Re: Elena G. de White, mensajera del Señor
Estimado Manuel5. Saludos cordiales.
Aprecio y comprendo tu sentir, a pesar que a veces no comparto tu postura y tu fastidio por las enseñanzas adventistas, lo que es lógico por nuestros tipos de educación y cultura, y planteamiento ante la vida. Antes de unirnos a una iglesia debemos unirnos a Cristo. Pero hay varios puntos que nos unen.
En mi caso personal fui bastante inquisitivo, al unirme a la I.A.S.D y al investigar con diligencia la Palabra, cosa que a algunos seguramente les molestó. Pero hoy, en el transcurso del tiempo agradezco a mi Dios, por las enseñanzas recibidas y sus ricos tesoros revelados.
Si aceptamos lo que dice la Palabra en Judas que el Príncipe Miguel (¡Quién como Dios?) es el Arcángel que ya en lo antiguo contendió con el diablo acerca del cadáver de Moisés, y que como caudillo de los ángeles buenos venció a Satanás y a los malos espíritus del cielo, y los echó fuera Apoc. 12: 7. Miguel, “el gran príncipe”, es el que en los últimos tiempos, según Daniel 12: 1, intervendrá por el pueblo de Dios y lo salvará. Miguel es el arcángel o el príncipe de los ángeles, pues leemos en 1 Tesaloniscences 4: 16 que el Señor descenderá del cielo con aclamación y voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. En S. Juan 5: 25 leemos empero que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; por lo tanto la voz del arcángel es la voz del Hijo de Dios y Cristo es el arcángel y por consiguiente también Miguel. Lo que dice Daniel de Miguel y lo que dice el arcángel en la epístola a los Tesaloniscences, le es atribuido a Jehová en Ezequiel 43: 2: “Y su sonido (de Dios) era como el sonido de muchas aguas”. Y lo que dice Daniel de Miguel y lo que dice de Dios en Ezequiel, le es también atribuido a Cristo en Apocalipsis 1: 15, “y su voz como ruido de muchas aguas”. De todo esto se desprende claramente que Miguel es Cristo.
Tu preguntas ahora: “el arcángel Miguel” = “Jehová”
No sé si concordamos que “Cristo” es identificado en la Biblia como "Jehová", de no ser así, lee las siguientes comparaciones:
Jehová Cristo
Isaías 40:3 La preparación del camino Mat. 3: 3
Jr. 17: 10 Escudriñador. Apoc. 2: 18, 23
Is. 45: 22, 23 Toda rodilla se doblará Filip. 2: 10, 11
Ex. 3: 14 Yo Soy Jn. 8: 58
Jr. 31: 34 Perdonador de pecados Lc. 5: 21, 24
Is. 47: 4 Redentor Col. 1: 12-14
Sl 23:1 Pastor Jn. 10:11
Is. 60: 19, 20 Luz Jn 8: 12
Sl. 95:1 Roca 1 Cor. 10: 4
Is. 43: 3 Salvador Luc. 2:11
Jr. 10: 10; Dt. 32: 4 Verdadero Jn. 14: 6
Mal. 3:6 Inmutable He. 13: 8
Sl. 129: 4 Justo 1 Jn 2: 1
Los otros títulos que identifican en la Biblia a Cristo con el Ángel de Jehová son bastante claros:
Y hallóla el ángel de Jehová junto á una fuente de agua en el desierto, junto á la fuente que está en el camino del Sur.
Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y á dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai, mi señora.
Y díjole el ángel de Jehová: Vuélvete á tu señora, y ponte sumisa bajo de su mano.
Díjole también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu linaje, que no será contado á causa de la muchedumbre.
Díjole aún el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y parirás un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque oído ha Jehová tu aflicción.
Y él será hombre fiero; su mano contra todos, y las manos de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará.
Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres el Dios de la vista; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve? Gén. 16: 7- 13.
Y ACONTECIO después de estas cosas, que tentó Dios á Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, á quien amas, y vete á tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
Entonces el ángel de Jehová le dió voces del cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; que ya conozco que temes á Dios, pues que no me rehusaste tu hijo, tu único;
Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.
Y llamó el ángel de Jehová á Abraham segunda vez desde el cielo,
Y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único;
Bendiciendo te bendeciré, y multiplicando multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo, y como la arena que está á la orilla del mar; y tu simiente poseerá las puertas de sus enemigos:
En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra, por cuanto obedeciste á mi voz. Gen. 22: 1, 2, 11, 12, 14-18
“Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, repartió á los discípulos, y los discípulos á los que estaban recostados: asimismo de los peces, cuanto querían.
Y como fueron saciados, dijo á sus discípulos: Recoged los pedazos que han quedado, porque no se pierda nada. Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.”
“Y como se hizo tarde, descendieron sus discípulos á la mar;
Ellos entonces gustaron recibirle en el barco: y luego el barco llegó á la tierra donde iban.
El día siguiente, la gente que estaba de la otra parte de la mar, como vió que no había allí otra navecilla sino una, y que Jesús no había entrado con sus discípulos en ella, sino que sus discípulos se habían ido solos;
Y que otras navecillas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber el Señor dado gracias” S. Juan 6: 11, 12, 14, 16, 21- 23.
ANTES de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había venido para que pasase de este mundo al Padre, como había amado á los suyos que estaban en el mundo, amólos hasta el fin.
Y la cena acabada, como el diablo ya había metido en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, que le entregase,
Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y á Dios iba, Dícele Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, más aun las manos y la cabeza.
Dícele Jesús: El que está lavado, no necesita sino que lave los pies, mas está todo limpio: y vosotros limpios estáis, aunque no todos.
Porque sabía quién le había de entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.
Así que, después que les hubo lavado los pies, y tomado su ropa, volviéndose á sentar á la mesa, díjoles: ¿Sabéis lo que os he hecho?
Vosotros me llamáis, Maestro, y, Señor: y decís bien; porque lo soy.
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar los pies los unos á los otros.
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el apóstol es mayor que el que le envió.
Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis, si las hiciereis.
No hablo de todos vosotros: yo sé los que he elegido: mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar.
Desde ahora os lo digo antes que se haga, para que cuando se hiciere, creáis que yo soy.
De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, á mí recibe; y el que á mí recibe, recibe al que me envió.
Como hubo dicho Jesús esto, fué conmovido en el espíritu, y protestó, y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me ha de entregar.
Entonces los discípulos mirábanse los unos á los otros, dudando de quién decía.
Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado en el seno de Jesús. S. Juan13: 1-3, 9-23
Finalizo con la siguiente reflexión:
“Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¡Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.
Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.” Núm. 21: 5,6
“Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes.” 1 Cor. 10: 9.
“A Dios nadie le vió jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre le ha dado a conocer” S. Jn. 1: 18.
“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” Heb. 13: 8.
Bendiciones.
Luego. Todo Israel será salvo.