EL PASTOR UREÑA FRENTA AL CALVINISMO (SERMONES)





Cuando Jesús entró
en la ciudad de Jerusalén,
fue al templo y comenzó a sacar
a todos los vendedores que allí estaban,
y les dijo:
«Dios dice en la Biblia:
“Mi casa será una casa de oración”;
¡pero ustedes la han convertido
en cueva de ladrones!»


Lucas 19:45-46 TLAI


»Si el mundo los odia,
recuerden que a mí me odió primero.
Si pertenecieran al mundo,
el mundo los amaría
como a uno de los suyos,
pero ustedes ya no forman
parte del mundo.
Yo los elegí para
que salieran del mundo,
por eso el mundo los odia.


Juan 15:18-19 NTV

 




Todas las cosas fueron hechas
por medio de Él, y sin Él nada
de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En Él estaba la vida,
y la vida era la Luz de los hombres.
La Luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas
no la comprendieron.
Vino al mundo un hombre
enviado por Dios,
cuyo nombre era Juan.
Este vino como testigo
para testificar de la Luz,
a fin de que todos creyeran
por medio de él.
No era él la Luz,
sino que vino para dar testimonio de la Luz.
Existía la Luz verdadera que,
al venir al mundo,
alumbra a todo hombre.
Él estaba en el mundo,
y el mundo fue hecho por medio de Él,
y el mundo no lo conoció.
A lo Suyo vino,
y los Suyos no lo recibieron.
Pero a todos los que lo recibieron,
les dio el derecho
de llegar a ser hijos de Dios, es decir,
a los que creen en Su nombre,
que no nacieron de sangre,
ni de la voluntad de la carne,
ni de la voluntad del hombre,
sino de Dios.



Juan 1:3-13 NBLA


»Ustedes son la luz del mundo,
como una ciudad en lo alto de una colina
que no puede esconderse.
Nadie enciende una lámpara
y luego la pone debajo de una canasta.
En cambio,
la coloca en un lugar alto
donde ilumina a todos
los que están en la casa.
De la misma manera,
dejen que sus buenas acciones
brillen a la vista de todos,
para que todos alaben
a su Padre celestial.


Mateo 5:14-16 NTV

 







Jesús les respondió:
De cierto, de cierto os digo,
que todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado.
Y el esclavo no queda
en la casa para siempre;
el hijo sí queda para siempre.
Así que,
si el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres.



S. Juan 8:34-36 RVR1960















 
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