EL PASTOR UREÑA FRENTA AL CALVINISMO (SERMONES)





Jeremías oró así:
«Dios mío,
yo sé que nadie es dueño
de su vida y su futuro.


Jeremías 10:23 TLAI


Bendito sea el Dios
y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
según nos escogió en él
antes de la fundación del mundo,
para que fuésemos santos
y sin mancha delante de él,
en amor habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo,
según el puro afecto de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia,
con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
en quien tenemos redención por su sangre,
el perdón de pecados
según las riquezas de su gracia.


Efesios 1:3-7 RVR1960


 




Procuren estar en paz con todos
y llevar una vida santa;
pues sin la santidad,
nadie podrá ver al Señor.


Hebreos 12:14 DHHDK

 




Pues todos hemos pecado;
nadie puede alcanzar la meta gloriosa
establecida por Dios.
Sin embargo, en su gracia,
Dios gratuitamente nos hace justos
a sus ojos por medio de Cristo Jesús,
quien nos liberó del castigo
de nuestros pecados.
Pues Dios ofreció a Jesús
como el sacrificio por el pecado.
Las personas son declaradas
justas a los ojos de Dios
cuando creen que Jesús
sacrificó su vida al derramar su sangre.
Ese sacrificio muestra que Dios
actuó con justicia cuando se contuvo
y no castigó a los que pecaron en el pasado,
porque miraba hacia el futuro
y de ese modo los incluiría
en lo que llevaría a cabo
en el tiempo presente.
Dios hizo todo eso para demostrar su justicia,
porque él mismo es justo e imparcial,
y a los pecadores los hace justos a sus ojos
cuando creen en Jesús.


Romanos 3:23-26 NTV


»Vengan ahora.
Vamos a resolver este asunto —dice el Señor—.
Aunque sus pecados sean como la escarlata,
yo los haré tan blancos como la nieve.
Aunque sean rojos como el carmesí,
yo los haré tan blancos como la lana.


Isaías 1:18 NTV

 




Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree,
no se pierda,
mas tenga vida eterna.
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo
para condenar al mundo,
sino para que el mundo sea salvo por él.
El que en él cree, no es condenado;
pero el que no cree, ya ha sido condenado,
porque no ha creído en el nombre
del unigénito Hijo de Dios.


S. Juan 3:16-18 RVR1960


Nosotros le amamos a él,
porque él nos amó primero.


1 Juan 4:19 RVR1960


El Señor dice:
«Rescataré a los que me aman;
protegeré a los que confían en mi nombre.
Cuando me llamen, yo les responderé;
estaré con ellos en medio de las dificultades.
Los rescataré y los honraré.
Los recompensaré con una larga vida
y les daré mi salvación».


Salmos 91:14-16 NTV


Jesús le dijo:
—Yo soy la resurrección y la vida.
El que cree en mí,
aunque muera, vivirá.
Si alguien vive y cree en mí,
realmente no morirá jamás.
¿Crees esto?


Juan 11:25-26 PDT


 




Porque si siendo enemigos,
fuimos reconciliados con Dios
por la muerte de su Hijo,
mucho más,
estando reconciliados,
seremos salvos por su vida.


Romanos 5:10 RVR1960

 




No se turbe vuestro corazón;
creéis en Dios, creed también en mí.
En la casa de mi Padre
muchas moradas hay;
si así no fuera,
yo os lo hubiera dicho;
voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar,
vendré otra vez,
y os tomaré a mí mismo,
para que donde yo estoy,
vosotros también estéis.
Y sabéis a dónde voy,
y sabéis el camino.
Le dijo Tomás:
Señor, no sabemos a dónde vas;
¿cómo, pues, podemos saber el camino?
Jesús le dijo:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
nadie viene al Padre, sino por mí.
Si me conocieseis,
también a mi Padre conoceríais;
y desde ahora le conocéis,
y le habéis visto.


S. Juan 14:1-7 RVR1960

 




Sin embargo,
Cuando Dios nuestro Salvador
dio a conocer su bondad y amor,
él nos salvó,
no por las acciones justas
que nosotros habíamos hecho,
sino por su misericordia.
Nos lavó,
quitando nuestros pecados,
y nos dio un nuevo nacimiento
y vida nueva por medio del Espíritu Santo.
Él derramó su Espíritu sobre nosotros
en abundancia por medio de Jesucristo
nuestro Salvador.
Por su gracia él nos hizo
justos a sus ojos
y nos dio la seguridad
de que vamos a heredar
la vida eterna.



Tito 3:4-7 NTV