No es un tema fácil este de los absolutos lógicos, como mínimo cuando se asocian a un mundo existente, creo que es cierto que hay necesidades lógicas inevitables, como la imposibilidad de crear un círculo cuadrado. La cuestión es hasta qué punto tendrían sentido las leyes de la lógica, como 2+2=4, aplicadas a la pura nada o si no hay una mente que las piense y deduzca de una existencia real. De entrada puede parecer que dos más dos igual a cuatro sería un concepto vacío y sin ningún sentido si no existiera formando parte indistinguible de la estructura real de un mundo. Y que en la nada, en una nada absoluta y total, dos más dos no son cuatro, sino simplemente nada, un concepto vacío de significado y de existencia propia. Pero la cuestión de fondo es si establecer una distinción entre absolutos lógicos y la existencia real tiene algún sentido.
Siempre se ha dicho que la pregunta fundamental de la filosofía es por qué existe algo y no nada, si existe lo real es porque la nada absoluta es imposible, la realidad misma (no me refiero a nuestro universo, que pienso es contingente), el hecho de que exista algo y no nada (llamémoslo Dios, materia o lo que queramos), es una necesidad lógica, surge de algún tipo de necesidad, inevitable. Por tanto lo real, Dios incluido, si existe, en su nivel más profundo, toma forma por la potencia creativa de la necesidad lógica , aunque a ese nivel seguramente estamos hablando de una "lógica" tan abismal, tan compleja y alejada de nuestros propios esquemas mentales que probablemente siempre estará más allá de la comprensión del ser humano.
Puede que no tenga demasiado sentido establecer un dualismo, una separación radical, entre leyes de la lógica y la existencia física concreta y real, como si se tratara de dos mundos independientes y separados. Como comenta el físico Roger Penrose hoy en día empezamos a ver que la realidad física en el fondo no es tan "material" como antes se pensaba:
"La propia materia es misteriosa, como lo es el espacio-tiempo dentro de cuyo marco operan ahora las teorías físicas. Cuanto más profundamente examinamos la naturaleza de la materia, más esquiva, misteriosa y matemática parece ser la propia materia. Podríamos preguntar: ¿qué es la materia, según las mejores teorías que la ciencia ha sido capaz de proporcionar? La respuesta vuelve en forma de matemáticas (no tanto como un sistema de ecuaciones, aunque las ecuaciones también son importantes) sino como conceptos matemáticos sutiles que lleva mucho tiempo captar apropiadamente".
En ese sentido, aunque yo no esté muy de acuerdo con las opiniones filosóficas de Stephen Hawking, al final de su libro Historia del Tiempo, al hablar de las teorías unificadas o "teorías del todo" de la física, se hace una pregunta importante que muchos físicos hoy en día se plantean, y es si la propia lógica interna de la realidad a un nivel muy abstracto e inmaterial, es tan potente como para dar origen a un universo:
"¿Qué es lo que insufla fuego en las ecuaciones y crea un universo que puede ser descrito por ellas? El método usual de la ciencia de construir un modelo matemático no puede responder a las preguntas de por qué debe haber un universo que sea descrito por el modelo. ¿Por qué atraviesa el universo por todas las dificultades de la existencia? ¿Es la teoría tan convincente que ocasiona su propia existencia? ¿O necesita un creador y, si es así, tiene éste algún otro efecto sobre el universo? ¿y quién lo creó a él?"
Incluso si el universo fue creado por Dios, estamos hablando de un concepto de "creación" en que lo físico y material "toma forma", surge, de leyes y conceptos lógico matemáticos muy abstractos e inmateriales (cuya cadena de explicaciones - probablemente infinita e inabordable en su totalidad por el ser humano - terminaría en un abismo sin fondo al que llamaríamos Dios, quizás por eso mismo la existencia de Dios, aunque realmente esté ahí, en el fondo del abismo como última razón de ser de todo, nunca podría probarse científicamente). Por tanto no existe ni mucho menos una frontera clara entre lo lógico matemático abstracto y lo físico material, puede que todo sea lo mismo, en formas diferentes.
El físico Paul Davies opina que una Teoría del Todo, del tipo teoría de supercuerdas y otras, caso de confirmarse alguna vez, ni por asomo lo explicaría "todo", que una tal teoría siempre contendría elementos inexplicados, hacia niveles cada vez más abstractos, y que una explicación total de lo real siempre escapará al ser humano:
"Por muy satisfactorias que puedan ser nuestras explicaciones científicas, siempre contienen ciertas hipótesis iniciales. Por ejemplo, una explicación de ciertos fenómenos en términos de física presupone la validez de las leyes de la física, que se toman como dadas de antemano. Pero uno tiene derecho a preguntarse de dónde provienen tales leyes. Cabe incluso cuestionarse el origen de la lógica sobre la que está basado todo el razonamiento científico."
"Ello no significa que el universo sea absurdo o carente de sentido, sino solamente que la comprensión de su existencia y de sus propiedades cae fuera de las categorías usuales del pensamiento racional humano. Hemos visto cómo la aplicación del pensamiento humano en su sentido más refinado y formalizado (en la matemática) está, a pesar de todo, repleto de paradoja y de incertidumbre. El teorema de Gödel nos advierte que el método axiomático de extraer deducciones lógicas a partir de hipótesis dadas no puede propocionar en general un sistema del que se pueda demostrar que es consistente y completo a la vez. Habrá siempre verdades que caen fuera, que no son alcanzables partiendo de una colección finita de axiomas.
La búsqueda de un esquema lógico y cerrado que proporcione una explicación completa y autoconsistente de todo está condenada al fracaso. Como el número cabalístico de Chaitin, tal cosa puede existir "ahí" fuera en abstracto - de hecho su existencia podría sernos conocida y podríamos conocer porciones suyas - más no nos es dado conocer su forma total a base de pensamiento racional".
"Más tarde o más temprano todos tenemos que aceptar algo como dado (autoexistente e inexplicado) ya sea Dios, la lógica, un conjunto de leyes o alguna otra base de la existencia" "Tal vez sea imposible para un pobre Homo Sapiens "llegar al fondo de todo". Siempre habrá misterio al final del universo".
Aunque me gustaría pensar lo contrario, Spalatin, el hecho de que en lo real existan necesidades lógicas, por ejemplo que 5 sea la raíz cuadrada de 25, creo que no demuestra necesariamente que provengan de una mente. Si nos preguntamos por qué 2+2=4 y respondemos que tiene que haber una "razón", y que esa razón es Dios, entonces tendríamos todo el derecho a preguntarnos por qué razón existe Dios, si decimos sin más que Dios existe necesariamente y que tiene la razón de su existencia dentro de si mismo, también podríamos decir que la razón de los absolutos lógicos es autoevidente y está dentro de sí mismos, o en otra causa que no sea Dios. Por qué Dios, cómo demostramos que provienen de Dios... Son comprensibles racionalmente, sí, pero eso puede deberse a que la mente humana ha surgido de un mundo de necesidades lógicas (junto al azar, que también existe y es real), y no las necesidades lógicas de una mente.
Es más, si Dios existe (y por lo que dije en otro mensaje yo pienso que su existencia es más probable que improbable), puede que los absolutos lógicos no emanen ni sean creados por él "libremente", sino que Dios mismo y cualquier creación suya esté sujeta a necesidades lógicas ¿Puede Dios crear un círculo cuadrado, o hacer que 2 más 2 sean 6 y no 4? Hay filósofos y teólgos (por ejemplo Andrés Torres Queiruga en "Repensar el Mal") que opinan que el mal existe en el mundo precisamente porque en cualquier mundo finito, complejo, formado por seres limitados que interactúan entre si, inevitablemente acabará surgiendo el mal, un mundo finito sin mal es una contradicción lógica que no podría ser evitada ni siquiera por Dios. Según esto Dios solo tuvo dos alternativas: no crear el mundo, o crear un mundo donde, junto a todo el bien, su creatividad, belleza y progreso evolutivo y ascendente, inevitablemente acabaría surgiendo también el mal.