“...todo mandamiento que yo os ordeno hoy...” (Deut. 8:1),
“Y estas palabras que yo te mando hoy...” (Deut. 6:6),
“Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos que yo te mando hoy...” (Deut. 7:11)
“HOY” siempre se usaba para dar énfasis a expresiones muy solemnes.
El Señor respondió al pedido de un creyente moribundo, no prometiendo algo que el malhechor no pidió, sino otorgándole su deseo y el pedido que emanó de sus labios. Veamos la precisión en la correspondencia de la petición del malhechor y la respuesta de Jesús:
Malhechor: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”
Jesús: “De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso”
Uno de los antiguos evangelios siriacos (de Siria) descubiertos en el Monte Sinaí, corrobora aún más esta precisión al declarar: “¿No eres tú el salvador? Sálvate a ti mismo hoy, y también a nosotros”. El otro malhechor dijo: “... Señor, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. Y Jesús le dijo: “De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso”.
El Señor, en su respuesta al malhechor creyente, toma la palabra “hoy” para indicar que ese día no era el día de liberación ni para él ni para otros. Para él y para los otros en la cruz ese día, era el día de muerte. Pero, en ese día de muerte, Jesucristo dio la promesa e gloria futura que vendrá después de la resurrección, cuando el paraíso será nuevamente restablecido.
En su declaración al malhechor moribundo que creía en la gloria venidera, Jesucristo dio la seguridad de esa gloria futura el Reino sobre la tierra.