Re: ¿Es imprescindible una causa incausada? ¿Sería necesariamente inteligente?
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En el alma reside, entre otras cosas, nuestra esencia verdadera, la vida eterna y el canal de conexión con DIOS. Pertenece al mundo espiritual y es de origen divino. No esta formada por elementos por lo que su materia no caduca, es indestructible mientras DIOS exista.
Ya que tenéis tanta vocación por aprender y averiguar la verdad, os expongo la trascripción de una conferencia de un maestro Bahai sobre la distinción entre el hombre y los animales y la existencia del alma. Al final hay una prueba lógica y científica muy interesante sobre su existencia. No es demasiado largo y se lee fácilmente, a vuestra salud:
…Esta pregunta, de que si el hombre es un animal, ya sea más evolucionado o no, se puede abordar de dos aspectos diferentes. El primero es presentar argumentos de punto de vista científico y racional y el segundo, argumentos de punto de vista espiritual. Vamos a analizar ambos aspectos.
La importancia de presentar argumentos racionales reside en el hecho de que Bahá’u’lláh afirma que:
La razón, es el mayor don de Dios al alma, "un signo de la revelación [...] del soberano Señor." Sólo liberándose de los dogmas heredados, ya sean religiosos o materialistas, puede la mente emprender una investigación independiente sobre la relación entre la Palabra de Dios y la experiencia de la humanidad.
‘Abdu’l-Bahá en ‘Contestación a unas preguntas’ explica los diferentes niveles de existencia y da una explicación de las diferencias del reino mineral, vegetal, animal, humano etc…Voy a tratar de resumir el argumento principal.
Podemos clasificar todo lo que existe, ya sea inerte o vivo, de acuerdo a su capacidad de trasformar energía. Esto es algo objetivo y observable. Dos características importantes para un argumento científico o lógico, ya que buscamos la aplicación del método científico. Si observamos el reino mineral vemos que los minerales tienen la capacidad de absorber y de reflejar la energía. En efecto, podemos poner una piedra al sol y lo único que puede hacer es calentarse, vale decir puede absorber energía y cuando la pongamos en un lugar más frío puede reflejar o transmitir la energía que ha almacenado.
En el mundo vegetal observamos que existe la misma capacidad de almacenar y de reflejar la energía de manera que toda trasformación de energía que el mineral es capaz de efectuar, también lo puede hacer el vegetal, pero además tiene la capacidad de trasformar la energía en crecimiento, vale decir, la capacidad de transformar la energía para satisfacer su propia estructura. El vegetal más elemental tiene dicha capacidad mientras que el mineral más perfecto no es capaz del mínimo crecimiento. Podemos darle la energía que quisiéramos al mineral y quedaría mineral. Esto es una distinción objetiva entre los dos reinos. Ningún mineral puede crecer mientras que toda planta, aún la más elemental, puede crecer.
Ahora si observamos el animal vemos que es capaz de todas las trasformaciones de energía anteriores, vale decir, absorber, reflejar y crecimiento, pero además hay una trasformación más sofisticada de energía que es la de movimiento así como la de los sentidos, la vista, el oído, etc. Está claro que el movimiento constituye una trasformación de energía. La vista, los sentidos, también constituyen una trasformación de energía ya que la información visual, por ejemplo, de un perro que ve una persona que entra en su campo visual tiene que traducirse por un intercambio metabólico (por ende energético) en una reacción que impulsa al perro a ladrar. Esto es una trasformación energética que la planta no es capaz de efectuar. De nuevo hemos establecido una diferencia objetiva entre el reino vegetal y el reino animal.
Ahora si miramos al hombre nos podemos preguntar cuál es la transformación energética que el hombre puede hacer objetivamente y que el animal no puede hacer. Lo que es propio al hombre es su capacidad de una trasformación bastante sutil que es la de energía a información. Tenemos que precisar lo que entendemos por información ya que alguien podría decir, tomando el mismo ejemplo del perro, que el perro ve una persona y su cerebro procesa la información y ladra. Y eso es verdad. Lo que quiero decir más precisamente en el caso del hombre, es su capacidad de asignar un significado especial a un símbolo cualquiera y arbitrario. En el caso del animal la información está siempre relacionada con el objeto físico. Por ejemplo, el animal ve un hombre y reacciona o huele algo y reacciona. Mientras que en el hombre es su capacidad de asignar un significado a un símbolo que no tiene nada que ver con el objeto físico. Por ejemplo, si tomamos el abecedario decimos que esto es la letra A o la letra B. La forma de las letras es totalmente arbitraria, es simplemente una convención de que tal combinación de letras que forma dicha palabra significa tal cosa. Los símbolos son totalmente arbitrarios. Podríamos usar cualquier otro símbolo en vez de nuestro abecedario. De hecho la existencia de las diferentes lenguas de los diferentes pueblos prueba que los símbolos son arbitrarios.
‘Abdu’l-Bahá explica en un pasaje que, es la inteligencia que distingue el animal del hombre. Y en otro pasaje precisa que, es la inteligencia de razonamiento abstracto lo que diferencia el hombre del animal. Esta capacidad de trasformación de energía para atribuir un significado especial a un símbolo arbitrario es característica del ser humano. Todo ser humano es capaz de dicha trasformación mientras que no existe en absoluto en el mundo animal.
Otra característica importante de la especie humana es la toma de conciencia de su propia existencia o la aparición de la conciencia en el hombre. El ser humano tiene conciencia de su propia existencia y sabe que es humano. Esta conciencia da otra dimensión a nuestros sentimientos ya que no solamente podemos sentir algo sino que podemos reflexionar sobre lo que hemos sentido y esto nos entrega una nueva dimensión de nuestras emociones y nuestras experiencias.
Vemos que siguiendo la misma lógica por la cual hemos clasificado y hemos distinguido entre el mineral y la planta, entre la planta y el animal, tenemos una distinción objetiva y observable entre el animal y el hombre. Nunca decimos que tal planta es un mineral o tal animal es una planta, porque existe dicha característica que podemos observar y es objetiva, que los diferencia.
Estableciendo dos características propias del hombre hemos aplicado la misma lógica para establecer la separación del hombre y del animal, de manera que lógicamente no podemos decir que el hombre es un animal. De la misma forma y con la misma certeza científica que no decimos que el animal es una planta. Esto es una explicación de punto de vista material o científico.
De punto de vista espiritual, en los escritos bahá’ís leemos que lo que diferencia el hombre del animal es la existencia del alma en el hombre.
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En el alma reside, entre otras cosas, nuestra esencia verdadera, la vida eterna y el canal de conexión con DIOS. Pertenece al mundo espiritual y es de origen divino. No esta formada por elementos por lo que su materia no caduca, es indestructible mientras DIOS exista.
Ya que tenéis tanta vocación por aprender y averiguar la verdad, os expongo la trascripción de una conferencia de un maestro Bahai sobre la distinción entre el hombre y los animales y la existencia del alma. Al final hay una prueba lógica y científica muy interesante sobre su existencia. No es demasiado largo y se lee fácilmente, a vuestra salud:
…Esta pregunta, de que si el hombre es un animal, ya sea más evolucionado o no, se puede abordar de dos aspectos diferentes. El primero es presentar argumentos de punto de vista científico y racional y el segundo, argumentos de punto de vista espiritual. Vamos a analizar ambos aspectos.
La importancia de presentar argumentos racionales reside en el hecho de que Bahá’u’lláh afirma que:
La razón, es el mayor don de Dios al alma, "un signo de la revelación [...] del soberano Señor." Sólo liberándose de los dogmas heredados, ya sean religiosos o materialistas, puede la mente emprender una investigación independiente sobre la relación entre la Palabra de Dios y la experiencia de la humanidad.
‘Abdu’l-Bahá en ‘Contestación a unas preguntas’ explica los diferentes niveles de existencia y da una explicación de las diferencias del reino mineral, vegetal, animal, humano etc…Voy a tratar de resumir el argumento principal.
Podemos clasificar todo lo que existe, ya sea inerte o vivo, de acuerdo a su capacidad de trasformar energía. Esto es algo objetivo y observable. Dos características importantes para un argumento científico o lógico, ya que buscamos la aplicación del método científico. Si observamos el reino mineral vemos que los minerales tienen la capacidad de absorber y de reflejar la energía. En efecto, podemos poner una piedra al sol y lo único que puede hacer es calentarse, vale decir puede absorber energía y cuando la pongamos en un lugar más frío puede reflejar o transmitir la energía que ha almacenado.
En el mundo vegetal observamos que existe la misma capacidad de almacenar y de reflejar la energía de manera que toda trasformación de energía que el mineral es capaz de efectuar, también lo puede hacer el vegetal, pero además tiene la capacidad de trasformar la energía en crecimiento, vale decir, la capacidad de transformar la energía para satisfacer su propia estructura. El vegetal más elemental tiene dicha capacidad mientras que el mineral más perfecto no es capaz del mínimo crecimiento. Podemos darle la energía que quisiéramos al mineral y quedaría mineral. Esto es una distinción objetiva entre los dos reinos. Ningún mineral puede crecer mientras que toda planta, aún la más elemental, puede crecer.
Ahora si observamos el animal vemos que es capaz de todas las trasformaciones de energía anteriores, vale decir, absorber, reflejar y crecimiento, pero además hay una trasformación más sofisticada de energía que es la de movimiento así como la de los sentidos, la vista, el oído, etc. Está claro que el movimiento constituye una trasformación de energía. La vista, los sentidos, también constituyen una trasformación de energía ya que la información visual, por ejemplo, de un perro que ve una persona que entra en su campo visual tiene que traducirse por un intercambio metabólico (por ende energético) en una reacción que impulsa al perro a ladrar. Esto es una trasformación energética que la planta no es capaz de efectuar. De nuevo hemos establecido una diferencia objetiva entre el reino vegetal y el reino animal.
Ahora si miramos al hombre nos podemos preguntar cuál es la transformación energética que el hombre puede hacer objetivamente y que el animal no puede hacer. Lo que es propio al hombre es su capacidad de una trasformación bastante sutil que es la de energía a información. Tenemos que precisar lo que entendemos por información ya que alguien podría decir, tomando el mismo ejemplo del perro, que el perro ve una persona y su cerebro procesa la información y ladra. Y eso es verdad. Lo que quiero decir más precisamente en el caso del hombre, es su capacidad de asignar un significado especial a un símbolo cualquiera y arbitrario. En el caso del animal la información está siempre relacionada con el objeto físico. Por ejemplo, el animal ve un hombre y reacciona o huele algo y reacciona. Mientras que en el hombre es su capacidad de asignar un significado a un símbolo que no tiene nada que ver con el objeto físico. Por ejemplo, si tomamos el abecedario decimos que esto es la letra A o la letra B. La forma de las letras es totalmente arbitraria, es simplemente una convención de que tal combinación de letras que forma dicha palabra significa tal cosa. Los símbolos son totalmente arbitrarios. Podríamos usar cualquier otro símbolo en vez de nuestro abecedario. De hecho la existencia de las diferentes lenguas de los diferentes pueblos prueba que los símbolos son arbitrarios.
‘Abdu’l-Bahá explica en un pasaje que, es la inteligencia que distingue el animal del hombre. Y en otro pasaje precisa que, es la inteligencia de razonamiento abstracto lo que diferencia el hombre del animal. Esta capacidad de trasformación de energía para atribuir un significado especial a un símbolo arbitrario es característica del ser humano. Todo ser humano es capaz de dicha trasformación mientras que no existe en absoluto en el mundo animal.
Otra característica importante de la especie humana es la toma de conciencia de su propia existencia o la aparición de la conciencia en el hombre. El ser humano tiene conciencia de su propia existencia y sabe que es humano. Esta conciencia da otra dimensión a nuestros sentimientos ya que no solamente podemos sentir algo sino que podemos reflexionar sobre lo que hemos sentido y esto nos entrega una nueva dimensión de nuestras emociones y nuestras experiencias.
Vemos que siguiendo la misma lógica por la cual hemos clasificado y hemos distinguido entre el mineral y la planta, entre la planta y el animal, tenemos una distinción objetiva y observable entre el animal y el hombre. Nunca decimos que tal planta es un mineral o tal animal es una planta, porque existe dicha característica que podemos observar y es objetiva, que los diferencia.
Estableciendo dos características propias del hombre hemos aplicado la misma lógica para establecer la separación del hombre y del animal, de manera que lógicamente no podemos decir que el hombre es un animal. De la misma forma y con la misma certeza científica que no decimos que el animal es una planta. Esto es una explicación de punto de vista material o científico.
De punto de vista espiritual, en los escritos bahá’ís leemos que lo que diferencia el hombre del animal es la existencia del alma en el hombre.
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