A quienes fue escrita Hebreos, desde dónde y cuando.
A quienes fue escrita Hebreos, desde dónde y cuando.
Indudablemente que quienes sostenemos la autoría de Pablo de la epístola A los Hebreos, debemos proponer: a quienes fue escrita, desde dónde y cuando; y digo proponer, porque jamás podríamos presumir de dar solución definitiva a la cuestión, sino apenas presentar una ilación coherente de los hechos de manera que tengamos una propuesta tan verosímil como factible, y a la vez, no contradicha por el testimonio de la Escritura, antes bien, en plena armonía con ella. Lo que sí creemos, es que la dificultad obvia que representa el que el nombre de Pablo no aparezca en esta epístola, es un hecho de veras insólito pero insuficiente para haber quitado su nombre del título como se ha venido haciendo, refiriéndose habitualmente al innominado autor de la misma.
I - Comenzando por los destinatarios, no está enviada la carta a una iglesia determinada, como otras, aunque no cabe duda que los receptores conforman la iglesia en esa ciudad.
Cuatro aspectos: la antigüedad, el origen judío, el reproche en cuanto al magisterio que debían estar ejerciendo y el conocimiento personal que tenían del escritor, hacen de Jerusalem y Antioquía de Siria las candidatas. Eran las dos iglesias más antiguas y grandes. Jerusalem tenía a sus apóstoles y ancianos y “Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía profetas y maestros” (Hch.13:1). Pero son obvias aquí las ventajas de Jerusalem sobre Antioquía en los tres primeros aspectos, mientras que en el cuarto, si bien Pablo era bien conocido en Jerusalem, lo era más en Antioquía desde donde fue encomendado para la obra del Señor.
A esa ventaja jerusalemitana se le agrega un quinto aspecto: el tiempo presente al describir a los sumos sacerdotes constituidos por la Ley, la percepción actual de los diezmos por los levitas más las referencias al Santuario y los sacrificios, marcan a Jerusalem como la ciudad única en la que por poco tiempo todavía habría actividad en su Templo. La notoriedad de las fiestas de los judíos con todo el aparato ceremonial constituía un grave riesgo a una vuelta atrás de “cristianos” displicentes. El riesgo a que miembros de la iglesia en Antioquía retornaran a la Sinagoga, no era comparable a la fascinación que todavía seguía ejerciendo el Templo en Jerusalem, no sólo a los hermanos, sino a los propios apóstoles reacios todavía a despegarse de sus patios, pórticos y ritos; el propio Pablo, inclusive.
Un sexto aspecto todavía parece ser conclusivo para que los destinatarios de la carta A los Hebreos fuesen los cristianos judíos en Jerusalem: la persecución y demás tribulaciones de las que fueron objeto desde el principio (Comparar Hebreos 10:32-34 con los capítulos 4 al 8 y el 12 de Los Hechos de los Apóstoles).
El séptimo aspecto a considerar es que entre sus miembros habían quienes habían oído directamente al Señor Jesús y también convertidos por el testimonio de ellos, con todas las maravillas que entonces Dios había obrado (Hebreos 2:3,4), eventualidad más propia de Jerusalem que de cualquier otra ciudad de Judea, Samaria o la gentilidad.
Estos siete aspectos son los que yo he encontrado, pero los compañeros foristas quizás puedan hallar otros más todavía. Con esto parece que ninguna otra comunidad cristiana podría disputarle a la de Jerusalem ser la destinataria de la epístola.
II – III – El segundo y tercer punto hay que trabajarlos en forma conjunta, pues el dónde y el cuándo parecen depender el uno del otro.
Nada dice la Sagrada Escritura de una liberación de Pablo tras sus dos primeros años de reclusión en Roma y luego un segundo y final encarcelamiento.
Pero sí consta en la tradición e historia eclesiástica. Así se le hace viajar a Pablo extensamente, incluso hasta España, cumpliendo su aspiración señalada en Romanos.
De haber ocurrido así, no tenemos problema en pensar que fue escrita desde Roma a mediados de la década de los años 60. Su fiel compañero Timoteo, luego de padecer una temporal detención, sería su compañero para un añorado viaje a Jerusalem. Su nuevo y final encarcelamiento frustró definitivamente tal expectativa.
Pero es el caso que yo no me adhiero a este método sino al de Tobi: la Escritura explica a la Escritura. O sea, la propia epístola, más su entorno contiguo: las demás epístolas paulinas y el libro de Los Hechos de los Apóstoles, deberían de proveer una solución por lo menos verosímil, ya que nadie tiene intención de darla por confirmada y segura.
Hay un detalle que me hace pensar que no existió la eventualidad de un proyectado viaje de Pablo con Timoteo desde Roma a Jerusalem tras una presunta liberación del Apóstol, y es su despedida a los ancianos de Éfeso en Mileto. Allí todos lloran sobre su cuello porque Pablo les había anunciado que ya no volverían a ver su rostro (Hch.20:25,36-38). Sabemos que prosigue su viaje a Jerusalem, que es arrestado en el Templo y tras vicisitudes varias conducido preso a Roma: un viaje sin retorno.
Es posible todavía, que la Escritura pueda darnos alguna pista para encontrar la ocasión y lugar desde donde Pablo pudo escribir esta epístola A los Hebreos.
Este es el estudio que me resta hacer, y de hallar algo, con gusto lo compartiré mañana viernes 10.
Conste que no busco soluciones hurgando en Comentarios Bíblicos. Los respeto mucho y suelo consultarlos después de haber hecho mi propio estudio en la Biblia; pero nunca antes. Temo ser desviado por la influencia y mayor prestigio de los eruditos.
Ojalá muchos de ustedes sean también efectivos colaboradores.
¡Dios les bendiga!
Ricardo.
A quienes fue escrita Hebreos, desde dónde y cuando.
Indudablemente que quienes sostenemos la autoría de Pablo de la epístola A los Hebreos, debemos proponer: a quienes fue escrita, desde dónde y cuando; y digo proponer, porque jamás podríamos presumir de dar solución definitiva a la cuestión, sino apenas presentar una ilación coherente de los hechos de manera que tengamos una propuesta tan verosímil como factible, y a la vez, no contradicha por el testimonio de la Escritura, antes bien, en plena armonía con ella. Lo que sí creemos, es que la dificultad obvia que representa el que el nombre de Pablo no aparezca en esta epístola, es un hecho de veras insólito pero insuficiente para haber quitado su nombre del título como se ha venido haciendo, refiriéndose habitualmente al innominado autor de la misma.
I - Comenzando por los destinatarios, no está enviada la carta a una iglesia determinada, como otras, aunque no cabe duda que los receptores conforman la iglesia en esa ciudad.
Cuatro aspectos: la antigüedad, el origen judío, el reproche en cuanto al magisterio que debían estar ejerciendo y el conocimiento personal que tenían del escritor, hacen de Jerusalem y Antioquía de Siria las candidatas. Eran las dos iglesias más antiguas y grandes. Jerusalem tenía a sus apóstoles y ancianos y “Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía profetas y maestros” (Hch.13:1). Pero son obvias aquí las ventajas de Jerusalem sobre Antioquía en los tres primeros aspectos, mientras que en el cuarto, si bien Pablo era bien conocido en Jerusalem, lo era más en Antioquía desde donde fue encomendado para la obra del Señor.
A esa ventaja jerusalemitana se le agrega un quinto aspecto: el tiempo presente al describir a los sumos sacerdotes constituidos por la Ley, la percepción actual de los diezmos por los levitas más las referencias al Santuario y los sacrificios, marcan a Jerusalem como la ciudad única en la que por poco tiempo todavía habría actividad en su Templo. La notoriedad de las fiestas de los judíos con todo el aparato ceremonial constituía un grave riesgo a una vuelta atrás de “cristianos” displicentes. El riesgo a que miembros de la iglesia en Antioquía retornaran a la Sinagoga, no era comparable a la fascinación que todavía seguía ejerciendo el Templo en Jerusalem, no sólo a los hermanos, sino a los propios apóstoles reacios todavía a despegarse de sus patios, pórticos y ritos; el propio Pablo, inclusive.
Un sexto aspecto todavía parece ser conclusivo para que los destinatarios de la carta A los Hebreos fuesen los cristianos judíos en Jerusalem: la persecución y demás tribulaciones de las que fueron objeto desde el principio (Comparar Hebreos 10:32-34 con los capítulos 4 al 8 y el 12 de Los Hechos de los Apóstoles).
El séptimo aspecto a considerar es que entre sus miembros habían quienes habían oído directamente al Señor Jesús y también convertidos por el testimonio de ellos, con todas las maravillas que entonces Dios había obrado (Hebreos 2:3,4), eventualidad más propia de Jerusalem que de cualquier otra ciudad de Judea, Samaria o la gentilidad.
Estos siete aspectos son los que yo he encontrado, pero los compañeros foristas quizás puedan hallar otros más todavía. Con esto parece que ninguna otra comunidad cristiana podría disputarle a la de Jerusalem ser la destinataria de la epístola.
II – III – El segundo y tercer punto hay que trabajarlos en forma conjunta, pues el dónde y el cuándo parecen depender el uno del otro.
Nada dice la Sagrada Escritura de una liberación de Pablo tras sus dos primeros años de reclusión en Roma y luego un segundo y final encarcelamiento.
Pero sí consta en la tradición e historia eclesiástica. Así se le hace viajar a Pablo extensamente, incluso hasta España, cumpliendo su aspiración señalada en Romanos.
De haber ocurrido así, no tenemos problema en pensar que fue escrita desde Roma a mediados de la década de los años 60. Su fiel compañero Timoteo, luego de padecer una temporal detención, sería su compañero para un añorado viaje a Jerusalem. Su nuevo y final encarcelamiento frustró definitivamente tal expectativa.
Pero es el caso que yo no me adhiero a este método sino al de Tobi: la Escritura explica a la Escritura. O sea, la propia epístola, más su entorno contiguo: las demás epístolas paulinas y el libro de Los Hechos de los Apóstoles, deberían de proveer una solución por lo menos verosímil, ya que nadie tiene intención de darla por confirmada y segura.
Hay un detalle que me hace pensar que no existió la eventualidad de un proyectado viaje de Pablo con Timoteo desde Roma a Jerusalem tras una presunta liberación del Apóstol, y es su despedida a los ancianos de Éfeso en Mileto. Allí todos lloran sobre su cuello porque Pablo les había anunciado que ya no volverían a ver su rostro (Hch.20:25,36-38). Sabemos que prosigue su viaje a Jerusalem, que es arrestado en el Templo y tras vicisitudes varias conducido preso a Roma: un viaje sin retorno.
Es posible todavía, que la Escritura pueda darnos alguna pista para encontrar la ocasión y lugar desde donde Pablo pudo escribir esta epístola A los Hebreos.
Este es el estudio que me resta hacer, y de hallar algo, con gusto lo compartiré mañana viernes 10.
Conste que no busco soluciones hurgando en Comentarios Bíblicos. Los respeto mucho y suelo consultarlos después de haber hecho mi propio estudio en la Biblia; pero nunca antes. Temo ser desviado por la influencia y mayor prestigio de los eruditos.
Ojalá muchos de ustedes sean también efectivos colaboradores.
¡Dios les bendiga!
Ricardo.