Re: ESTIGMAS
Que la PAZ esté contigo Libetad.
Estas breves palabras de Pablo, y poco precisas, "invitan" a todo tipo de elucubraciones, particulares y personales, posibles; dependiendo de la imaginación y de las conjeturas de cada cuál; justificando así, la propia opinión, TODAS RESPETABLES.
Comprendo tu postura, hermana; pero, una cosa es GOZARSE en las DEBILIDADES (2ª Corintios 12:10), y otra cosa es, "PEDIR que no se le moleste", por las SEÑALES en SU cuerpo.
Conozco a católicos romanos, que opinan, que Pablo fué el primer "estigmatizado", acogiéndose a las propias palabras de Pablo, en los versículos anteriores, en los cuales él mismo dice estar "crucificado".
Otros opinan, que las SEÑALES son "consecuencias" de las palizas que recibió, por PREDICAR la PALABRA, que le dejaron secuelas, y que sufría dolor; por lo cuál requería momentos de "descanso", para "recomponerse" físicamente.
En éste tipo de opiniones tan "encontradas" e "irreconciliables", en las que se "emiten" JUICIOS sobre "casos" históricos y pasados; se producen discusiones, en los que NO SE CUMPLEN los MANDATOS de nuestro SEÑOR JESUCRISTO, .
Los que creen y se "maravillan" de los "estigmatizados", OLVIDAN que ÉSAS SEÑALES, en JESÚS, FUERON AUTÉNTICAS, PADECIDAS REALMENTE, y que ÉL ES LA VERDADERA REFERENCIA, y SÓLO en ÉL ESTÁ la VIDA.
MEDITEMOS, hermana....
Que DIOS te Bendiga, así como a todos. Amén.
Hola Bendiciones , bueno como bien dices hermana Catara todas las opiniones son respetable , mas yo opino Según las escritura, el aguijón de Pablo fue un mensajero de Satanás. Entonces podriamos decir que eso de los estigmas pudieran venir del mal .... a ver dice ,
2Co 12:7 Y porque la grandeza de las revelaciones no me levante descomedidamente, me es dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.
La Biblia no dice que Dios enfermó a Pablo para mantenerle humilde, sino que Satanás le envió a un demonio para abofetearle en su ministerio. La palabra “abofetear” en el griego significa, “pegar y dar puñetazos.” Pablo mismo habla de las molestias que había experimentado.
“. . . en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; . . . si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad” (2 Cor. 11:23-27,30).
Yo creo que solamente un mensajero de Satanás podría causar tantos problemas en la vida de un solo hombre. Es interesante notar que en todas las molestias que Pablo había experimentado, él no mencionó las enfermedades. Es notable por su ausencia. Y el declaró que todas sus experiencias difíciles representaron su debilidad.
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; por que cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor. 12:10).
La debilidad de Pablo no era una enfermedad, sino un mensajero de Satanás que le perseguía constantemente para obstaculizar en cualquier forma el avance del evangelio.
Y, ¿qué de su petición que el Señor le quite el aguijón? Ya hemos establecido que el aguijón no se trataba de una enfermedad, sino de un mensajero de Satanás. ¿Es bíblico pedir que el Señor nos quite al diablo? No. ¿Existe una promesa en el Nuevo Pacto que declara que podemos ser libres de las molestias del enemigo? No. Por eso, Dios le dijo, “Bástate mi gracia.” Esta respuesta no significa que Pablo simplemente tenía que soportar los ataques de Satanás hasta el fin. Significa que la gracia de Dios es suficiente para alcanzar la victoria en cada circunstancia.
En resumen, el aguijón de Pablo era la persecución.