Re: ESTIGMAS
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cuáles eran las marcas que como esclavo tenía Pablo en su cuerpo ? Oh, como me hubiese gustado a mi conocer personalmente al apóstol Pablo. Cómo me hubiese gustado ver el cuerpo del amado apóstol. Si con la imaginación lo traemos aquí esta tarde, junto a nosotros, podríamos verlo, y notaríamos que en su rostro, en su cara, alrededor de sus ojos, tiene horribles cicatrices. Yo le preguntaría: Pablo, de donde salieron esas marcas tan horribles que tienes en tu rostro ? Y él me contestaría: Oh, una vez fui apedreado en Listra, y me arrastraron cara abajo, fuera de la ciudad, y me tiraron afuera pensando que estaba muerto. Hechos 14:19. Horrendas cicatrices en su rostro lo apedrearon, le tiraron piedras, que lo lastimaron, lo dejaron sin conocimiento. Algunas de esas piedras hirieron terriblemente su frente, su cabeza, de tal manera que cayó inconsciente. Y esa gente en Listra pensaron que lo habían matado, lo arrastraron fuera de la ciudad, y allá lo dejaron medio muerto. Oh, cómo me hubiese gustado conocer personalmente al apóstol Pablo. Pero podemos verlo en esta tarde por la imaginación. Imagínense Uds. que lo estamos viendo. Si pudiera ver yo las espaldas del apóstol Pablo, todas cruzadas por horribles cicatrices que atraviesan de un lado a otro las espaldas del apóstol. Yo le preguntaría, hermano Pablo, y esas horribles cicatrices tan marcadas que tienes en tu espalda, Pablo, de donde salieron esas marcas ? Y él me respondería, de mis hermanos, de los judíos. Pero dejemos que él mismo nos de la respuesta.
2 Cor. 11:24 = "De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar". De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno; cuanto es eso ? 195 azotes en la espalda! Ahora, yo no se hermanos si Uds. saben el tipo de azote que se usaba en aquella época. Era un rebenque, un palo, un fuete, que tenía en la punta de ese palo, atados lonjas, cinchos de cuero. A lo largo de esos cinchos de cuero tenía clavado en el cuero como clavos de hierro. Y en la punta de cada una de las lonjas de cuero, tenía una bola así pequeñita redonda de hierro, pero con puntas salientes en todo el rededor, con clavos horrendos. Y ese azote se daba en la espalda, de tal manera hermanos, que cuando esos clavos se clavaban y el azote se pegaba fuertemente, rompía toda la espalda, la destrozaba, trituraba, no solamente la piel, sino también los músculos, hasta que se veía el esqueleto de la persona; la columna vertebral quedaba al descubierto, completamente destrozada la espalda. Por eso la ley romana no permitía que fuesen 40 azotes. Lo máximo según la ley romana eran 39 azotes. No podían llegar a 40. Cinco veces el apóstol había recibido 39 azotes de esa manera, hermanos. Y como si eso fuera poco, sobre mojado, tres veces he sido azotado con varas. Imagínense, sobre las heridas recién cicatrizadas, volver a ser azotado con varas. Para arrancar otra vez aquella sangre seca, y volver a sangrar la espalda. Que horribles cicatrices tendría el apóstol Pablo en su espalda.
Oh, si yo pudiese ver las muñecas y los tobillos del apóstol Pablo. Horribles cicatrices aquí alrededor de las muñecas y en los pies; arriba de los pies alrededor de los tobillos. Yo le preguntaría, hermano Pablo, y esas horribles cicatrices que tienes en tus brazos y en tus piernas, de donde han salido hermano Pablo ? Y él me respondería: Oh, de mis prisiones. Calabozos y mazmorras, como dice el versículo 23 = "En azotes sin número, en cárcel, en peligro de muerte muchas veces". Si mis hermanos, aquella vez cuando él fue a predicar con su compañero Silas ? En la ciudad de Efeso. Y allá se hizo un tumulto, y los tomaron y los pusieron en la cárcel en la celda de más adentro, y se le pidió al carcelero que no los dejase escapar. Y dice la Escritura que aprisionaron sus manos y sus pies en el cepo. El cepo era un instrumento que habían inventado los romanos para apretar los pies y las manos de tal manera, que no se pudiesen mover. Eran dos maderas paralelas que se les cortaba por dentro un semicírculo, pero era un semicírculo pequeño. Entonces se ponía esa madera con los dos pies así extendidos, se ponía la madera de arriba donde calzaban los dos círculos en los dos pies, y la madera de abajo, y entonces se comenzaban a ajustar. Apretarlas para que se fuesen apretando más y mas, hasta que no se podían mover los pies. Y se cortaba la circulación. Se ponían esos pies azules por la falta de sangre. Algo terrible. Y cada vez que el prisionero quería moverse o quería acomodarse, tenía que mover los pies, y le causaba un terrible dolor; y luego las cadenas que tenían en sus manos, no olviden que todos los años que pasó el apóstol Pablo esclavo, siempre estuvo atado a un soldado con cadenas. Esas esposas de hierro seguramente deben haber dejado horribles cicatrices en sus muñecas. Pero Pablo nos dice, oh estas cicatrices son las marcas del Señor Jesús.
Pero yo le preguntaría en esta tarde a Pablo, pero Pablo, no será que tu te estás jactando un poco de lo mucho que tu has sufrido y padecido por el Señor Jesús ? No será que estás hablando de tus sufrimientos por Cristo, con cierto orgullo y vanagloria por eso ? Y Pablo me respondería: No! Si él mismo lo escribió allí en nuestro texto de Gal. 6:14 = "Lejos esté de mi el gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesús Cristo". No, el apóstol Pablo no se está gloriando de esas cicatrices. Pero entonces Pablo, por que es que las mencionas ? Por que es que escribes en tu epístola, allí en el versículo 17, de aquí en adelante nadie me cause molestias, porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús. Si no estás vanagloriando, si no te estás enorgulleciendo de esas marcas, entonces por que mencionas esas marcas que traes en tu cuerpo, como las marcas del Señor Jesús ? Ah, mis hermanos, la respuesta a esa pregunta está en la misma epístola a los Gálatas. Es más, la respuesta está en el propósito por el cual el apóstol Pablo escribe la epístola a los Gálatas.
Saben Uds. que había una gente, una gente que se llamaban judaizantes. Han oído Uds. hablar de los judaizantes? Quienes eran los judaizantes ? Eran supuestamente hermanos cristianos, que se habían, entre comillas, convertido al evangelio de Cristo. Pero eran judíos. Y ellos creían que para ser salvos, no solamente había que aceptar a Cristo, sino que había que guardar toda la ley ceremonial del Antiguo Testamento. Todas las formas judías: circuncidarse, hacer los sacrificios en el templo, guardar las fiestas judías y todo lo demás. Ellos decían, la salvación no es solamente por fe en Cristo, también es por las obras de la ley, porque el que no guarda la ley no puede ser salvo. Hay que guardar toda la ley judía. Y estos hombres judaizantes le estaban causando grandes problemas al apóstol Pablo. Ellos seguían los pasos de Pablo. Donde quiera que él iba, detrás de él venían estos hermanos judaizantes. Y venían haciendo mucho daño. Ridiculizaban el ministerio de Pablo. Negaban la predicación de Pablo. Decían que lo que él predicaba, no era el evangelio completo. Enseñaban que solo la fe en Cristo, como enseñaba Pablo, no era suficiente. La salvación es a través de las obras de la ley más creer en el Señor Jesús. En los rituales del Antiguo Testamento, allí se encontraba el camino a la salvación. Y saben lo que hacían estos judaizantes ? Acusaban a Pablo de ser un falso apóstol. De no ser un verdadero apóstol de Cristo. Oh, mis hermanos, la espada aguda de ataque y antagonismo y denunciación y descrédito se desenvainó en contra del apóstol Pablo en forma terrible. Le decían, oye, y tu quién eres ? Acaso tu eres uno de los apóstoles ? El ha cambiado el evangelio, él ha adulterado el evangelio, y lo que él enseña no es la verdad. No se dejen engañar por el apóstol Pablo, porque tal apóstol como él dice. Mis hermanos, en defensa de su apostolado, en defensa de su llamado al ministerio y a predicar el evangelio verdadero de Cristo, que Pablo escribe la carta a los Gálatas. Si Uds. notan, al comienzo de la carta, él dice en el versículo 6: "Maravillado estoy que tan pronto os halláis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No es que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema". Y entonces él dice en el versículo 10: "Busco ahora yo el favor de los hombres o el de Dios ? O trato de agradar a los hombres ? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo, no sería esclavo de Cristo, mas os hago saber hermanos", versículo 11, "que el evangelio anunciado por mi, no es según los hombres, pues yo no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesús Cristo mismo". Y entonces él cuenta su testimonio, de como él perseguía la iglesia, pero un día camino a Damasco Jesús lo escogió para ser Su apóstol, y le dijo, tu serás un testigo mío, del poder salvador de la sangre de Cristo Jesús. Es en defensa de su apostolado, es en defensa de su santo ministerio, es en defensa de su alta vocación a la predicación del evangelio de Cristo Jesús, que él escribe la epístola a los Gálatas. Y es en este contexto que tenemos que entender la mención de las marcas del Señor Jesús. Dicen que no soy apóstol de Cristo, dicen que soy un falso apóstol; mis hermanos, que nadie me cause molestias, porque yo traigo en mi cuerpo las marcas que demuestran que soy un apóstol del Señor Jesús. Las marcas del sufrimiento; oh, mis hermanos, el sacrificio no se puede ridiculizar. Es muy difícil descartar, minimizar, o ridiculizar aquello que cuesta sacrificio, sufrimiento y tremenda devoción. Nadie puede negar, que algo que se ha logrado con gran sacrificio, es verdaderamente verdadero. Quien podría decirle al apóstol Pablo, que era un falso apóstol ? Quien iba a estar sufriendo como él sufría por el Señor Jesús, si en verdad no predicaba el evangelio verdadero ? Cómo un apóstol falso iba a estar dispuesto a sufrir todo lo que el apóstol sufrió, llevando las marcas en su cuerpo del sufrimiento, si lo que él predicaba era una ilusión, una mentira, un evangelio falso, un evangelio no completo. Saben hermanos, lo que cuesta sufrimiento, lo que cuesta lágrimas y devoción, especialmente en la obra del Señor, cuando alguien pone su vida en el altar del sacrificio por Cristo, se valora como lo que realmente es. Y justamente las marcas del Señor Jesús son para demostrar la validez de nuestro llamamiento al apostolado y al ministerio de Cristo Jesús. Para eso el Señor nos da las marcas de Cristo.