El amiguito se pasa el semáforo en rojo cuando no puede responder a la evidencia.
En el Canon 28 del IV Concilio de Calcedonia dice así:
“Así como los Padres reconocieron a la vieja Roma sus privilegios porque era la ciudad Imperial, movidos por el mismo motivo, los obispos reunidos decidieron concederle iguales privilegios a la sede de la Nueva Roma, juzgando rectamente que la ciudad que se honra con la residencia del Emperador y del Senado, debe gozar de los mismos privilegios que la antigua ciudad Imperial en el campo eclesiástico y ser la segunda después de aquella.”
Este canon niega el origen divino del Primado Romano y lo reduce al simple hecho coyuntural de ser la capital del Imperio.
Ad imposibilia nemo tenetur (es que heredé todo el disco duro de Tobi)