Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.
SIGAMOS
Los alemanes, seguidores de Lutero, en el prefacio de la Confesión de Ausburgos (1530) dirigida al emperador, manifestaban que estaban dispuestos a acudir a un concilio "general, libre y cristiano", al cual ya habían apelado el 25 de abril de 1529 en la Dieta de Espira. Desde luego, la Sagrada Escritura debería ser la norma principal, ya que el artículo XXVIII de la Confesión contiene esta afirmación: "...La autoridad de los obispos consiste, pues, segun el derecho divino, en juzgar, y examinar la doctrina para rechazar toda aquella que sea contraria al Evangelio, excluyendo de la comunión cristiana a los impíos cuya mala vida sea manifiesta y todo esto no por poder humano, sino únicamente en virtud de la Palabra de Dios". A partir de 1532, bajo el pontificado de Clemente VII, Lutero y los teólogos de Wittenberg aconsejatron al principe Elector de Sajonia, invitado por el nuncio papal. "Si el papa quiere tener un concilio de acuerdo con la Palabra de Dios y no según sus costumbres, no es menester que nos pregunte si deseamos asistir; ¿es que no estamos, por ventura, obligados al mismo? Pero si desea un concilio de la clase de los celebrados en Basilea, Pisa y Letran sabemos todos demasiado lo que se puede esperar de tales concilios. La razón por la cual se pide un concilio tiene que ver con el papa y con los abusos perpretados en la iglesia; el papa no puede, pues, ser juez. Sólo la Palabra de Dios debe decidir entre él y nosotros; necesitamos un concilio cristiano, no un concilio a su gusto"
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Si el emperador hubiese aceptado, obligando al papa a sujetarse al mismo, la historia de Europa habría sido distinta y, sobre todo se habrian ahorrado torrentes de sangre innocente. Además, la iglesia romana habría vuelto al cristianismo a pesar de sus barbaros pecados anteriores.
Me pregunto el porque el Señor no actuó. Sólo hay una explicación: la de que la Roma papal había sido rechazada definitivamente. Tenía que promover una vez más el derramamiento de sangre hasta colmar su propia medida.
Salid de ella, pueblo mio.
Yo lo hice por su gracia y encontre (o fui encontrado) por Aquel cuyo yugo es facil y ligera su carga.
Bendito sea su Nombre,
CONTINUARÁ