Re: Elena G. de White, mensajera del Señor
Estimados hermanos. Saludos cordiales.
Cuando vemos que determinados hermanos copian y pegan artículos de paginas anti adventistas, en contra de Ellen White pensarán que lo que dicen allí es cierto. Se ha demostrado que falsean los escritos, alterándolos y sacándolos de contexto. Por eso los traen para mostrarlo en este sitio. No se dieron la molestia de investigar un poco más y descubrir las falsedades que estos escritores presentan en dichas páginas.
La gran mayoría de sus falsas argumentaciones han sido respondidas, pero las vuelven a presentar creyendo que así lo falso será verdadero por reiteración o insistencia.
Para desacreditar aun más la buena reputación de esta noble mujer a quién el Señor llamó a su servicio a muy temprana edad, la tildan de copiona, loca ignorante y otros apelativos que inventan en su contra. Y si una persona habla en su favor lo califican de idolatrar a esta destacada escritora.
Elena White siempre ha exaltado la Palabra de Dios y ha llamando nuestra atención a su estudio. (Testimonies, vol. 2, p. 665; vol. 5, p. 665).Los principios y las verdades de la Biblia son clarificados y simplificados al tratar ella los detalles o "minucias".(Testimonies, vol. 2, p. 605). Un llamado a una buena manera de vivir y a renunciar el pecado es una nota tónica que se oye a través de sus escritos. (Testimonies, vol. 5, p. 667). En libros como El Camino a Cristo, o El Deseado de Todas las Gentes, provee esperanza, consolación y soluciones para el dilema humano. Elena White tiene mucho que enseñarnos respecto a nuestra comprensión de los eventos finales, la segunda venida de Cristo, y la preparación que necesitamos para encontrarnos con él. (Great controversy, pp. 593, 594. In his recent book Reading Ellen White, George Kinght has identified not only the purposes of her writtings, but the hermeneutical principles needed for correct interpretation of them.) Aunque murió hace 83 años, todavía es tenida por la mayoría de los adventistas del séptimo día como genuina profetisa y mensajera de Dios, y que ha sido probada sin lugar a dudas, por los frutos de su vida y su trabajo (Mat. 7:16; 20).
Hay, sin embargo, un aspecto de su ministerio que amerita especial y cuidadosa investigación, y que ha sido mal entendido. Este es su rol como interprete de la Biblia. Raúl Dederen nota tres aspectos sobresalientes de este rol. Primero, "como intérprete de la Biblia, la característica más importante de Elena White es la de un evangelista, no la de un exégeta; no es la de un teólogo, pero es la de un predicador, la de un evangelista. . . . Tenía la actitud típica de un profeta, principalmente deseosa que mediante el texto lograra su objetivo inmediato el cual era el servicio. Segundo, jamás fracasó en enfatizar la relevancia del pasaje a sus lectores, y la importancia de una respuesta propia a la Palabra de Dios". Tercero, Dederen nota un aspecto notorio la facilidad con que las citas bíblicas y alusiones bíblicas brotan de su pluma. Su mente estaba completamente impregnada con las Sagradas Escrituras." (Ellen White's Doctrine of Scripture," in "Are There Prophets in the Modern Church?" Suplement to Ministry, July, 1977, p. 24H.)Y siendo que sus escritos están tan inmersos en la Palabra, no es sorpresa que A.T. Jones, en 1894, la describiera como la infalible intérprete de la Biblia. Y fue más lejos aun, al afirmar que la mejor forma de estudiar la Biblia era a través de sus escritos. (HM Extra, December, 1894).Aunque otros autoproclamados profetas modernos se consideran a sí mismos como la lente indispensable a través del cual se debe ver e interpretar correctamente la Escritura, Elena White categóricamente rechaza tal pretensión. Ella declara enfáticamente que sus escritos jamás deben anteponerse a las Escrituras. (Evangelismo, p. 256.) La señora White recuerda cómo en los primeros días de su ministerio, "el poder de Dios descendía sobre ella y la capacitaba para claramente definir qué era verdad y qué era error." (Gospel Worker, p. 52). En otras ocasiones afirmó que lo que había escrito era exacto y correcto. "Hay una sola cadena de verdad, sin ninguna declaración herética en aquello que he escrito." (Selected Messages, vol. 3, p. 52). "Los Testimonios jamás contradicen su Palabra" (Selected Messages, vol. 3, p. 32) .La conclusión inevitable es: Elena White debió haber creído que cuando hacía declaraciones respecto a alguna doctrina, así como de cualquier otro tema, sus declaraciones eran bíblicas y doctrinalmente correctas. Si esto es cierto, ¿por qué pues se opuso al uso de sus escritos para determinar lo correcto o no correcto de una doctrina?
Debemos saber, sin embargo, que ella consistentemente rehusó ser el árbitro de la verdad. Ninguna posición doctrinal debería ser determinada y defendida sobre la base: "Así dice la señora White". Era su deseo que todos escudriñemos las Escrituras. Usarla a ella como árbitro final, inevitablemente nos conduciría al analfabetismo bíblico. A fin de lograr una credibilidad perdurable de nuestros propios miembros de iglesia, ya no digamos con los cristianos de otras confesiones, todas nuestras doctrinas deben estar basadas única y completamente en la Biblia.
Pero, mientras que es cierto que los escritos de Elena White son primordialmente formativos y no normativos, (For a provocative discussion of the issue, see Ron Graybill, "Ellen White's role in doctrinal formation, "Ministry, October, 1981, pp. 7-11). y puesto que siempre hablan subordinados a la autoridad de las Sagradas Escrituras, no por ello debemos decir que Dios, en ninguna ocasión no usó la usó para corregir errores doctrinales. En una coyuntura muy crítica en la historia de nuestra denominación, ella fue usada por Dios para alterar significativamente los puntos de vista doctrinales. Respecto a los últimos años de la década de los 70 ella escribe: "Hubo un tiempo en que un error tras otro se cernía sobre nosotros. Ministros y doctores introducían nuevas doctrinas. Lo que hacíamos era escudriñar las Escrituras con mucha oración, y el Espíritu Santo presentaba la verdad a nuestras mentes. . . . El poder de Dios descendía sobre mí y me capacitaba para claramente definir qué era verdad y que era error"(Gospel Workers, p. 302).
En 1898, a fin de contrarrestar el semi-arrianismo de Urías Smith, declaró inequívocamente: "En Cristo hay vida original, no prestada y no-derivada. . . La divinidad de Cristo es la seguridad de vida eterna para el creyente. (Cf. The Desire of Ages, pp. 24, 25, and Smith's editorial in the Review, Mach 16, 1897). En la sesión de la Conferencia General de 1901, públicamente refutó el fanatismo de la "carne santificada" que había impactado la dirigencia de la Conferencia de Indiana en 1900. En respuesta a sus pretendidas declaraciones las cuales decían que cada creyente debería adquirir un estado físico de impecabilidad, necesario e indispensable para la traslación, ella escribió: " La enseñanza dada respecto a lo que se considera como "carne santificada", es un error. Todos hoy pueden obtener corazones santificados, pero no es correcto pretender que en esta vida hemos de tener carne santificada. Ningún ser humano sobre la tierra tiene carne santificada. Esto es una imposibilidad".(Selected Messages, vol. 2, p. 32.) Y en 1903, cuando el liderazgo de la iglesia comenzó a angustiarse respecto a la exposición que el doctor Kellogg hacía acerca del panteísmo, escribió: "En el libro El Templo Viviente, se halla el alfa y la omega de esta mortal herejía." (Ibid. Vol. 2, p. 200. Cf. Testimonies for the Church, vol. 8, pp. 255-328. The Living Temple was a 568 page book published in 1903 in which he presented his pantheistic view). De nuevo, en 1905, en respuesta a A.F. Ballenger sobre sus puntos de vista respecto al santuario, cuyos puntos de vista negaban el cumplimiento de la profecía en 1844, y que también repudiaban el ministerio celestial de Cristo y el juicio investigador, fue categórica: "Cuando el poder de Dios testifica respecto a qué es verdad, esa verdad se sostendrá por siempre como verdad. Ninguna suposición contraria a la luz que Dios ha dado debe ser acariciada. Se levantarán hombres con interpretaciones de la Escritura que para ellos parecerán como verdad, pero no son la verdad. . . no debemos recibir las palabras de esos hombres quienes vienen con un mensaje que contradice los puntos esenciales de nuestra fe".(Ibid. Vol. 1, p. 161. Cf. Manuscript Release No. 760. For additional information and explanation see Robert W. Olson, 101 Questions on the Sanctuary and on Ellen White (Washington, D. C.: Ellen G. White Estate, 1981), pp. 38-45.)
La conclusion es inevitable. Es el deseo de Dios que su pueblo estudie fervientemente la Palabra en la continua búsqueda de la verdad. Mas cuando alguien, en lugar de bregar con la Palabra, se levanta y tuerce la Palabra, Dios actúa mediante su profeta, a fin de distinguir entre lo que es verdad y lo que es error. El papel de Elena de White como mensajera de Dios ha sido descrito sucintamente así:
"El hecho de que la particular vocación y llamado de la señora White fue la de un profeta, sugiere que su rol no es meramente devocional o pastoral, ni exegético o teológico, sino profético. Aunque su ministerio exhibe elementos de todos estos otros roles, lo hace en forma aparte y distinta. La autoridad profética es la autoridad que presenta el mensaje de Dios, que va a la raíz de los problemas de la existencia humana, que descubre la perversidad humana y enfatiza el potencial humano en Cristo. Un profeta puede argumentar en lo teológico, puede ofrecer reflexiones devocionales y puede ministrar pastoralmente al pueblo de Dios, pero su mensaje es generalmente más inquietante que el de un pastor; es más desafiante que el de un escritor devocional; es más cautivante que una formulación teológica, y más relevante que una exposición exegética." (Ron Graybill, "Ellen White's role in doctrine formation," Ministry, October 1981, p. 8).
Los adventistas del séptimo día continúan investigando, ampliando y profundizando en su comprensión del multifacético tesoro del don de profecía como guía celestial en la vida, obra y escritos de Elena White. Pero el estudio y uso de sus escritos hoy se hacen con discreción: "¿Cómo puede el Señor bendecir a aquellos que manifiestan un espíritu que dice: "A mi no me importa", un espíritu que los conduce a andar contrariamente a la luz que el Señor les ha dado? Pero no os pido que toméis mis palabras. Poned a la Hna. White a un lado. No citéis mis palabras de nuevo en toda vuestra vida hasta que obedezcáis la Biblia.* Cuando hagáis de la Biblia vuestro alimento, vuestra comida y vuestra bebida, cuando hagáis de sus principios los elementos de vuestro carácter, sabréis mejor cómo recibir el consejo de Dios. Exalto la preciosa Palabra delante de vosotros hoy. No repitáis lo que yo he dicho: "La Hna. White ha dicho así", y "La Hna. White ha dicho asá". Descubrid lo que el Señor de Israel ha dicho, y entonces haced lo que él ordena (Manuscrito 43, 1901. [De un discurso a los dirigentes de la iglesia la noche anterior a la apertura del congreso de la Asociación General de 1901.]) 37
La conclusión parece evidente por sí misma: si como adventistas del séptimo día creemos todo lo que la Biblia enseña, amaremos los escritos de Elena White. Y si creemos todo lo que Elena White enseña, amaremos y exaltaremos en forma suprema la Palabra de Dios.
En el trabajo público no hagáis prominente ni citéis lo que la Hna. White ha escrito, como autoridad para sostener vuestra posición. El hacer esto no aumentará la fe en los Testimonios. Presentad vuestras evidencias en forma clara y sencilla, extrayéndolas de la Palabra de Dios. Un "así dice el Señor" es el testimonio más poderoso que podéis presentar a la gente. Que nadie sea educado a mirar a la Hna. White, sino a Dios poderoso que da las instrucciones a la Hna. White (Carta 11, 1894).
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.