Querido Alissa,
Estimado compañero:
¿En qué terminos entonces te gustaría que me refiriera a Dios?
Para mí no existe un Dios cristiano, judío, musulmán, o baha’i. Existe Dios, Aquel a quien Jesucristo llamó “el Único Dios Verdadero”, Creador, el Eterno, el Misericordioso, el Munífico, el Todopoderoso, el Santo, el Libre, el Bello, el Más Oculto de los Ocultos y el Más Manifiesto de los Manifiestos. Es a Él a quien sirvo, oro, adoro y debo mi vida. Él es mi Amado.
Por eso hay una sima entre tú y yo, porque Jesucristo es el "Único Dios Verdadero", no el dios infernal al que sirves.
Y porque Jesucristo (no "Bahulla") es el único que puede "llevar al Padre".
Tu religión dice que hay "muchos" a través de los que puedes "llegar al Padre".
Todos ellos, falsos Cristos. Demonios inspirados por el Demonio.
Hasta el "Cristo" que el bahaísmo "respeta" como "enviado" es un demonio.
El tal Bahaulla lo convirtió en un demonio cuando dijo que él era el "Cristo Venido".
Tu "Cristo" es un demonio disfrazado de "Cristo".
Si quieres conocer sobre la Fe Baha’i podemos dialogar con gusto en el subforo de sectas. Ahí hay un epígrafe que abrió la compañera La Biblista, que ya no participa.
¿Me ves con interés en el bahaísmo? Si tuviera interés, me compraba las "obras completas" de Bahulla para saturarme de doctrinas de demonios... o me iría a un "foro bahaísta". Tengo la bendita Wikipedia, que me ha dado una idea rápida y aproximada de lo que es el bahaísmo y del tiempo que yo quiero malgastar con semejante doctrina.
Este Dios del que te hablo se manifestó a mi persona a través de Bahá’u’lláh.
No dudo que se te apareciera el tal "Bahaullah", y que te llevara a "Dios".
Claro que sí...
Yo me atreví a compartir mi testimonio en el hilo porque nos pediste lo siguiente en tu post 1:
Por favor, al principio intentemos ceñirnos a cómo entendemos este texto. Está bien que hablemos de una forma "teórica", pero sería mucho más interesante que cada uno también añadiera el testimonio de cómo esto realmente funciona en su vida. Si no somos capaces de hablar de "el testimonio", es bienvenido algo más "humilde", como "un testimonio" (es decir, algo puntual en tu propia experiencia de cómo has vivido este texto).
Se entiende "entre líneas "que invitaba a "creyentes de cualquier denominación".
Creyentes
cristianos, claro. No tengo interés en lo que el demonio me pueda enseñar acerca de Filipenses 2:12-13
Pero esta debilidad que su fe confiesa no es cualquier debilidad. El hombre no pide “Ayuda mi avaricia | vanidad | ira | lujuria.”
En el verso y discusión de la que estábamos hablando, debilidad y pecado no son sinónimos (aunque a veces, en lenguaje coloquial, se usen como sinónimos).
Así que yerras comparando una cosa con la otra. Para que lo entiendas: Debilidad es "flojera, incapacidad, falta de energía", pecado es "el engendro de la concupiscencia". El pecado ocupa la segunda y/o tercera parte de un "proceso". La avaricia, la vanidad, la ira, la lujuria... son "engendros consumados", el final de un proceso. No son "debilidades".
Debilidad es una "condición general".
El "pecado" es un proceso que no parte necesariamente de la "debilidad". Adán y Eva no eran débiles, y pecaron.
Y pecaron porque fueron "atraídos y seducidos por su concupiscencia", tal y como dijo el Señor hace muchos años a través de Santiago apóstol.
Esta debilidad es, específicamente, la incredulidad. Ahí radica lo hermoso y lo profundo del tema.
La incredulidad no es tanto pecado como condición. Podríamos decir que "facilita" el pecado, pero no es "pecado" en sí mismo.
Un incrédulo puede ser bondadoso, amable, sincero, responsable, etc... hasta que cree. Entonces se da cuenta de que todo lo que creía ser, no es.
Todo lo que creía "tener", era "desechable" en el mejor de los casos. Todo lo que creía tener es "ruina".
Por eso se dice "incrédulos" y "creyentes".
Es una condición. Ambos son débiles (incrédulo y creyente), pero viven en una condición distinta.
Los que creen, la luz les ha iluminado. Los incrédulos viven en tinieblas, sin luz.
Así que, volvemos al tema: "Creo, ayuda mi incredulidad" es como decir "creo, pero te advierto que mi condición real es de débil incrédulo".
No es que no pueda creer, como tú predicas. Sino que, creyendo, teniendo fe, se reconoce la debilidad propia, el "estado postrado" de uno mismo.
Este hombre no alcanza a creer: más bien quiere creer. No tiene fe: quiere tener fe.
Jesús detectó su falta de fe cuando lo cuestionó: ¿Por qué dices “si puedes”?
NO, en absoluto.
Este hombre dio el paso de la fe, y DENTRO de ese paso, reconoció su condición: "mira Señor, yo creo en ti, pero ten piedad de mi condición, de esta incredulidad en la que he vivido toda mi vida".
La incredulidad es el ESTADO NATURAL del hombre, Alissa.
Y Jesús te llama "fuera" de ese estado a través de la "cuerda de la fe".
Te aferras a esa "cuerda" que está en ti, y clamas, "¡Señor te piedad de mi ESTADO NATURAL!"
Si te aferras a esa "cuerda", el Señor te fortalecerá. La "cuerda de la fe" es muy sencilla: Cristo es el Único Señor y Dios, y si confiesas con tu boca y crees con tu corazón esta gran verdad, serás salvado de la ira de Dios. Pero no lo hará "a pesar" de ti (como dice el calvinismo), sino "junto contigo". "Caminemos juntos por amor..." es la palabra del Cielo. El Cielo nunca dijo "no camines conmigo por amor, tú espera sentado en tus doctrinas mentales que ya te llevaré lejos".
Tú, al igual que los calvinistas (aunque tu caso es peor) estás "sentado sobre tus doctrinas".
No te arrepientes, no escuchas a la "voz delicada"... así que te "pierdes".
Amor,
Ibero