Jeremías oró así:
«Dios mío,
yo sé que nadie es dueño
de su vida y su futuro.
Jeremías 10:23 TLAI
Bendito sea el Dios
y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
según nos escogió en él
antes de la fundación del mundo,
para que fuésemos santos
y sin mancha delante de él,
en amor habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo,
según el puro afecto de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia,
con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
en quien tenemos redención por su sangre,
el perdón de pecados
según las riquezas de su gracia.