Le pido a todos los hombres de buena voluntad que le importa la verdad de la Palabra de Dios, lean la lucha espiritual que ya había hace 500 años con el nombre de Jehová de Casiodoro Reina y Cipriano Valera que dejaron escrito es sus prólogos de sus Biblias y que esta lucha no es mía sino de Dios con el mundo que quiere esconder su nombre .
Prologo de Reina (1569)
EL NOMBRE DE DIOS Resta que en especial demos razón de algunos vocablos antes inusitados, que en ella hemos retenido, y asimismo de nuestras anotaciones y argumentos de capítulos. Cuanto a lo primero, hemos retenido el nombre (Iehová), no sin gravísimas causas. Primeramente porque donde quiera que se hallará en nuestra versión, está en el texto Hebreo, y nos pareció que no lo podíamos dejar, ni cambiar por otro sin infidelidad y sacrilegio singular contra la ley de Dios, en la cual se manda "Que no se le quite , ni se le añada", (Dt.4.4 y Pr.30.5). Porque si en las adiciones arriba mencionadas, no nos movió este escrúpulo, hay razón diferente; porque nuestras adiciones no se pueden denominar "adiciones al texto", sino declaraciones libres, que en tanto tendrán algún valor, en cuanto son conformes al texto. Añadir a la Ley de Dios y a su Palabra, se entiende, cuando a los mandamientos, o constituciones de Dios, los hombres temerarios añaden sus tradiciones, conque, o deshacen el mandamiento de Dios, o le añaden mayor dureza por superstición. Ejemplo de lo primero puede ser lo que el Señor dice en Mt.15.4, "porque, (dice), Dios dijo, Honra a tu padre y a tu madre, etc. ...y vosotros decís a vuestros padres, Cualquier don que yo ofreciere al Corbán aprovechará a ti, etc. Ejemplo de lo segundo será, señalar Dios en la Ley ciertas purificaciones, y obligar los hombres de su pueblo a ellas, por entonces, e inventar ellos, con este color no entrar en casa, ni comer sin lavarse las manos, etc.,, como S. Marcos dice. Así que en lo que hasta ahora se ha usado acerca de este nombre, es expresamente quitar y añadir, ambas cosas en el hecho de quitar el nombre (Iehová), y poner (Señor, o Dios) en su lugar, que aunque en la sustancia de la cosa que significan no haya variación, la hay en las circunstancias, en la manera y razón de significar, lo que no importa poco. Asimismo nos pareció, que esta mutación no se puede hacer sin contravenir el consejo de Dios, y en cierta manera, quererlo enmendar, como si El hubiese hecho mal todas las veces que su Espíritu en la Escritura declaró este nombre, y hubiera de ser este otro. Y pues es cierto, que no sin particular y gravísimo consejo, Dios lo manifestó al mundo, y quiso que sus siervos lo conociesen e invocasen por él; temeraria cosa es dejarlo; y superstición temeraria dejarlo, con pretexto de reverencia. Y para que mejor se vea esto así, no será fuera de propósito mostrar, de donde ha venido esta superstición acerca de este santo nombre. Está contado en el Levítico, que estando el pueblo de Israel en el desierto, recién sacado de Egipto, un mestizo, hijo de un Egipcio y de una Israelita, riñendo 9 con otro del pueblo, pronunció, (o declaró, como dicen otros), el santo nombre: "y dijo mal a Dios", quiere decir, "blasfemó de Dios por este sacro nombre", de la manera que también ahora los impíos, Cristianos, reniegan de él, y lo botan y pisotean en sus cuestiones, por mostrarse valientes. Por ser esta palabra blasfema tan nueva en el pueblo de Dios, el blasfemo fue puesto en prisión, y desde a poco apedreado de todo el pueblo: Y a esta ocasión, fue puesta Ley entonces por mandato de Dios, que el que en el pueblo de Israel dijese mal a Dios, fuese castigado; y el que PRONUNCIASE (o declarase) el santo nombre, muriese por ello. Quiere decir: blasfemase con el santo nombre, como blasfemó aquel por cuya ocasión se puso la Ley. Los rabinos modernos, de la palabra "pronunciar", (no entendiendo el intento de la Ley), sacaron esta superstición en el pueblo, ser ilícito pronunciar, o declarar, el santo nombre, no mirando que, además de que el intento de la Ley era claro, por la ocasión del blasfemo, después de aquella Ley, lo pronunciaron Moisés, Aarón, Josué, Caleb, Débora, Gedeón, Samuel, David, y todos los profetas y píos Reyes; y finalmente fue dulcísimo en la boca de todo el pueblo, que lo cantó en Salmos y alabanzas, como aparece por todo el discurso de la Santa historia. Así que de la superstición de los modernos Rabinos, salió esta ley encaminada del diablo para con pretexto de reverencia, sepultar, y poner en olvido del pueblo de Dios, su santo nombre, con el cual solo El quiso ser diferenciado de todos los otros dioses. Ni esta es arte nueva suya. Decimos Rabinos modernos, no porque sean los de nuestro tiempo, sino los que vinieron después de los profetas, ignorantes de la Ley divina, y establecedores de nuevas tradiciones, por haber ignorado las virtudes de las que Dios les dio, y aun no poco, ya ignorantes de la pura y antigua lengua Hebrea, por el frecuente comercio de las otras naciones, aunque fueron antes del advenimiento glorioso del Señor, de los cuales parece bien, haber sido los Setenta intérpretes, que tradujeron primero en Griego la Escritura al Rey Ptolomeo de Egipto, los cuales parecen haber dado fuerza a esta ley supersticiosa, con haber ellos falseado primero que nadie el sacro texto, traduciendo siempre "Señor", en lugar de "Jehová", y suprimiendo del todo el santo nombre con pretexto, a la verdad, supersticioso, y envidioso del bien de las gentes, de que no eran dignas de que se les comunicasen los misterios divinos. Véase ahora, si está bien que esta superstición continúe, o que cese, habiendo Dios dado mejor entendimiento; y que el pueblo Cristiano lo conozca y adore en Cristo por el mismo nombre, conque el se dio a conocer a los padres, y ellos le conocieron e invocaron, y por el cual, El prometió por sus profetas, que se daría a conocer a las gentes, para que le invocasen por él. Este dirá (dice Isaías) yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob; el otro escribirá con su mano, A Jehová, etc. Alguno nos podría alegar aquí, que ni Cristo ni los Apóstoles en sus escritos enmendaron este error, etc. A esto respondemos, que ellos nunca se encargaron de hacer versiones, ni de corregir las hechas, sino que atentos a mayor y más principal asunto, que era la anunciación del advenimiento del Mesías, y de su Reino glorioso, se servían de la versión común, que entonces estaba en uso, que parece haber sido la de los Setenta, porque en ella tenían de sobra para su principal intento. Otra obligación tiene, quien hace profesión de traducir la divina Escritura, y darla en su integridad. Ni tampoco acá estamos determinados de tomar cuestión con nadie sobre este asunto; ni constreñir a ninguno a que pronuncie este nombre, si la superstición judaica le pareciere mejor que la pía libertad de los Profetas y píos del Antiguo Testamento: puede pasarlo cuando leyere, o en lugar de él, pronunciar "Señor", como hacen los Judíos, con que nos confiese, que en traducirlo, no hemos salido de nuestro deber. Y al fin no se peca en escribirle e imprimirle en letras Hebreas, tampoco debe de ser pecado escribirle en otras lenguas y letras. La significación del nombre es muy conveniente a lo que significa: 10 porque es tomado de la primera propiedad de Dios, que es el del ser, lo cual es propio suyo, y todo lo demás que existe en el mundo, lo tiene mendigado de Él. Por esta causa, aunque todos los otros nombre de Dios, son comunicados a algunas criaturas por alguna dispensación especial, este otro es incomunicable a otro que a Él; porque ser fuente del ser, y el que por sí es, sin dependencia de otro, a Él solo conviene; de donde se infiere evidentemente que si en la Escritura se halla comunicado al Mesías y al Espíritu Santo (como se halla muchas veces) es argumento invencible de que son de una misma esencia divina con el Padre, no obstante que el Mesías tenga también la misma naturaleza humana que nosotros. Y pues que el mismo Dios declaró a Moisés este su nombre de la manera dicha, no hay para que nadie comente más sobre ella.
Prologo de Valera .(1602)
SOBRE LA INCLUSIÓN DEL NOMBRE DE DIOS EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS Cuanto al sacrosanto nombre Jehová, que es el propio nombre de la esencia divina, e incomunicable a las criaturas, lo hemos retenido por las doctas y pías razones que el primer traductor da en su Amonestación, que hallaréis después de esta Exhortación. Solamente añadiré aquí dos razones, que me parecen muy perentorias para refutar la supersticiosa obstinación de los Judíos, cuanto al pronunciar este nombre Jehová. Y antes que las añada notaré aquí que Jehová es nombre Hebreo derivado del verbo sustantivo Ser, y así Jehová quiere decir El que tiene Ser de sí mismo: “El que fue, es y será eternamente”, y es el que da ser a las criaturas. Este es el nombre propio de la Esencia Divina, e incomunicable a las criaturas. Jah, tan frecuentemente hallado en los Salmos y en algunos otros lugares de la Escritura, es su abreviatura. Y así es nombre propio de la Esencia divina, que significa y es lo mismo que Jehová. Y así en el Sal.68.4, “En Jah su nombre”. Se deriva del mismo verbo sustantivo que Jehová. David Kimhi, Judío de confesión y Español de nacionalidad dice que Dios se llama Jah porque es creador del mundo y porque es causa de su propio ser. La primera razón que aquí añado es esta: Los Gentiles idólatras que tuvieron algún comercio y trato con el pueblo Hebreo pronunciaron el nombre de Jehová. Pregunto yo ahora: ¿De quién aprendieron a pronunciarlo cuando hablaban con los Hebreos, sino de los mismos Hebreos, que hablando con los Gentiles, lo pronunciaban? En Gén.24.31, Labán dice al sirviente de Abraham: “Ven, bendito de Jehová”, y en el versículo 50, Labán y Batuel dicen al mismo sirviente: “De Jehová ha salido esto, no podemos hablarte malo ni bueno”. En Ex.5.2, el Faraón respondió a Moisés y Aarón, (que le habían dicho: “Jehová el Dios de Israel dice así, etc.”), “¿Quién es Jehová para que yo oiga su voz?” Y luego: “No conozco a Jehová, etc.”. En Ex.10.7, los Egipcios dicen al Faraón: “Deja ir a estos hombres para que sirvan a Jehová su Dios”. Y así Faraón (versículo siguiente), movido por lo que le habían dicho sus Egipcios, dijo a Moisés y Aarón: “Andad, servid a Jehová vuestro Dios”; y en el versículo 10, el mismo Faraón les dice: “Así sea Jehová con vosotros, como yo os dejaré ir”; y en el Versículo 11: “Servid a Jehová, etc”. En Exodo 18.10, Jetro, Sacerdote de Madián, dijo a Moisés su yerno: “Bendito Jehová que os libró, etc.” En Núm.23.27, Balac Rey de Moab dijo a Balaam: “¿Qué ha dicho Jehová?” Y en el 21 Cap.24.11, le dice: “Jehová te ha privado de honra; y en el versículo 13, Balaam dice: “No podré traspasar el dicho de Jehová”; y luego: “Lo que Jehová hablare,etc.” En Josué 2.19, Rajab dice a los espías de Josué: “Hemos oído que Jehová hizo, etc”, y en el versículo 12 les ruega que le juren por Jehová; y en el cap.9.9, los Gabaonitas dicen a Josué: “Por la fama de Jehová tu Dios”. En Rut 1.17, Rut dice a su suegra Noemí: “Así me haga Jehová, etc.”. En 1ro Samuel 29.6, Aquis, Rey de los Filisteos, dijo a David: “¡Vive Jehová que tu has sido recto!, etc.”. En 1ro Reyes 5.7, Hiram, Rey de Tiro, dice a Salomón: “Bendito Jehová, etc.”; Y en el cap. 10.9, la Reina de Sabá dice a Salomón: “Jehová tu Dios sea bendito”; y en el mismo versículo: “Jehová ha amado siempre a Israel”. En 2do Reyes, Naamán el Siro, hablando, hablando de Eliseo dice: “Pensaba en mí: él saldrá luego y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios”. En 2do Reyes 18.25, Rabsaces hablando con los Judíos les dice: “¿He venido yo sin Jehová?, etc.””Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, etc”; Y en el versículo 30: “No os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: librando nos librará Jehová”. Y de igual manera en el versículo 32. La misma historia se cuenta en Isaías 36. ¿De dónde Labán, Batuel, el Faraón, los Egipcios, Jetro, Balac, Balaam, Rajab, los Gabaonitas, Rut, Aquis, Hiram, la Reina de Sabá, Naamán, Rabsaces, y otros infieles e idólatras que se hallarán en la escritura, supieron el nombre del Dios de los Hebreos ser Jehová, y lo pronunciaron hablando con los Hebreos, sino de haberlo oído pronunciar a los mismos Hebreos, con quienes familiarmente trataban? Y lo que es mucho de resaltar, que ni Moisés, tan celoso de la gloria de Dios, ni su hermano Aarón, Sumo Sacerdote, ni Josué, criado a los pies de Moisés, ni David, tan santo, ni salomón, tan sabio nunca los reprendieron por haberlo pronunciado, lo que sin duda ninguna hicieran si no fuera lícito pronunciarlo. De dónde los antiguos Latinos idólatras llamaron a su gran Dios “IOVIS”, (Jeovis es el nombre antiguo; después dijeron Júpiter), como cuando dijo Virgilio, (Égloga 3): A IOVE principium Musa, Iovis omnia plena Sino del nombre Hebreo Jehová, que habían oído ser el nombre del Dios de los Hebreos? Nuestro Sevillano Benito Arias, doctísimo en lenguas, hablando de los nombres de Dios hace particular mención del nombre esencial Jehová, y así dice estas palabras: “Y si es lícito mostrara por razón de otros semejantes nombres la cierta pronunciación , IEHVEH se habría de 22 decir. Y así pienso que los Padres lo pronunciaron, así Israelitas como otros hombres de otras naciones, que tuvieron noticia de este nombre”. El mismo Benito Arias después de haber dicho lo precedente, promete que tratará en otro lugar acerca de la verdadera pronunciación del nombre Jehová. Si lo ha hecho, no lo sé. La segunda razón es la siguiente: En Dt.6.13, y 10.20 se dice: “A Jehová tu Dios temerás, y a él servirás, y por su nombre jurarás”. La forma del juramento y sus condiciones están en Jer.4.2: “Y jurarás, (dice), vive Jehová, con verdad, con juicio y con justicia”. Por tanto los que toman el nombre de Jehová con las condiciones que dice Jeremías, tanto falta que pequen, que antes hagan servicio y cosa grata a Dios; como dice el Salmo 63.12: “será alabado cualquiera que jura por él”. Como por el contrario, es vituperado el que otro que Jehová. Y así en Ex.23.13 se dice: “nombre de otros dioses no mencionaréis, ni se oirá en vuestra boca”. Cuando Dios, en Ex.20.7 dice: “no tomarás el nombre de Jehová tu Dios”, añade: “en vano”. Así que cuando no en vano, sino con verdad, juicio, y justicia se toma el nombre Jehová, no es pecado sino parte del culto que Dios nos demanda. Se engañan pues los Judíos cuando no solamente no juran por el sacrosanto nombre Jehová, sino que ni aun lo pronuncian. Pero los santos Patriarcas y Profetas tomando gran consuelo con este nombre, lo escribieron, pronunciaron y juraron por él. Léanse sus escritos, cuántas veces dijeron: “vive Jehová”. El Salmo 69 tiene trece versículos, y en ellos el nombre Jehová se nombra once veces. El Salmo 29 tiene doce versículos, en los cuales David nombra a Jehová dieciocho veces. De una cosa me sorprendo: que los Judíos hagan tanto escrúpulo de escribir y pronunciar Jehová, (escribiendo y pronunciando en su lugar Adonai), y sin ningún escrúpulo escriban y pronuncien Jah, que es tan propio nombre de la Esencia divina, y tan incomunicable a las criaturas como Jehová; ninguna diferencia hay entre estos dos sacrosantos nombres sino esta: que Jehová, se escribe con cuatro consonantes, y Jah, como abreviatura de Jehová, se escribe con dos. Habiendo probado que es lícito pronunciarlo, y que los antiguos, así Hebreos como Paganos lo pronunciaron, resta ahora avisar al que lo pronuncia que cuando concibe este glorioso nombre en su mente, cuando lo escribe, o pronuncia, lo haga con la reverencia que se debe a un tan sacrosanto nombre; acuérdese de las condiciones, que anteriormente hemos notado, que Jeremías 4.2 pone. El nombre de Jehová, (como se dice en el Salmo 119.9), “es santo y terrible”. Si es santo, ¿Por qué, miserable pecador, lo profanas tomándolo sin reverencia ninguna cada dos por tres en tu boca? Si es terrible, ¿Por qué tú, miserable gusano, polvo y ceniza, no tiemblas cuando lo tomas en tu boca sucia? Acuérdate que Dios no tendrá por inocente al que tomare su nombre en van, (Ex.20). Acuérdate del horrendo Castigo con que Dios castigó al blasfemo. En Lev.24.14, mandó Dios que fuese apedreado. Y así lo fue. Perdonadme, Cristiano Lector si he sido largo en esto: la superstición de los Judíos, y los escrúpulos de algunos Cristianos me han hecho ser prolijo.
Los prólogos son muchos mas extensos y recomiendo al de Valera que habla de la prohibición de leer la Biblia y con esto demuestro la resistencia espiritual en negar el verdadero nombre de Dios y esconder la Palabra de Dios para los creyentes .
No me puedo olvidar que la hipocresía de muchos puede llegar hasta el cielo porque los testigos de Jehová se llaman así desde 1936, pero creen que es un argumento serio por sus doctrinas erradas y solo hace menos de cien años que existen como tal y creo en verdad que nada bueno le hacen a la Iglesia de Cristo, pero el diablo no es tonto y lamento que no puedan compronder sus maquinaciones .