SOBRE LAS ALTURAS DE LAS NUBES SUBIRÉ Y SERÉ SEMEJANTE AL ALTÍSIMO
El autor de esta rebelión sigue activo en la mente de muchos religiosos mediante la manipulación de la autoestima tan de moda en este mundo religioso, pero sin la soberanía de Cristo.
En este estado de soberbia espiritual no hay dependencia del Altísimo, sino autonomía.
Nos creemos esa mentira cuando pensamos que tenemos algún mérito en nosotros.
Pero la cruda realidad es todo lo contrario, no tenemos control sobre nada, en absoluto.
Es Cristo el Alfarero (Col.1:16-17), él nos hizo, él escogió que naciéramos, él escogió en qué país, en qué época, en qué familia, él escogió nuestros padres, él escogió nuestros hermanos, nuestras experiencias, nuestra historia, él escogió que fuésemos hombres o mujeres, él escogió que estuviésemos en este foro para escuchar hablar de su soberanía por medio de este mensaje.
Él escogió el día de tu nacimiento y tiene registrado el día de tu abandono del cuerpo (2P.1:14).
El accionó el primer latido de tu corazón y tiene el control sobre el último latido.
El escoge cuando llueve, cuando escampa, cuando hay tormenta cuando hay calma (Mt.8:27).
Y nos comportamos en este foro como si tuviésemos derecho a decirle a Jesús:
-" Sus enseñanzas las controlo yo"-
-"Y las interpreto yo"-
-"No existe ningún castigo eterno"- (Mt.25:46)
-"Tampoco existe el infierno y mucho menos alguien capaz de echar cuerpo y alma en el infierno"- (Mt.10:28; Lc.12:5).
-"Este Salmo es una mentira:
Sal 135:6 Todo lo que Jehová quiso ha hecho, en el cielo y en la tierra, en los mares y en todos los abismos."-
CONCLUSIÓN
Lidiar con esta clase de foristas es tiempo perdido, su conciencia se ha cauterizado, su entendimiento se ha corrompido.
Solo un milagro puede generar la oración intercesora, y es la intervención del Espíritu Santo en ellos, entonces podrán glorificar a Cristo y entender que todos los atributos del Padre le pertenecen al Hijo (Jn.16:14-15).
La religión lo que hace es separarnos de nuestra comunión diaria con Cristo y colocar nuestra vista en otras cosas que no son Cristo encubriendo de este modo, su preeminencia ante nuestros ojos, para la gloria de aquel que quiso ser semejante al Altísimo.
No ignoramos sus maquinaciones.