Respuesta a Mensaje # 478
Respuesta a Mensaje # 478
Estimado Israel:
1 – Lo que quise expresar con la extrañeza de los que visitan una iglesia en cuya reunión no se hace una pública colecta, es que en su mente han incorporado la idea de que toda congregación cristiana legítima no puede omitirla en su programa de culto. Los hermanos en cualquier parte del mundo no consideraríamos como genuinamente cristiana una reunión que se precie de tal, si no hay oración, cánticos de himnos y lectura de las Escrituras. Es lo mínimo imprescindible. La colecta no la autentica.
2 – Que los hermanos ofrenden en secreto, es decir, sin saber nunca uno lo que pone el otro, es una cosa. Que periódicamente (cada uno, dos o tres meses) se lea a la congregación un informe que rinde cuentas de ingresos, egresos, destino de las salidas y actual saldo en caja, eso es otra cosa. Como mi experiencia ha sido que siempre hemos tenido superávit, de modo que no solamente estábamos al día en el pago de gastos sino con suficientes recursos para ofrendar para la obra de Dios, es que deduzco que se recibía más que en otros lugares donde se hacían colectas, se exigían diezmos, y aunque siempre pedían más siempre parecían estar endeudados.
3 - ¡Por supuesto que la recepción de abundantes e inesperadas ofrendas siempre será motivo para prorrumpir en espontáneas acciones de gracias! Pero no para provocarlas.
4 – Tengo por comprobado el lavado de cerebro y el trabajo que se hace desde el púlpito para forzar a dar a quien no llegó con el recaudo de 1Co 16:1,2. En el día de hoy, si el famoso Avaro de Moliere visitara una de estas iglesias, dejaría allí hasta sus prótesis dentales de oro.
5 – Tu confusión de lo que dije parte de que no te diste cuenta que apelo a una mera suposición de que quien es convencido de que le está dando a Dios como si lo adorara con su ofrenda se sentirá compelido a ser más que generoso. Quien tenga en mente que solo ofrenda para el mantenimiento del edificio y del pastor y su familia, no tiene tan alta motivación y probablemente su mano no se le abra tanto.
6 – Precisamente, al correr de los años siempre observé en el NT que el dar generoso de los santos era motivado por el amor fraternal a la comunidad a la que pertenecían, con responsabilidad también de comunicar para los obreros del Señor y los que llevaban lejos su mensaje de salvación. No era un “dar a Dios” como si el Señor necesitara de algo, ni un acto de adoración como si el espíritu pudiera ser suplido por el oro o la plata. A veces, hasta se anticipaban a la necesidad (Hch 11:27-30).
7 – La enseñanza neotestamentaria es contraria a lo que tú propones: que se le esté robando a Dios para auxiliar con el dinero de la ofrenda a la necesidad de la madre: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mt 25:40). ¿Quién permitiría que su madre padeciera una situación angustiosa con que podría socorrerla de usar el diezmo o la ofrenda que mantiene reservada? ¿Qué concepto tenemos de nuestro Dios? Sin duda que no Él sino otro sería quien tomaría como robo tal desvío.
8 – Respecto a que el Señor Jesús llevaba una contabilidad distinta a la que estamos habituados, lo vemos claramente en ese pasaje de la viuda pobre en que Él sabía que su saldo era igual a nada y el de los ricos era tanto que a lo que daban llamaba sobras.
9 – Yo no tengo duda sino una pregunta: ¿el NT enseña que debemos ofrendar o dar a Dios de nuestro dinero? (Sobreentiendo que llamamos “nuestro” a lo que totalmente a Él pertenece, pues si algo tenemos, es porque de Él lo hemos recibido).
Saludos cordiales.
Ricardo.
Respuesta a Mensaje # 478
Estimado Israel:
1 – Lo que quise expresar con la extrañeza de los que visitan una iglesia en cuya reunión no se hace una pública colecta, es que en su mente han incorporado la idea de que toda congregación cristiana legítima no puede omitirla en su programa de culto. Los hermanos en cualquier parte del mundo no consideraríamos como genuinamente cristiana una reunión que se precie de tal, si no hay oración, cánticos de himnos y lectura de las Escrituras. Es lo mínimo imprescindible. La colecta no la autentica.
2 – Que los hermanos ofrenden en secreto, es decir, sin saber nunca uno lo que pone el otro, es una cosa. Que periódicamente (cada uno, dos o tres meses) se lea a la congregación un informe que rinde cuentas de ingresos, egresos, destino de las salidas y actual saldo en caja, eso es otra cosa. Como mi experiencia ha sido que siempre hemos tenido superávit, de modo que no solamente estábamos al día en el pago de gastos sino con suficientes recursos para ofrendar para la obra de Dios, es que deduzco que se recibía más que en otros lugares donde se hacían colectas, se exigían diezmos, y aunque siempre pedían más siempre parecían estar endeudados.
3 - ¡Por supuesto que la recepción de abundantes e inesperadas ofrendas siempre será motivo para prorrumpir en espontáneas acciones de gracias! Pero no para provocarlas.
4 – Tengo por comprobado el lavado de cerebro y el trabajo que se hace desde el púlpito para forzar a dar a quien no llegó con el recaudo de 1Co 16:1,2. En el día de hoy, si el famoso Avaro de Moliere visitara una de estas iglesias, dejaría allí hasta sus prótesis dentales de oro.
5 – Tu confusión de lo que dije parte de que no te diste cuenta que apelo a una mera suposición de que quien es convencido de que le está dando a Dios como si lo adorara con su ofrenda se sentirá compelido a ser más que generoso. Quien tenga en mente que solo ofrenda para el mantenimiento del edificio y del pastor y su familia, no tiene tan alta motivación y probablemente su mano no se le abra tanto.
6 – Precisamente, al correr de los años siempre observé en el NT que el dar generoso de los santos era motivado por el amor fraternal a la comunidad a la que pertenecían, con responsabilidad también de comunicar para los obreros del Señor y los que llevaban lejos su mensaje de salvación. No era un “dar a Dios” como si el Señor necesitara de algo, ni un acto de adoración como si el espíritu pudiera ser suplido por el oro o la plata. A veces, hasta se anticipaban a la necesidad (Hch 11:27-30).
7 – La enseñanza neotestamentaria es contraria a lo que tú propones: que se le esté robando a Dios para auxiliar con el dinero de la ofrenda a la necesidad de la madre: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mt 25:40). ¿Quién permitiría que su madre padeciera una situación angustiosa con que podría socorrerla de usar el diezmo o la ofrenda que mantiene reservada? ¿Qué concepto tenemos de nuestro Dios? Sin duda que no Él sino otro sería quien tomaría como robo tal desvío.
8 – Respecto a que el Señor Jesús llevaba una contabilidad distinta a la que estamos habituados, lo vemos claramente en ese pasaje de la viuda pobre en que Él sabía que su saldo era igual a nada y el de los ricos era tanto que a lo que daban llamaba sobras.
9 – Yo no tengo duda sino una pregunta: ¿el NT enseña que debemos ofrendar o dar a Dios de nuestro dinero? (Sobreentiendo que llamamos “nuestro” a lo que totalmente a Él pertenece, pues si algo tenemos, es porque de Él lo hemos recibido).
Saludos cordiales.
Ricardo.