Primero que nada, es preciso traer el relato contado por Jesús:
"Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos."
Aquí hay mucha tela doctrinal que cortar, así que trataré de usar filosas tijeras y muy buen hilo, para cuando haya que unir los pedazos de esa tela.
Empeceré así:
Antes que nada, tenemos que aceptar, que la descripción del hombre rico, no menciona nada, que lo haga merecedor del tormento en que estaba despues de muerto. De hecho hasta se destaca su expledidez, lo que nos dice que no era un hombre avaro, lo cual se señala en las escrituras como una falta grave casi al nivel de pecado.
Es importante tomar en cuenta esto a la hora de analizar el relato que está haciendo Jesús, ya que es evidente, que Jesús está tomando de la mismas creencias Judias de la época, para darse a entender a sus oyentes. Mas adelante, a pesar de este relato, por medio del cual, confirma a los Judios, que los ricos por más expléndidos que sean y aunque cumplan toda la ley, les es imposible entrar al reino de los cielos, con el caso del joven rico, Jesus deja la posibilidad de que Dios mismo, pueda invalidar esta creencia, y hacerlos entrar, aunque sea tan difícil como hacerlos pasar por el ojo de una aguja.
Por otro lado tenemos al pordiosero, que no por ser pobre y no tener nada, es merecedor del reino de los cielos, o en este caso, el ceno de Abraham, creencia hasta entonces, aceptada por todos los judíos, puesto que muchos pordioseros no solo en ese tiempo, sino ahora, son blasfemos y desprecian abiertamente, a Jesus como el camino al Padre y al cielo.
El que uno esté en el seno de Abraham y el otro en el tormento, solamente hace que el relato de Jesus, se acople a las creencias de la época, para que el relato lleve a estos oyentes, al verdadero propósito de este, el cual Jesus les deja y nos deja como enseñanza hasta hoy:
"Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos"
Jesús menciona la ley y los profetas, los cuales hasta ese momento y como doctrina judía, redimia a los pobres por ser pobres y condenaba a los ricos por ser ricos. Pero el rico, toma la palabra en el relato de Jesus y el mensaje que este quiere dar a los judíos y le hace saber a los oyentes que la razón por la cual está en tormento, no es solamente por ser rico, sino por no haberse arrepentido, lo cual en este momento, condena aún sin la ley, tanto a ricos como a mendigos al tormento. Jesus profetiza aquí usando a Abraham como figura profética y a Moisés como figura de la ley, el que un día el mismo o el Hijo de Dios se leventaría de entre los muertos y a pesar de ello, muchos no solo no se arrepentirían, sino que ni siquiera creerían en que esto fuera posible.
Jesús no menciona aquí palabras dichas por Abraham, ni pone palabras en boca de Habraam, porque aceptar esto implica aceptar también, que los muertos hablan, se comunican y piden por los vivos, lo cual no es avalado por las escrituras, pues los muertos nada saben, según la misma escritura.
Continuaré después.
Dios les bendice!
Greivin.