EMPLEAR el TÉRMINO PERSONA para REFERIRSE a DIOS... ¿O ES más CORRECTO UTILIZAR... HIPÓSTASIS?

Sí me pondré a traducir la palabra Sí, me pondré primero a traducir el verbo Βιάζω viasllso, βία Vía etc… los paragogos y después respondo algo más…Jaris!!!
Hermano en CristoDios-Hombre, Miniyo, aquí tiene

Βιαζω, viasllso, forzar, forzar a hacerlo, presionar//violar// Ejercer presión, violencia , esforzarse duramente y según contexto también acto de violación// obligar a alguien hacer algo contra su voluntad

Βία
Vía, violencia, presión, esfuerzo duro violento, agresividad o violación,

Βίαιος
víeos violento, agresivo// Βίαιος víeos θάνατος zánatos=muerte violenta

Βιασμός
viasmós violación, quebrantamiento, acción de obligar, presionar

Βιαστής
viastís violento, violador, y el que se obliga esfuerza duramente para adquirir algo.

Sobre el término ΒασιλείαVasilía Realeza o reinado de la realeza que como reino no existe en ninguna parte en el N. Testamento… vamos a dejarlo al final porque es muy largo el tema y no quiero ahora extraviarnos del tema principal hipóstasis-persona y principio hipostático-personal y para nada quiero correr creo que durará tiempo este diá-Logo sano en Dios Logos… ya estoy guardando cosas importantes de este epígrafe y al final los tocaremos más algunos términos que nos van apareciendo… si alguien quiere aquí tiene para enterarse sobre ΒασιλείαVasilía:
http://www.logosortodoxo.com/βασιλεια-του-θεου-vasilia-tu-zeu-realeza-de-dios/

TAMBIÉN

El papel de la Iglesia Ortodoxa: La terapia de la psique del hombre Psicoterapia Ortodoxa
Por Savas el Aghiorita, Hieromonje, adaptado y traducido de tres homilías suyas.
Contenidos
1ª Parte: “La psicoterapia” terapia de la psique y del nus
2ª Parte: Preguntas al Padre Savas el Aghiorita y respuestas

3ª Parte: La La agapi del hombre a Dios y la agapi de Dios a los hombres.
4ª Parte: El reinado de la Realeza increada de Dios es Realeza de sangre;
http://www.logosortodoxo.com/psicoterapia-ortodoxa/el-papel-de-la-iglesia-ortodoxa-la-terapia-de-la-psique/

Jaris
 
C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano
11
Nuestra gnosis (cocimiento increado) es resultado de la Apocálipsis-Revelación de los Alto: «1 Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ Λόγος... (en arjí in o logos) 1 En el principio el Logos era, es y será eterna e infinitamente; y el Logos existía con Dios y está en Dios; y el Dios era y es el Logos. [1. En el principio, en el espíritu infinito e increado de la creación espiritual y material existía siempre el Logos, como Hijo de Dios que nace siempre de-el Padre, como infinito y vivo Logos de Nus infinito, perfecto y sabio. El Logos como segunda hipóstasis o persona de la Santa Trinidad existía y está siempre inseparable de Dios, y el Logos es Dios, increado, perfecto e infinito, tal y como el Padre y el Espíritu Santo» (Jn 1,1). Para muchos representantes de la ciencia contemporánea “en el principio” existía el hidrógeno, y de él, por evolución natural a lo largo de millones de años, ha surgido todo lo que existe en el universo. La ciencia todavía no llega a plantarse la pregunta: ¿Quién había antes del nacimiento de este mundo? ¿Quién preparó admirable sabiduría el tan sorprendente “bing bang”, esa energía cósmica que escapa al conocimiento? ¿Qué son en realidad el tiempo y el espacio, con sus galaxias, y el resto de sistemas celestes? Se nos ofrece la idea absurda de que de las “casuales” combinaciones, interpretadas pera el mismo átomo original, pudo surgir el pensamiento humano con su búsqueda del “Principio primero”. Es inadmisible la idea de que el hidrógeno constituya el ser primordial. En circunstancias de receptividad suprema recibimos noticia de un Ser de índole especial, el cual por Sí Mismo no tiene un principio o causa que le sea exterior, un comienzo o un fin. Descubrir con credibilidad el profundo carácter de este Ser, no está en nuestra mano. Pero tenemos el impulso congénito y nos es connatural aspirar hacia él. A nuestra pregunta: “Qué es el Ser?” recibimos la respuesta: «YoSoY el Ser o Existente…Εγώ ειμι ο Ων.» No debemos preguntar “Qué”, sino “¿QUIÉN?”. Y este quién establece con nosotros una comunicación viva, de la que somos conscientes.

Este Ser Hipostático que se encuentra más allá de toda limitación y nada ni nadie condiciona y que por Sí Mismo regula todo, es la Causa de nuestra venida al mundo. La Apocálipsis-Revelación es que este Ser es hipostático, testimonia y evidencia que la gnosis (conocimiento) sobre Él, más exactamente, de Él , sólo se puede dar mediante su κοινωνία kinonía comunión, conexión y unión personal de Él como persona con nosotros, en cuanto personas. En los momentos de comunicación viva, real con Él, Él Mismo transmite, comunica en nosotros la gnosis (increada) sobre Sí Mismo, revelándose a nosotros mediante Sus energías increadas. …CONTINUA…

Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita, (El teólogo de la Luz increada)


JARIS!!!
C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano
12
No es ocioso repetir una y otra vez, que nuestro conocimiento-gnosis sobre el Absoluto sin principio, del que se ha revelado a nosotros como Ser Hipostático, real, tiene carácter personal, ontológico y no abstracto. Intentaremos expresarlo con otra terminología. En las exposiciones usuales de la teoría del conocimiento se distinguen el sujeto que conoce y el objeto conocido. Pero en nuestra percepción y comprensión sobre la gnosis de Dios es anulada no hay lugar para el proceso de objetivación cognoscible del conocido, porque Él es siempre conocido “en lazo, en unión con la agapi” en el estado de oración pura y lúcida. Nuestra hipóstasis creada es introducida por el Espíritu Santo en la esfera del Ser Divino Increado de tal modo que percibimos y sentimos a Dios en nuestro interior como nuestra vida.

En esto consiste la radical diferencia entre la gnosis (conocimiento creado) científica y la gnosis espiritual (increada). Y esta última, la gnosis increada se entiende como existencia en κοινωνία kinonía (comunión, conexión), esta gnosis es unión en el ser.
13.
La oración pura es el camino más seguro entre la gnosis divina (conocimiento increado) . El que ora así se despoja de las gnosis exteriores y de las imágenes pasionales o indecentes que le poseen, de modo que, se prosterna delante de Aquel Quien es el Principio Αρχή arjí del todo, para recibir la vida (increada) que nace de Él. Sin palabras, «con gemidos inenarrables» (Rom 8,26), suplica a Dios aún invisible y desconocido, que le salve, lo que significa, en últimos términos, que acoja su espíritu con Él en moradas eternas. Su oración se junta a los milenarios gemidos de toda la creación, sus gritos se funden en un coro universal de la icumeni (tierra habitada), que invoca la sotiría redención, sanación y salvación. Describir esta oración es imposible, es inenarrable. No cabe, ni se encarna por nuestros logos. El sufrimiento en el que está cimentada esta oración va más allá que los mismos gemidos.

En los límites de la existencia terrena, la sed por conocer es insaciable. Poco claro al principio, el sentido de la oración se cambia, en la hora que sólo Dios sabe, en una conciencia alegre de la llamada de Él. Él Mismo con Su fuerza, nos atrae hacia sí para subir hacia Él. Esta admirable ascensión, pese a la dolorosa tensión de nuestro ser, es experimentada y vivida como la bendita sobreabundancia de una Nueva Vida que se derrama en nosotros. Cuando nuestro espíritu se convierte enteramente en oración, entonces se hace digno y capaz de sentir claramente el soplo de la Divina eternidad. A causa del gran dolor y sufrimiento de μετάνοια metania, el hombre renace al «Reinado de la Realeza increada e inconmovible. Y a causa de este acontecimiento «hay gran alegría en los ángeles de Dios en los cielos» (Lc 15,10). …CONTINUA…

Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita, (El teólogo de la Luz increada)

JARIS!!!
 
C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano
12
No es ocioso repetir una y otra vez, que nuestro conocimiento-gnosis sobre el Absoluto sin principio, del que se ha revelado a nosotros como Ser Hipostático, real, tiene carácter personal, ontológico y no abstracto. Intentaremos expresarlo con otra terminología. En las exposiciones usuales de la teoría del conocimiento se distinguen el sujeto que conoce y el objeto conocido. Pero en nuestra percepción y comprensión sobre la gnosis de Dios es anulada no hay lugar para el proceso de objetivación cognoscible del conocido, porque Él es siempre conocido “en lazo, en unión con la agapi” en el estado de oración pura y lúcida. Nuestra hipóstasis creada es introducida por el Espíritu Santo en la esfera del Ser Divino Increado de tal modo que percibimos y sentimos a Dios en nuestro interior como nuestra vida.

En esto consiste la radical diferencia entre la gnosis (conocimiento creado) científica y la gnosis espiritual (increada). Y esta última, la gnosis increada se entiende como existencia en κοινωνία kinonía (comunión, conexión), esta gnosis es unión en el ser.
13.
La oración pura es el camino más seguro entre la gnosis divina (conocimiento increado) . El que ora así se despoja de las gnosis exteriores y de las imágenes pasionales o indecentes que le poseen, de modo que, se prosterna delante de Aquel Quien es el Principio Αρχή arjí del todo, para recibir la vida (increada) que nace de Él. Sin palabras, «con gemidos inenarrables» (Rom 8,26), suplica a Dios aún invisible y desconocido, que le salve, lo que significa, en últimos términos, que acoja su espíritu con Él en moradas eternas. Su oración se junta a los milenarios gemidos de toda la creación, sus gritos se funden en un coro universal de la icumeni (tierra habitada), que invoca la sotiría redención, sanación y salvación. Describir esta oración es imposible, es inenarrable. No cabe, ni se encarna por nuestros logos. El sufrimiento en el que está cimentada esta oración va más allá que los mismos gemidos.

En los límites de la existencia terrena, la sed por conocer es insaciable. Poco claro al principio, el sentido de la oración se cambia, en la hora que sólo Dios sabe, en una conciencia alegre de la llamada de Él. Él Mismo con Su fuerza, nos atrae hacia sí para subir hacia Él. Esta admirable ascensión, pese a la dolorosa tensión de nuestro ser, es experimentada y vivida como la bendita sobreabundancia de una Nueva Vida que se derrama en nosotros. Cuando nuestro espíritu se convierte enteramente en oración, entonces se hace digno y capaz de sentir claramente el soplo de la Divina eternidad. A causa del gran dolor y sufrimiento de μετάνοια metania, el hombre renace al «Reinado de la Realeza increada e inconmovible. Y a causa de este acontecimiento «hay gran alegría en los ángeles de Dios en los cielos» (Lc 15,10). …CONTINUA…

Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita, (El teólogo de la Luz increada)


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C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano

14.
Dios revela-apocalipta Su Nombre: «YoSoY el Ser Εγώ ειμι ο Ων». Para el hombre imagen-icona del Altísimo, la palabra εγώ egó yo es una de las más preciosas, porque testimonia el principio de la hipóstasis en nosotros. Fuera de este principio, todo se torna sin sentido, inexistente, porque el Ser es inevitablemente «yo εγώ egó». Que cada uno de nosotros preserve su valor de su dignidad hipostática (personal): en ella y sólo en ella, están la riqueza y la belleza de nuestro ser. En las condiciones de nuestra existencia histórica, no es fácil la lucha y el combate por realizar el plan alto (o alta idea) de nuestro Dios y Creador. El Señor nos ha regalado la luz de la apocálipsis-revelación de la Hipóstasis, pero nosotros nacemos y nos dejamos vivir y morir entre la enorme deformada masa de individuos, en la que es propio el egoísmo y la filaftía (egolatría, excesivo amor a sí mismo y al cuerpo). Sin embargo, en la hipóstasis-persona se le ha dado abrazar y contener toda la creación en la ardiente agapi a Cristo. Estamos vinculados a este mundo, tal como es después de la caída, pero al mismo tiempo estamos obligados a luchar para nuestra libertad en Dios. La cultura contemporánea por su propia constitución es de carácter individualista. En las gentes se cultiva el individualismo con todos sus pazos (pasiones, vicios) en todas sus manifestaciones. Esto se confirma particularmente en el arte: se glorifican los genios, los creadores de este o aquel tipo u obra particular. En otras palabras, se valora y se estima la originalidad, la individualidad del artista. Bajo esta estructura se edifica nuestra sociedad y comunicación social. La aglomeración de individuos, por su misma naturaleza, es en esencia una situación de caída con su trágico camino sin salida. La cultivación y culto de la caída conduce a la expropiación, alejamiento de Dios: el hombre queda disminuido con el oscurecimiento de la imagen de Dios. Lo contrario a esto, la sinaxis-reunión de las hipostasis es «la sal y la Luz del mundo». Esto se realiza en la Iglesia de Cristo, con especial fuerza en la praxis litúrgica; precisamente allí se manifiesta la verdadera imagen de la Santa Trinidad. Todo el contenido de la Divina Liturgia llama al celebrante a ofrecer servicio y culto a Dios adecuado a su hipóstasis-persona, en el espíritu de la oración de Cristo en Getsemaní. …CONTINUA…


Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita, (El teólogo de la Luz increada)
 
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C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano

14.
Dios revela-apocalipta Su Nombre: «YoSoY el Ser Εγώ ειμι ο Ων». Para el hombre imagen-icona del Altísimo, la palabra εγώ egó yo es una de las más preciosas, porque testimonia el principio de la hipóstasis en nosotros. Fuera de este principio, todo se torna sin sentido, inexistente, porque el Ser es inevitablemente «yo εγώ egó». Que cada uno de nosotros preserve su valor de su dignidad hipostática (personal): en ella y sólo en ella, están la riqueza y la belleza de nuestro ser. En las condiciones de nuestra existencia histórica, no es fácil la lucha y el combate por realizar el plan alto (o alta idea) de nuestro Dios y Creador. El Señor nos ha regalado la luz de la apocálipsis-revelación de la Hipóstasis, pero nosotros nacemos y nos dejamos vivir y morir entre la enorme deformada masa de individuos, en la que es propio el egoísmo y la filaftía (egolatría, excesivo amor a sí mismo y al cuerpo). Sin embargo, en la hipóstasis-persona se le ha dado abrazar y contener toda la creación en la ardiente agapi a Cristo. Estamos vinculados a este mundo, tal como es después de la caída, pero al mismo tiempo estamos obligados a luchar para nuestra libertad en Dios. La cultura contemporánea por su propia constitución es de carácter individualista. En las gentes se cultiva el individualismo con todos sus pazos (pasiones, vicios) en todas sus manifestaciones. Esto se confirma particularmente en el arte: se glorifican los genios, los creadores de este o aquel tipo u obra particular. En otras palabras, se valora y se estima la originalidad, la individualidad del artista. Bajo esta estructura se edifica nuestra sociedad y comunicación social. La aglomeración de individuos, por su misma naturaleza, es en esencia una situación de caída con su trágico camino sin salida. La cultivación y culto de la caída conduce a la expropiación, alejamiento de Dios: el hombre queda disminuido con el oscurecimiento de la imagen de Dios. Lo contrario a esto, la sinaxis-reunión de las hipostasis es «la sal y la Luz del mundo». Esto se realiza en la Iglesia de Cristo, con especial fuerza en la praxis litúrgica; precisamente allí se manifiesta la verdadera imagen de la Santa Trinidad. Todo el contenido de la Divina Liturgia llama al celebrante a ofrecer servicio y culto a Dios adecuado a su hipóstasis-persona, en el espíritu de la oración de Cristo en Getsemaní. …CONTINUA…


Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita, (El teólogo de la Luz increada)
C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano
15.
La Hipóstasis en el Ser Divino no se entiende como un principio estático replegado en sí mismo. Esto sería posible en la perspectiva del
enoteismo del Islam e incluso en los límites del Antiguo Testamento, pero de ningún modo en la revelada-apocaliptada en nosotros Santa Trinidad del Nuevo Testamento; aquí la Santa Trinidad es el Ser dinámico en el más alto grado. Este dinamismo hemos sido enseñados a verlo en la Agapi (amor, energía increada divina, y amor incondicional humana), la cual es la expresión más profunda del Acontecimiento o Acto de la autodeterminación eterna de las Hipostasis-Personas de la Santa Trinidad. No decimos que la Agapi es esencia-usía de la Santa Trinidad, sino que la expresa más que ninguna otra categoría (1Jn 4,8). La esencia-usía no es participada por las creaturas y a consecuencia de esto permanece eternamente incognoscible. Todo lo que no es participado, comulgado y conectado a las creaturas racionales es incognoscible, (no se puede conocer). Pero la energía increada de la Divina Agapi se derrama a las creaturas que han sido creadas a su imagen, y la adquisición de ella se ha dado a nosotros como mandamiento.

En el Ser Divino el factor el que revela la Esencia-Usía se llama Energía. La participación de la Energía Increada realiza nuestra semejanza con el Creador, nos diviniza, glorifica o deifica. La Agapi como Vida sin principio e inmutable del Dios Trino, mediante su residencia (habitar) en nosotros nos hace no sólo inmortales, en el sentido de existencia imperecedera a lo largo de los siglos, sino «de los sin principio» porque la misma Agapi intratrinitaria o endotriádica es por sí misma sin principio. La Luz Increada descendiendo sobre el ser humano, le da la experiencia viva de esta Agapi. La energía de ella sobrepasa y elimina la muerte que nos ha herido, se vive y se experimenta como la resurrección de los muertos en ya nueva vida sin principio e increada. Entonces con esto desaparece en nosotros el sentido y sentimiento de nuestro origen terreno.

Sin embargo, esta experiencia es sólo un cierto anticipo, presabor de la prometida divinización o zéosis, una llamada que nos inspira e incita hacia áskisis o práctica espiritual, pero aún no a un estado perfecto de divinización o zéosis. Este don de la Jaris increada nos enriquece con el conocimiento de lo que «Dios ha preparado a los que le aman» (1Cor 2,9), pero todavía no aparece plenamente adquirido y puede ser retirado, como «riqueza injusta» (Lc 16, 11-12). Incluso el asceta o practicante espiritual atento no permanece siempre en el mismo nivel de Jaris-Gracia Divina increada. Después de un período de visitas de la jaris-gracia increada, ella puede disminuir y entonces somos recubiertos de nuevo de una cierta sombra.

Pero esta gnosis (conocimiento increado) permanece en nuestra psique-alma como recuerdo inolvidable. (Como dice san Máximo el Confesor) …CONTINUA… Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita 1896-1993, (El teólogo de la Luz increada)

Añadido por mí que lo tengo traducido:


San Máximo el Confesor, en su obra “Mistagogía”, instrucción mística
(Por Dimitri Staniloae)

Gnosis inolvidable o sin forma o ignorancia infinita…Γνῶσις ἀλησμόνητη ἢ ἄμορφη ἢ ἄπειρη ἄγνοια

San Máximo el Confesor, en su obra Mistagogía (instrucción mística) interpretando sobre todo a San Dionisio el Areopagita, utiliza mucho el término «Γνῶσις ἀλησμόνητη ἢ ἄμορφη ἢ ἄπειρη ἄγνοια, Gnosis inolvidable o sin forma o ignorancia infinita…», dice:

«135…Sostenido por la dinámica vital, el nus también sabiduría, extendiéndose a través de la ascesis contemplativa y unido al silencio y a la gnosis inexpresable es conducido a la verdad con una gnosis inolvidable, incesante e infinita.

Y el logos también φρόνηση (frónisi, sensatez, prudencia), estando acorde con la energía práctica del cuerpo, o con la ascesis para la virtud y la fe conlleva a la bondad o el Bien.

La Verdad Α-λήθεια (a-lícia in-olvidable o no-olvido) es lo que ya no se puede olvidar y la Bondad o la fe queda dentro de esto inamovible e irrefutable. De estas dos se compone la verdadera ciencia de las cosas divinas y humanas, y el desenlace final de la verdadera gnosis infalible e inequívoca de toda la filosofía divina cristiana… (La palabra Ἀλήθεια Verdad está compuesta del privativo a=in, no y λήθη lizi olvido).

149…La psique cultivando las cuatro virtudes generales tiene el nus verdaderamente lógico, la sabiduría con φρόνηση (frónisi, sensatez, prudencia), la θεωρία (zeoría, contemplación) operativa, la γνώσις (gnosis) virtuosa y como resultado de ellas tiene la gnosis inolvidable a la vez plenamente creída, inquebrantable e inamovible. La Ἀλήθεια (alícia) Verdad puesto que se ha hecho conocida ya no se olvida. Y a la vez es el objeto de la inamovible gnosis increada, porque permanece para siempre inagotable e indefinida. Entonces la psique recibe como regalo la zéosis que conlleva la sencillez»

San Máximo elabora un catálogo de cinco pares de subida de la psique y sólo cuando el hombre los ha unido de dos en dos llega a Dios y le conoce plenamente:…continua en…
http://www.logosortodoxo.com/%CE%B3%CE%BD%CF%89%CF%83%CE%B9%CF%83-gnosis-conocimiento/

JARIS!!!
 
C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano
15.
La Hipóstasis en el Ser Divino no se entiende como un principio estático replegado en sí mismo. Esto sería posible en la perspectiva del
enoteismo del Islam e incluso en los límites del Antiguo Testamento, pero de ningún modo en la revelada-apocaliptada en nosotros Santa Trinidad del Nuevo Testamento; aquí la Santa Trinidad es el Ser dinámico en el más alto grado. Este dinamismo hemos sido enseñados a verlo en la Agapi (amor, energía increada divina, y amor incondicional humana), la cual es la expresión más profunda del Acontecimiento o Acto de la autodeterminación eterna de las Hipostasis-Personas de la Santa Trinidad. No decimos que la Agapi es esencia-usía de la Santa Trinidad, sino que la expresa más que ninguna otra categoría (1Jn 4,8). La esencia-usía no es participada por las creaturas y a consecuencia de esto permanece eternamente incognoscible. Todo lo que no es participado, comulgado y conectado a las creaturas racionales es incognoscible, (no se puede conocer). Pero la energía increada de la Divina Agapi se derrama a las creaturas que han sido creadas a su imagen, y la adquisición de ella se ha dado a nosotros como mandamiento.

En el Ser Divino el factor el que revela la Esencia-Usía se llama Energía. La participación de la Energía Increada realiza nuestra semejanza con el Creador, nos diviniza, glorifica o deifica. La Agapi como Vida sin principio e inmutable del Dios Trino, mediante su residencia (habitar) en nosotros nos hace no sólo inmortales, en el sentido de existencia imperecedera a lo largo de los siglos, sino «de los sin principio» porque la misma Agapi intratrinitaria o endotriádica es por sí misma sin principio. La Luz Increada descendiendo sobre el ser humano, le da la experiencia viva de esta Agapi. La energía de ella sobrepasa y elimina la muerte que nos ha herido, se vive y se experimenta como la resurrección de los muertos en ya nueva vida sin principio e increada. Entonces con esto desaparece en nosotros el sentido y sentimiento de nuestro origen terreno.

Sin embargo, esta experiencia es sólo un cierto anticipo, presabor de la prometida divinización o zéosis, una llamada que nos inspira e incita hacia áskisis o práctica espiritual, pero aún no a un estado perfecto de divinización o zéosis. Este don de la Jaris increada nos enriquece con el conocimiento de lo que «Dios ha preparado a los que le aman» (1Cor 2,9), pero todavía no aparece plenamente adquirido y puede ser retirado, como «riqueza injusta» (Lc 16, 11-12). Incluso el asceta o practicante espiritual atento no permanece siempre en el mismo nivel de Jaris-Gracia Divina increada. Después de un período de visitas de la jaris-gracia increada, ella puede disminuir y entonces somos recubiertos de nuevo de una cierta sombra.

Pero esta gnosis (conocimiento increado) permanece en nuestra psique-alma como recuerdo inolvidable. (Como dice san Máximo el Confesor) …CONTINUA… Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita 1896-1993, (El teólogo de la Luz increada)

Añadido por mí que lo tengo traducido:


San Máximo el Confesor, en su obra “Mistagogía”, instrucción mística
(Por Dimitri Staniloae)

Gnosis inolvidable o sin forma o ignorancia infinita…Γνῶσις ἀλησμόνητη ἢ ἄμορφη ἢ ἄπειρη ἄγνοια

San Máximo el Confesor, en su obra Mistagogía (instrucción mística) interpretando sobre todo a San Dionisio el Areopagita, utiliza mucho el término «Γνῶσις ἀλησμόνητη ἢ ἄμορφη ἢ ἄπειρη ἄγνοια, Gnosis inolvidable o sin forma o ignorancia infinita…», dice:

«135…Sostenido por la dinámica vital, el nus también sabiduría, extendiéndose a través de la ascesis contemplativa y unido al silencio y a la gnosis inexpresable es conducido a la verdad con una gnosis inolvidable, incesante e infinita.

Y el logos también φρόνηση (frónisi, sensatez, prudencia), estando acorde con la energía práctica del cuerpo, o con la ascesis para la virtud y la fe conlleva a la bondad o el Bien.

La Verdad Α-λήθεια (a-lícia in-olvidable o no-olvido) es lo que ya no se puede olvidar y la Bondad o la fe queda dentro de esto inamovible e irrefutable. De estas dos se compone la verdadera ciencia de las cosas divinas y humanas, y el desenlace final de la verdadera gnosis infalible e inequívoca de toda la filosofía divina cristiana… (La palabra Ἀλήθεια Verdad está compuesta del privativo a=in, no y λήθη lizi olvido).

149…La psique cultivando las cuatro virtudes generales tiene el nus verdaderamente lógico, la sabiduría con φρόνηση (frónisi, sensatez, prudencia), la θεωρία (zeoría, contemplación) operativa, la γνώσις (gnosis) virtuosa y como resultado de ellas tiene la gnosis inolvidable a la vez plenamente creída, inquebrantable e inamovible. La Ἀλήθεια (alícia) Verdad puesto que se ha hecho conocida ya no se olvida. Y a la vez es el objeto de la inamovible gnosis increada, porque permanece para siempre inagotable e indefinida. Entonces la psique recibe como regalo la zéosis que conlleva la sencillez»

San Máximo elabora un catálogo de cinco pares de subida de la psique y sólo cuando el hombre los ha unido de dos en dos llega a Dios y le conoce plenamente:…continua en…
http://www.logosortodoxo.com/%CE%B3%CE%BD%CF%89%CF%83%CE%B9%CF%83-gnosis-conocimiento/


JARIS!!!
C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano
16
Discerniendo en la Divinidad revelada en nosotros el Principio Hipostático, la Esencia y la Energía, no concebimos en modo alguno a Dios como algo compuesto de elementos distintos. El Ser Divino es el Dios Vivo y no una idea o concepto filosófico del “ser puro”. Es el Dios Viviente porque es Hipostático. Y en realidad, al vivir le es propio dicho Principio, es decir, la Hipóstasis (Persona). La Hipóstasis no es una idea abstracta. No. Ella posee Su Naturaleza propia y Su Energía propia. Este Ser es el Ser real όντως Ον. La Esencia o la Naturaleza nosotros no la consideramos como factor o elemento “objetivo” en la Divinidad. Si nos referimos a veces a esta dimensión del Divino Ser, como si se tratase como aspecto objetivo real, esto lo hacemos exclusivamente en el sentido de que la Esencia-Usía y la Energía, al ser Vida Divina en absoluta plenitud, no es contenido sólo de una de la Hipostasis de la Trinidad por separado, sino de las Tres en igual medida.

En Dios entre el Principio Hipostático y la Esencia-Usía existe identificación absoluta. La Esencia está incluida en las Hipostasis (Personas). “Separada” de las Hipostasis (Personas) o fuera de las Hipostasis (Personas) no existe. En el Ser Divino –enteramente hipostático (personal)- la autodeterminación de las Divinas Hipostasis (Personas) proviene de las mismas Hipostasis y de ningún modo está predeterminada o impuesta por la Esencia-Usía.

En nuestra vida creada, vemos y constatamos efectivamente que nuestra naturaleza no se identifica aún plenamente con el principio hipostático-personal; más aún, como personas-hipostasis, nos encontramos en aguda oposición con algunas manifestaciones de nuestra naturaleza. Nacemos como hipostasis-personas sólo en potencia o potencialmente. Cuando este principio hipostático-personal adquiere en nosotros cierto grado de desarrollo, empiezan los conflictos y las pulsiones de nuestra naturaleza caída. Nuestra naturaleza no está plenamente en-hipostasiada-personalizada, y a pesar de esto es posible hablar de su objetividad relativa; aquella, la hipóstasis-persona, no aparece o no se manifiesta nunca fuera de los individuos concretos.

Evitemos proyectar en Dios la separación entre naturaleza e hipóstasis que se da en nosotros. En nuestra perfección final debe realizarse plena identidad de naturaleza y persona, pues de otro modo sería imposible la zéosis (glorificación, deificación, divinización) de nuestro ser en integridad. Creemos que el Señor que ascendió a los cielos no está separado de su naturaleza humana. En la eternidad existe en dos naturalezas, que no se mezclan la una con la otra, sino que él es un solo Señor en armoniosa unión. Lo mismo deberá suceder con nosotros: conservaremos nuestra naturaleza después de la muerte, pero la jaris increada de Dios se unirá a nosotros tan estrecha e íntimamente que poseeremos también una armonía integral en la vida eterna. …CONTINUA…

Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita 1896-1993, (El teólogo de la Luz increada)


JARIS
 
C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano
16
Discerniendo en la Divinidad revelada en nosotros el Principio Hipostático, la Esencia y la Energía, no concebimos en modo alguno a Dios como algo compuesto de elementos distintos. El Ser Divino es el Dios Vivo y no una idea o concepto filosófico del “ser puro”. Es el Dios Viviente porque es Hipostático. Y en realidad, al vivir le es propio dicho Principio, es decir, la Hipóstasis (Persona). La Hipóstasis no es una idea abstracta. No. Ella posee Su Naturaleza propia y Su Energía propia. Este Ser es el Ser real όντως Ον. La Esencia o la Naturaleza nosotros no la consideramos como factor o elemento “objetivo” en la Divinidad. Si nos referimos a veces a esta dimensión del Divino Ser, como si se tratase como aspecto objetivo real, esto lo hacemos exclusivamente en el sentido de que la Esencia-Usía y la Energía, al ser Vida Divina en absoluta plenitud, no es contenido sólo de una de la Hipostasis de la Trinidad por separado, sino de las Tres en igual medida.

En Dios entre el Principio Hipostático y la Esencia-Usía existe identificación absoluta. La Esencia está incluida en las Hipostasis (Personas). “Separada” de las Hipostasis (Personas) o fuera de las Hipostasis (Personas) no existe. En el Ser Divino –enteramente hipostático (personal)- la autodeterminación de las Divinas Hipostasis (Personas) proviene de las mismas Hipostasis y de ningún modo está predeterminada o impuesta por la Esencia-Usía.

En nuestra vida creada, vemos y constatamos efectivamente que nuestra naturaleza no se identifica aún plenamente con el principio hipostático-personal; más aún, como personas-hipostasis, nos encontramos en aguda oposición con algunas manifestaciones de nuestra naturaleza. Nacemos como hipostasis-personas sólo en potencia o potencialmente. Cuando este principio hipostático-personal adquiere en nosotros cierto grado de desarrollo, empiezan los conflictos y las pulsiones de nuestra naturaleza caída. Nuestra naturaleza no está plenamente en-hipostasiada-personalizada, y a pesar de esto es posible hablar de su objetividad relativa; aquella, la hipóstasis-persona, no aparece o no se manifiesta nunca fuera de los individuos concretos.

Evitemos proyectar en Dios la separación entre naturaleza e hipóstasis que se da en nosotros. En nuestra perfección final debe realizarse plena identidad de naturaleza y persona, pues de otro modo sería imposible la zéosis (glorificación, deificación, divinización) de nuestro ser en integridad. Creemos que el Señor que ascendió a los cielos no está separado de su naturaleza humana. En la eternidad existe en dos naturalezas, que no se mezclan la una con la otra, sino que él es un solo Señor en armoniosa unión. Lo mismo deberá suceder con nosotros: conservaremos nuestra naturaleza después de la muerte, pero la jaris increada de Dios se unirá a nosotros tan estrecha e íntimamente que poseeremos también una armonía integral en la vida eterna. …CONTINUA…

Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita 1896-1993, (El teólogo de la Luz increada)


JARIS
C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano
17.
«YoSoY el Ser o Existente Εγώ ειμί ο Ων». Este Εγώ egó Yo es el Ser esencial. Los Profetas (Isaías y Jeremías) lo han expresado magníficamente: «Yo vivo, dice el Señor». Y el Apóstol Pablo repitió lo mismo en Romanos 14,11. Todo está en este Εγώ egó Yo. Y nosotros poseemos la promesa de la eternidad personal: «Yo vivo y vosotros viviréis» (como personas: Pedro, Juan, Andrés), dijo el Señor en Juan 14,19. Tras nuestra salida de esta vida, nuestro espíritu hipostático-personal se conservará precisamente como tal, no se disolverá en un absoluto suprapersonal como la gota en el océano o como nuestro aliento derramándose en la atmósfera y desapareciendo en ella.
18
El Dios ha creado nuestra naturaleza y, obviamente, sólo Él conoce los límites posibles. Cada hipóstasis se forma y se pone dentro de un ambiente natural, pero nosotros no lo conocemos como debiéramos. Este ambiente o los elementos del ambiente se revela a nosotros gradualmente y se va convirtiendo en contenido de nuestra hipóstasis-persona, llamada a integrar totalmente su naturaleza. En su actualización final, la hipóstasis creada aparecerá también portadora de esta plenitud del ser teantrópino o divino-humano que ha sido pensada por el Creador como capaz de contener la plenitud del ser teantrópino, divino-humano. El Cristo, que es la medida del hombre, lo ha mostrado en Su ascensión. Ni siquiera en Él la naturaleza humana creada se transforma en la sin principio Esencia de la Deidad, sino que asume sin disminución la plenitud de la Deidad o Divinidad, hasta el punto que en la Hipostasis de Cristo dicha naturaleza se sienta a la derecha del Dios Padre.
19.
Ante nosotros se encuentra el mandamiento: el de realizar, en la condiciones que derivan de nuestra caída, la inmortalidad de nuestra facultad hipostática (personal). Este proceso es extraordinariamente complejo. La experiencia muestra que a causa del primer pecado nuestra naturaleza ha sufrido una alteración esencial y un importante deterioro. Se ha originado una situación paradójica. Nuestra naturaleza, aún siendo nuestra, viene y está en cierto conflicto con nuestro principio hipostático cuando este, para aplicar y cumplir los logos-mandamientos evangélicos lucha y se esfuerza para sanarse en todos los niveles de nuestro ser, o sea, restablecer (apocatástasis) en su integridad la naturaleza trastornada por la caída. Sólo con la oración y la sinergia de jaris el dinamismo espiritual de nuestra hipóstasis puede vencer y sobrepasar la imposición de cualquier limitación proveniente no sólo de la inercia nuestra naturaleza caída y limitada, sino en general de las fuerzas cósmicas o mundanas. Vivir o vida en este mundo conforme a la enseñanza de Cristo equivale a luchar incesantemente contra los pazos* que obstaculizan la adquisición de la vida eterna en Luz increada de Dios y Padre nuestro.
* (Πάθος pazos, padecimiento, pasión, emoción, hábito, mala costumbre, vicio, patología también fervor, manía u obsesión según el contexto…ver: http://www.logosortodoxo.com/πάθος-pazos-y-ἀπάθεια-apazia-sin-pazos/)
…CONTINUA…

Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita 1896-1993, (El teólogo de la Luz increada)


JARIS
 
C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano
17.
«YoSoY el Ser o Existente Εγώ ειμί ο Ων». Este Εγώ egó Yo es el Ser esencial. Los Profetas (Isaías y Jeremías) lo han expresado magníficamente: «Yo vivo, dice el Señor». Y el Apóstol Pablo repitió lo mismo en Romanos 14,11. Todo está en este Εγώ egó Yo. Y nosotros poseemos la promesa de la eternidad personal: «Yo vivo y vosotros viviréis» (como personas: Pedro, Juan, Andrés), dijo el Señor en Juan 14,19. Tras nuestra salida de esta vida, nuestro espíritu hipostático-personal se conservará precisamente como tal, no se disolverá en un absoluto suprapersonal como la gota en el océano o como nuestro aliento derramándose en la atmósfera y desapareciendo en ella.
18
El Dios ha creado nuestra naturaleza y, obviamente, sólo Él conoce los límites posibles. Cada hipóstasis se forma y se pone dentro de un ambiente natural, pero nosotros no lo conocemos como debiéramos. Este ambiente o los elementos del ambiente se revela a nosotros gradualmente y se va convirtiendo en contenido de nuestra hipóstasis-persona, llamada a integrar totalmente su naturaleza. En su actualización final, la hipóstasis creada aparecerá también portadora de esta plenitud del ser teantrópino o divino-humano que ha sido pensada por el Creador como capaz de contener la plenitud del ser teantrópino, divino-humano. El Cristo, que es la medida del hombre, lo ha mostrado en Su ascensión. Ni siquiera en Él la naturaleza humana creada se transforma en la sin principio Esencia de la Deidad, sino que asume sin disminución la plenitud de la Deidad o Divinidad, hasta el punto que en la Hipostasis de Cristo dicha naturaleza se sienta a la derecha del Dios Padre.
19.
Ante nosotros se encuentra el mandamiento: el de realizar, en la condiciones que derivan de nuestra caída, la inmortalidad de nuestra facultad hipostática (personal). Este proceso es extraordinariamente complejo. La experiencia muestra que a causa del primer pecado nuestra naturaleza ha sufrido una alteración esencial y un importante deterioro. Se ha originado una situación paradójica. Nuestra naturaleza, aún siendo nuestra, viene y está en cierto conflicto con nuestro principio hipostático cuando este, para aplicar y cumplir los logos-mandamientos evangélicos lucha y se esfuerza para sanarse en todos los niveles de nuestro ser, o sea, restablecer (apocatástasis) en su integridad la naturaleza trastornada por la caída. Sólo con la oración y la sinergia de jaris el dinamismo espiritual de nuestra hipóstasis puede vencer y sobrepasar la imposición de cualquier limitación proveniente no sólo de la inercia nuestra naturaleza caída y limitada, sino en general de las fuerzas cósmicas o mundanas. Vivir o vida en este mundo conforme a la enseñanza de Cristo equivale a luchar incesantemente contra los pazos* que obstaculizan la adquisición de la vida eterna en Luz increada de Dios y Padre nuestro.
* (Πάθος pazos, padecimiento, pasión, emoción, hábito, mala costumbre, vicio, patología también fervor, manía u obsesión según el contexto…ver: http://www.logosortodoxo.com/πάθος-pazos-y-ἀπάθεια-apazia-sin-pazos/)
…CONTINUA…

Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita 1896-1993, (El teólogo de la Luz increada)


JARIS
C. 13
SOBRE EL PRINCIPIO HIPOSTÁTICO
En Dios y en el ser humano
20.
«YoSoY el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6). En la medida en que nos ha sido dado a conocer a Jesús Cristo orando en Getsemaní, muriendo en la cruz, descendiendo al hades (infierno), resucitando y ascendiendo al cielo, sentado a la derecha del Padre y enviando el Espíritu Santo que procede del Padre, “herencia inalienable de los creyentes”- sabemos que nada ni nadie podría sobrepasarLe en todos los planos de la realidad (Fil 2, 9-11; Ef 1,10). Así entendía yo las cosas durante aquellos benditos días, cuando el Señor con complacencia me hizo renacer y me regeneró en Su agapi. Así lo siento y entiendo hasta hoy en día, con la única diferencia de que, cuanto más se profundiza en la experiencia, más aumenta la claridad de la zeoría-visión, contemplación espiritual. Por la fe yo veía mi futuro como un examen, juicio inminente, el único por excelencia que hay que tener seriamente en cuenta cada hombre. ¡Oh, cuánto he temido y cuánto temo siempre no pasar esta prueba ante la Persona (faz) del amado Dios! ¿No sería excesivamente audaz, siendo como soy, al decir que «el Padre me ha atraído a su Hijo?» (Jn 6,44-65 y Gal 1, 15-16). En cualquier parte donde se lance mi espíritu en la infinitud de Dios y se despierte en mí cualquier pregunta, Él, el Hijo Unigénito, ha sido, sigue y seguirá siendo la estrella que me guía. A través de Él he conocido al Padre. Según Sus indicaciones aprendí a reconocer al Espíritu Santo. Y Éste último me hizo y me hace sentir, en todo mi ser, que he encontrado la Verdad primera (Jn 16, 13-14; 14,26). Mi única preocupación después de aquel encuentro ha sido realizar esta Verdad divina en mi vida. Al no conseguir este objetivo Divino, vivía con tanto pesar que no puedo expresarlo. A causa de esto y consciente de mi pasado depravado, estaba abrumado, dolido y enteramente quebrantado, sintiendo mi indignidad por la idea de mi pecaminosidad. Durante años he llorado este mal. Mi pecho estaba cansado y dolorido por los suspiros y gemidos del corazón. ¿De dónde me venía esta fuerza? Quienes no hayan pecado como yo no lo entenderán. Pero si piensan que exagero, se equivocan. No existe mayor desgracia que profanar la agapi del Santo de los Santos. Mi corazón se hacía y es como cera fundida. Pero el dolor del corazón, de un modo extraño y paradójico, se convertía y era vivificante; una cierta muerte repugnante era expulsada por mis lágrimas ardientes, de modo semejante a como algunos procedimientos químicos o biológicos quitan las manchas acumuladas en un vestido durante años.…CONTINUA…
Del Libro: VER A DIOS COMO ÉL ES, Sofronio Sajarof, Athonita 1896-1993, (El teólogo de la Luz increada)

JARIS!!!
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