UNA REFLEXIÓN ACERCA DEL SALMO 32.
Salmos 32:8-9
8Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.
9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti.
En esta declaración de los versículos 8 y 7 del Salmo 32, es como si de repente David desapareciera de la escena, y es Dios mismo quien habla, y nos asegura que a aquéllos a quienes ha escogido, les hará entender de una manera u otra; dicho de una manera más popular: por las buenas o por las malas, y lo hará por amor. Por eso nos advierte, que no seamos como esas bestias, a quienes hay que sujetar con un cabestro para que se acerquen. Es claro y evidente que no estamos hablando del falso dios de los jesuitas introducido por Jacobo Arminio dentro del protestantismo. Me refiero a ese falso dios, a quien describen como "un caballero que pide permiso" para deshacer algo que está mal, o que pudiera dañar a quienes le pertenecen, sino que estamos hablando del Dios Vivo y Verdadero. Aquél que soberanamente disciplina a los que Él ha llamado a la salvación, los disciplina hasta hacerles entender que la santidad no es algo opcional.
Es importante tener en perspectiva que estas palabras de Dios, están en medio de un contexto, en donde David describe lo que él experimentó mientras ocultó su pecado. Veamos qué es lo que dice este hombre de Dios en cuanto a lo que experimentó por tal actitud:
Salmos 32:3-4
(3) Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.
(4) Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
Dice que la mano de Dios se agravó sobre él, es decir, la disciplina de Dios haciéndole entender que la santidad no es opcional, sino la única alternativa posible de los que le pertenecen al Señor. Y esto también se nos declara a quienes estamos en esta dispensación de la gracia:
1 Pedro 1:14-16
(14) como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;(15) sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
(16) porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
Y a nosotros también se nos advierte en Hebreos 12:6-14, que seremos disciplinados para que participemos de la santidad de Dios, porque sin santidad nadie verá a Dios. Y aquí quisiera detenerme para explicar, que este es uno de los pasajes del Nuevo Testamento, cuyo significado más se ha pervertido, por ignorancia de muchos, y por la clara intencionalidad de pervertir el evangelio por parte de otros. Porque se suele presentar este pasaje, como si la salvación dependiera de determinado grado de santidad. Esto muestra a las claras, que estamos ante personas, a quienes jamás se les ha explicado que la santidad para ver a Dios es una santidad tan perfecta e infinita como la que Dios mismo posee, y que la única manera de poder poseer tal grado de santidad, es mediante la justicia que Cristo ha comprado en su obra propiciatoria, justicia que es imputada a quienes son llamados por Dios conforme a su propósito. Lo que el pasaje de Hebreos nos está diciendo, es que Dios tal y como se expresa en los versiculos 8 y 9 del Salmo 32, nos hará entender, PORQUE ÉL NO PUEDE FALLAR EN ESTO, pues está escrito:
1 Tesalonicenses 5:23-24
(23) Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
(24) Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
¡Solo a Dios sea la Gloria!
Daniel Pastore
UNA REFLEXION ACERCA DEL SALMO 32. Salmos 32:8-9 8Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos. 9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin...