marcelino: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué gritas?
No es necesario ser "joven" o "viejo" para andar torciendo la Escritura, ni para conocer que tu amada pero falsa profetisa, llamada JEZABEL en la Biblia, no fue la primera en hacerlo. Desde el mismo inicio del nuevo pacto, Satanás ya estaba utilizando a sus esbirros disfrazados de ángeles de luz, tratando de engañar, aun si es posible, a los mismos escogidos. Por lo tanto no me asombra que saltes de ese modo en un intento por frenar la verdad, de la que, dicho sea de paso, yo solo soy el portador, pues no me corresponde a mi convencer a nadie porque ese trabajo es del Espíritu Santo.
Un ejemplo de ello es el pasaje que muy hábilmente intentas torcer, pues así como lo escribió Juan, así lo copié como respaldo, sin ninguna interpretación ni intervención de mi parte:
Pero tu y tus amigos adventistas quieren que creamos otra cosa, según muestras en lo que escribiste:
Desde ya te anticipo, así como le advertí a humillado, que no discuto sobre semántica pero si quieres saber por qué Jesucristo habla en plural de sus mandamientos, te remito a que leas la Escritura en donde los menciona; aunque este es un trabajo que ya te había hecho con anterioridad, mostrándote como cada escritor del nuevo pacto está de acuerdo en cúal es el único mandamiento que el discípulo de Cristo debe obedecer.
Obviamente, y como tu mismo aceptaste, no tienes los pantalones (disculpa mi lenguaje florido, he debido decir: no tienes las agallas) suficientes para reconocer el error, así lo tengas de frente, como ahora.
Por último, y para dejar constancia ante todo el foro, de la doble moral que manejan tu y los adventistas, quiero contrastar tus palabras con la doctrina adventista y con lo que dice el Espíritu Santo a través de Pablo:
Según dices, los adventistas no obligan a nadie; pero el mandamiento de guardar el sábado es de estricto cumplimiento en armonía con las enseñanzas de Jesús (????), so pena de condenación (no guardar el sábado equivale a condenarse eternamente); mientras que el Espíritu Santo nos enseña que no debemos juzgar a nadie en cuanto a la guarda de días de reposo.
Entonces te pregunto ¿En qué quedamos?
Gracia y paz.