Re: El adventismo y el falso "principio del día por año"
A mi observación “”La base tradicional de los historicistas para ese ‘principio’ espurio, que aplican antojadizamente a los pasajes “apocalípticos” que desean, son dos pasajes que no tienen nada de “apocalípticos”. A no ser que el historicismo contase con algún as en la manga, tan gravísimo error metodológico es una estocada mortal para el ‘principio’”
respondiste
Lo que pasa es que semejantes conceptos son una hermenéutica extraña a la propia Biblia. El autor del Apocalipsis no llamó a su libro “Revelación”, igual que los apocalipsis intertestamentarios, pero definió que su libro era una “profecía”, igual que la profecía clásica hebrea. De hecho, se parece más al libro de Ezequiel que al de Daniel. La propia Biblia no enseña en ninguna parte que haya un tipo de profecía “clásica” y otro tipo de profecía “apocalíptica”. Eso es un invento de los teólogos críticos liberales (entre los que no me encuentro), y los adventistas que aceptan tal concepto juegan con fuego. El resumen de lo anterior es que no tiene justificación decir que, porque en Daniel y Apocalipsis haya abundancia de símbolos, ello implique que son “apocalípticos”, pues el simbolismo es un rasgo constatado dentro de muchas profecías “clásicas” (Ezequiel, Zacarías, etc.). Exegéticamente (la interpretación basada en lo que dice el texto en sí), la distinción entre Ezequiel y Daniel solo puede estar en la temática específica contenida en cada cual, no en una etiqueta externa que alguien quiera imponer a uno o a otro.
Y ahora vamos a lo que tú dices de los símbolos. Efectivamente, en un pasaje bíblico cualquiera puede haber símbolos y elementos que no tienen NADA de simbólicos que pueden contener alusiones a porciones más antiguas de la Biblia. Así, cuando los Salmos hablan de “faraón” (y esto no tiene nada de simbólico), suelen aludir al rey de Egipto de los días del éxodo. Por supuesto, al exponer tales antecedentes, es necesario aplicar algo de sentido común para evitar cometer errores egregios. Por ejemplo, sería lamentable que alguien aplicase a tales pasajes el antecedente del faraón de los días de Abraham. Lógicamente, hay que guiarse por el ejemplo de los propios autores bíblicos y no proponer identificaciones sin ton ni son.
Y aquí está uno de los mayores problemas del “principio” día-año: Tal como me reconociste en el correo anterior, no se conoce ni un solo caso en el que algún autor inspirado confirme tal principio. Entonces, ¿qué guía objetiva existe para verificar su aplicabilidad? Más aún, ¿qué ejemplo hay en la Biblia de alguna profecía de que algo que se hubiese de realizar en días se realizó en años? ¡No hay ninguno! Ni Números ni Ezequiel enseñan tal cosa. En Números se presenta el principio año-año: se dijo que iban a peregrinar cuarenta años y peregrinaron cuarenta años. En Ezequiel tenemos el principio día-día. Se le dijo al profeta que se echase 430 días y se echó 430 días. Lo del “día por año” o “año por día” no se parece en nada al “principio” día-año adventista. Tanto en Números como en Ezequiel tenemos DOS acontecimientos distintos. Uno está en el pasado (los cuarenta días de reconocimiento de la tierra o los 430 años de pecado del pueblo). El segundo acontecimiento está en el futuro y solo en este está la predicción (los cuarenta años de peregrinaje o los 430 días de sitio simbólico de Jerusalén). Pero NINGUNO de los pasajes elegidos antojadizamente por los historicistas para aplicar ese supuesto “principio” es semejante a lo que ocurre en Números o en Ezequiel. Y, como queda dicho, tanto en Números como en Ezequiel la predicción representa tiempo absolutamente real y literal, como en los demás pasajes de la Biblia. Por ello, a no ser que puedas rebatir esta exposición, el “principio” día-año no existe. No es bíblico. Es un concepto espurio, y no puede ser demostrado ni mediante exégesis ni por ningún método objetivo conocido. Su único apoyo es el puro capricho de pésimos intérpretes.
Por supuesto, es de entender que el adventista aferrado a sus ilusiones se revuelva como gato panza arriba antes de aceptar la amarga verdad, pues la aceptación de lo anterior es gravísimo para el adventismo, pues destruye por completo toda su escatología. Es un pensamiento sobrecogedor, y hace recapacitar de repente en cuál es el verdadero fundamento de la iglesia.
Por cierto, acabo de darme cuenta de que había un error mío en una alusión a los “cuarenta ‘años’ de Jeremías”. Lógicamente, quería decir, parodiando las teorías historicistas, “cuarenta ‘años’ de Jonás”. Perdón por el error al escribir.
A lo de Lucas 13:32, 33 ya te respondí, y te mostré que Miller aplicó a esos versículos el “principio” día-mil_años, igual de insensato e imaginario que el otro. Afortunadamente, el Comentario bíblico adventista no aplica ninguno de los dos a esos versículos, de modo que ha habido un cierto progreso de Miller.
Y, sí, de veras. Ni Shea ni tú habéis podido demostrar que la relación entre año y día no sea precisamente la que yo digo que hay: UN AÑO TIENE DÍAS. No hay más que eso.
Tu insistencia en el presunto “intercambio” entre día y año en pasajes de la Biblia no tiene sentido. Esos pasajes tiene nada que ver con profecías, y no hay tal intercambio. Si, porque en versículos en los que se usa el paralelismo hebreo entre conceptos afines (maldad/pecado, culpabilidad/iniquidad, poder/salvación, justicia/rectitud, etc. [para elaborar esta breve lista, he tomado versículos del libro de Salmos al azar]) hay que imaginar que los términos son “intercambiables”, como dices, entonces tu lista de versículos con años y días no presentan, como dices
Dices, cuando afirmas que el contexto indica dónde se debe aplicar ese supuesto “principio” día-año, que te refieres
Esperaba que usaras un argumento que suelen usar los historicistas. Dice así: Puesto que los periodos proféticos tienen que ver con imperios que duraron muchos siglos, es imprescindible que los periodos duren también mucho tiempo, pues, si no, se habrían cumplido antes del paso de un imperio al siguiente. Esta teoría te la refuto ya de antemano, para que no te molestes en exponerla. Resulta que en ni en Daniel ni en Apocalipsis se dice nunca que tal o cual imperio vaya a tener una cierta duración. ¡Nunca! Ciertamente, se mencionan ciertos acontecimientos específicos en la vida de algunas de esas naciones, pero no hay constancia exegética de que tales lapsos pasen de un imperio al siguiente (la Iglesia Adventista se imagina que las “2300 tardes y mañanas” si tienen tal característica, pero el texto no dice nada de eso). Pues bien, hubo un profeta que recibió de Dios el encargo de ir a predicar a una ciudad antiquísima, perteneciente a un imperio que duró muchos siglos: el asirio. Si fuera válido ese argumento historicista, sería menester que la profecía de Jonás hubiese abarcado cientos de años. ¿Fue así? No. Contemplaba únicamente cuarenta días. Nada de día-año. Día-día. Cuarenta días. Es lo que hay. Y no hay nada en el contexto de las profecías en las que los historicistas DESEAN usar el espurio “principio” día-año que requiera tal cosa.
Tiene TODO que ver con lo que dijiste en tu argumento para incautos (traído porque alguien, quizá yo mismo, te dijo que “un día por un año” no es lo mismo que “un año por un día”). A ti se te ocurrió que sería un buen argumento decir que 50+10=10+50. Yo me he limitado a representar más de cerca la realidad de lo que permite tu sofista. La realidad es más parecida a 50melones + 10 tomates # 10melones + 50 tomates. Era un argumento para hundir tu sofisma. Igual podría haber dicho 50/10 # 10/50, etcétera. Es obvio que “un día por un año” NO ES LO MISMO que “un año por un día”. Y creo que no podrás decir honradamente que me equivoco en tan obvia afirmación. Los trolls “humillado” y Gabriel47 sí serían capaces de decir que me equivoco, y que, además, han probado que me he equivocado en no se qué. Quizá hasta tergiversen mis palabras para mostrar a los incautos dónde está mi equivocación. Pero de ti no espero que afirmes tal cosa.No son lo mismo, pero eso no tiene nada que ver con los dias/años
No necesito probarlo yo. Ya lo probó Froom. En su The Prophetic Faith of Our Fathers él no documenta el uso de tal “principio” hasta el siglo XII. Por supuesto, como buen adventista, Froom postula que tal “principio” estaba en la mente de autores anteriores o incluso de los propios apóstoles o hasta de Daniel, pero no prueba semejante suposición, pues ninguna de esas personas dejó ningún escrito que hable de tal cosa. Así que no es que yo tenga que probar nada. Es más bien que los historicistas demuestren que algún autor cristiano de antes del siglo XII defendiese semejante idea. Nadie dijo antes del siglo XII que tal noción fuese “bíblica” ni nada por el estilo. Es más, se sabe, e incluso se reconoce en el seno de la Iglesia Adventista, que los apóstoles y los cristianos del siglo I esperaban una parusía inminente. Basta leer el Nuevo Testamento para darse cuenta de que eso es así. Si los primeros cristianos hubiesen tenido un “principio” día-año y hubiesen entendido las profecías como, siglos después, ha llegado a entenderlas la Iglesia Adventista del Séptimo Día, JAMÁS HABRÍAN TENIDO RAZÓN ALGUNA PARA ESPERAR UNA PARUSÍA INMINENTE. Este simple hecho desmiente a las claras la pretensión de que alguien tuviese semejante “principio” bíblico en los tiempos de los apóstoles. Según documentó Froom, eso fue un “descubrimiento” (léase invento) muy posterior, y, para colmo de males, fue un invento judío primero (también en la Edad Media) y católico después (Joaquín de Floris).Prueba que el principo fue "descubierto" en la edad media.
Insisto en que, dado que estamos discutiendo la realidad o falsedad de que el “principio” día-año esté en la Biblia, no puedes decir que tenga “que ver con las verdades y la ‘locura’ que parecen algunos principios bíblicos para las personas”. Lo que pareció locura en el Areópago fue la idea de la resurrección, que es una verdad bíblica. Chupar bombillas, que no es una verdad bíblica también parece una locura a la gente cuerda, con razón. El “principio” día-año no es ninguna verdad bíblica, porque la Biblia no enseña la existencia de tal “principio”, y, sí, es una gran insensatez insistir en que sea “bíblico”.Ademas solo lo cite no para probar el "principio" sino pq tenia que ver con las verdades y la "locura" que parecen algunos principios biblicos para las personas.
Vamos a ver, Joelice, estás confundiendo los términos. Una cosa es que ciertas cifras bíblicas, como el siete, puedan ser simbólicas de perfección o de lo que tú quieras. Otra muy distinta es que las cifras en la profecía sean, como tales, “simbólicas”. Me cuesta entender de qué son símbolos. Quizá sin pones algún ejemplo entendería mejor tu argumento. Por ejemplo, en la profecía de Jonás de que Nínive iba a ser destruida en cuarenta días, ¿estás diciendo que cuarenta es simbólico de algo? Sí te admito de buena gana que los setenta años de Jeremías pueden ser equivalentes, en números redondos, a una vida humana normal, o que los 390 y 40 años de pecado de Israel y Judá en el libro de Ezequiel sean cifras artificiosas que representen, con cierta aproximación o redondeo, algún esquema no estrictamente cronológico. Hasta ahí, bien. Pero no estamos hablando de eso. Estamos hablando de la pura pretensión historicista de que, en ciertos pasajes especificados por los propios historicistas (insisto: no es que la Biblia marque esos pasajes de alguna manera, sino que los propios historicistas, sencillamente, dicen que es así), cuando dice que va a haber una persecución de diez días, o de 1260 días, o 42 meses, o tiempo, tiempos y medio tiempo, hay que imaginarse que no quiere decir ni diez días, ni de 1260 días, ni 42 meses, ni tiempo, tiempos y medio tiempo, sino que hay que lanzar la imaginación a volar y proclamar, en cambio, que, por un “principio” defendido por vez primera en la edad media, se trata de diez años o de 1260 años. En cambio, en otros pasajes homólogos a los anteriores, que hablan de siete tiempos o de mil años, por algún motivo no revelado a los mortales, hay que mantener la imaginación bajo control, y debe entenderse que son siete años y mil años. Lo cierto, es que, cuando hay simbolismo, el propio contexto o el sentido común revela lo que significa el simbolismo. Si alguien quiere postular que el tiempo es simbólico, deberá encontrar una clave en el propio contexto que así lo insinúe, y ese propio contexto deberá revelar cuál es ese supuesto simbolismo. Es incalificable buscar el simbolismo de lo que los propios historicistas definen como “apocalíptico” en algo tan poco “apocalíptico” como los pasajes de Números y Ezequiel, máxime cuando esos pasajes tampoco enseñan la supuesta existencia de ese “principio” día-año, puesto que hasta la Iglesia Adventista reconoce que en la profecía “clásica” ese principio no se da (y en la “apocalíptica” tampoco, desde luego).Hay cosas son obviamente literales, ya que no hay forma de simbolizar. Pero la cantidad numerica sea cual sea, siempre encierra un simbolismo. Los periodos mencionados en Daniel y Apocalipsis no son excepciones de estos simbolismos. ¿Porque todo el contenido de una vision es simbolica y de momento al cambiar a una cantidad de tiempo numerica sea completamente literal?
¡Por favor! ¡Lo dirás de broma! William Miller era un buen historicista. Ese señor estaba a una distancia infinita de ser una “persona experta en los diversos estudios relativos a la Biblia”. Para empezar, nadie que estudie la Biblia en un texto traducido es experto, en ningún sentido, en los diversos estudios relativos a la Biblia. Puede ser un gran creyente, puede ser un excelente cristiano, puede ser un diligente lector de la vida y las enseñanzas de nuestro Señor, pero eso no es ser una “persona experta en los diversos estudios relativos a la Biblia”. Comparativamente, hay muy pocas personas expertas “en los diversos estudios relativos a la Biblia” en el mundo. La mayoría de los sacerdotes de la Iglesia Católica, la mayoría de los pastores evangélicos y la mayoría de los pastores adventistas no son expertos en tales temas. Un sacerdote, o un pastor, estudia distintas disciplinas, como la homilética (el arte de dar sermones), la teología pastoral (técnicas para tratar con los feligreses) que no forman parte, como tal, de la teología bíblica, ni del conocimiento técnico de los textos sagrados, ni del conocimiento de las civilizaciones existentes en el marco bíblico. El biblista es el experto en tales cosas, aparte de en el conocimiento de las variantes textuales en los idiomas originales, etc. El número de historicistas que tengan tales conocimientos es ínfimo. También lo es el de los futuristas y dispensacionalistas. Los preteristas, en cambio, solemos entender bastante más de tales cosas. No te ofendas, pero es así. Lo reconoce hasta el libro Understanding Scripture, publicado por el BRI.Para ser un buen historicista hay que se "persona experta en los diversos estudios relativos a la Biblia"
A mi observación “”La base tradicional de los historicistas para ese ‘principio’ espurio, que aplican antojadizamente a los pasajes “apocalípticos” que desean, son dos pasajes que no tienen nada de “apocalípticos”. A no ser que el historicismo contase con algún as en la manga, tan gravísimo error metodológico es una estocada mortal para el ‘principio’”
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Para empezar, lo del “apocalipticismo” es un concepto de la erudición crítica que el historicismo solo ha aceptado porque le conviene. Según los eruditos críticos (esos que tanto repelús le dan al adventismo porque afirman que Daniel se escribió después de su cumplimiento en los días de los Macabeos), el “apocalipticismo” es un género literario encontrado en varios escritos intertestamentarios judíos (llamados “apocalipsis”) y en los libros bíblicos de Daniel y el Apocalipsis. Según esa definición, perfectamente justa y aquilatada para los apocalipsis intertestamentario, el apocalipticismo queda definido por tres características concretas: la pseudonimia (todos los apocalipsis están atribuidos con falsedad a personajes legendarios que no los escribieron), la psudoprofecía (todos los apocalipsis contienen “predicciones” de acontecimientos ya ocurridos) y el determinismo (inflexibilidad de las predicciones, consecuencia de la pseudoprofecía). Para evitar equívocos, repito que eso es lo que dicen los eruditos críticos tanto para los apocalipsis intertestamentarios como para los libros bíblicos de Daniel y el Apocalipsis. Ahora bien, al adventismo le repugnan, por razones fáciles de entender, los dos primeros rasgos genéricos del apocalipticismo y los relegan únicamente a los apocalipsis intertestamentarios. En cambio, por razones también fáciles de entender, al adventismo le interesa el tercero de los rasgos genéricos, e insiste en que la “visión profética” Daniel y Apocalipsis es, de alguna manera, más “certera” que la de la profecía “clásica”, menos condicional, más inflexible, pues está determinada de un modo que no puede ser alterado.Muy bien EMR, pero sabemos que como estudiantes de la profecia, la biblia misma se encarga de definir los simbolos usados en otras partes. Como muy bien sabes, cuando buscamos en otra parte de la biblia la interpretacion de los simbolos, estos estan en otro contexto que no tienen que ver con profecia. ¿Acaso los desechamos a un lado porque "no estan en contexto apocaliptico? NO y lo mismo ocurre con Eze. y Num. y el principip dia/año
Lo que pasa es que semejantes conceptos son una hermenéutica extraña a la propia Biblia. El autor del Apocalipsis no llamó a su libro “Revelación”, igual que los apocalipsis intertestamentarios, pero definió que su libro era una “profecía”, igual que la profecía clásica hebrea. De hecho, se parece más al libro de Ezequiel que al de Daniel. La propia Biblia no enseña en ninguna parte que haya un tipo de profecía “clásica” y otro tipo de profecía “apocalíptica”. Eso es un invento de los teólogos críticos liberales (entre los que no me encuentro), y los adventistas que aceptan tal concepto juegan con fuego. El resumen de lo anterior es que no tiene justificación decir que, porque en Daniel y Apocalipsis haya abundancia de símbolos, ello implique que son “apocalípticos”, pues el simbolismo es un rasgo constatado dentro de muchas profecías “clásicas” (Ezequiel, Zacarías, etc.). Exegéticamente (la interpretación basada en lo que dice el texto en sí), la distinción entre Ezequiel y Daniel solo puede estar en la temática específica contenida en cada cual, no en una etiqueta externa que alguien quiera imponer a uno o a otro.
Y ahora vamos a lo que tú dices de los símbolos. Efectivamente, en un pasaje bíblico cualquiera puede haber símbolos y elementos que no tienen NADA de simbólicos que pueden contener alusiones a porciones más antiguas de la Biblia. Así, cuando los Salmos hablan de “faraón” (y esto no tiene nada de simbólico), suelen aludir al rey de Egipto de los días del éxodo. Por supuesto, al exponer tales antecedentes, es necesario aplicar algo de sentido común para evitar cometer errores egregios. Por ejemplo, sería lamentable que alguien aplicase a tales pasajes el antecedente del faraón de los días de Abraham. Lógicamente, hay que guiarse por el ejemplo de los propios autores bíblicos y no proponer identificaciones sin ton ni son.
Y aquí está uno de los mayores problemas del “principio” día-año: Tal como me reconociste en el correo anterior, no se conoce ni un solo caso en el que algún autor inspirado confirme tal principio. Entonces, ¿qué guía objetiva existe para verificar su aplicabilidad? Más aún, ¿qué ejemplo hay en la Biblia de alguna profecía de que algo que se hubiese de realizar en días se realizó en años? ¡No hay ninguno! Ni Números ni Ezequiel enseñan tal cosa. En Números se presenta el principio año-año: se dijo que iban a peregrinar cuarenta años y peregrinaron cuarenta años. En Ezequiel tenemos el principio día-día. Se le dijo al profeta que se echase 430 días y se echó 430 días. Lo del “día por año” o “año por día” no se parece en nada al “principio” día-año adventista. Tanto en Números como en Ezequiel tenemos DOS acontecimientos distintos. Uno está en el pasado (los cuarenta días de reconocimiento de la tierra o los 430 años de pecado del pueblo). El segundo acontecimiento está en el futuro y solo en este está la predicción (los cuarenta años de peregrinaje o los 430 días de sitio simbólico de Jerusalén). Pero NINGUNO de los pasajes elegidos antojadizamente por los historicistas para aplicar ese supuesto “principio” es semejante a lo que ocurre en Números o en Ezequiel. Y, como queda dicho, tanto en Números como en Ezequiel la predicción representa tiempo absolutamente real y literal, como en los demás pasajes de la Biblia. Por ello, a no ser que puedas rebatir esta exposición, el “principio” día-año no existe. No es bíblico. Es un concepto espurio, y no puede ser demostrado ni mediante exégesis ni por ningún método objetivo conocido. Su único apoyo es el puro capricho de pésimos intérpretes.
Por supuesto, es de entender que el adventista aferrado a sus ilusiones se revuelva como gato panza arriba antes de aceptar la amarga verdad, pues la aceptación de lo anterior es gravísimo para el adventismo, pues destruye por completo toda su escatología. Es un pensamiento sobrecogedor, y hace recapacitar de repente en cuál es el verdadero fundamento de la iglesia.
Por cierto, acabo de darme cuenta de que había un error mío en una alusión a los “cuarenta ‘años’ de Jeremías”. Lógicamente, quería decir, parodiando las teorías historicistas, “cuarenta ‘años’ de Jonás”. Perdón por el error al escribir.
No, ni por sí solo ni acompañado de nada. La idea de que a Daniel le preocupara la duración de la acción del cuerno pequeño es una inyección de imaginación adventista en el pasaje. No hay ningún versículo que tan siquiera insinúe que a Daniel le preocupara la duración. Hay una pregunta sobre la duración, y una respuesta tersa. Punto. No se habla más del asunto. Lo que preocupa a Daniel es el sacrilegio y la matanza obrada por el cuerno pequeño. Es todo lo que hay. Lo demás son inventos.Con el desmayo de Daniel:
Es cierto en que lo que le preocupo fuerno las acciones del cuerno pequeño, pero tambien tenia que preocuparle cuanto tiempo iba a durar esas acciones, aunque eso de por si solo no muestra que el tiempo sea simbolico.
A lo de Lucas 13:32, 33 ya te respondí, y te mostré que Miller aplicó a esos versículos el “principio” día-mil_años, igual de insensato e imaginario que el otro. Afortunadamente, el Comentario bíblico adventista no aplica ninguno de los dos a esos versículos, de modo que ha habido un cierto progreso de Miller.
Y, sí, de veras. Ni Shea ni tú habéis podido demostrar que la relación entre año y día no sea precisamente la que yo digo que hay: UN AÑO TIENE DÍAS. No hay más que eso.
Tu insistencia en el presunto “intercambio” entre día y año en pasajes de la Biblia no tiene sentido. Esos pasajes tiene nada que ver con profecías, y no hay tal intercambio. Si, porque en versículos en los que se usa el paralelismo hebreo entre conceptos afines (maldad/pecado, culpabilidad/iniquidad, poder/salvación, justicia/rectitud, etc. [para elaborar esta breve lista, he tomado versículos del libro de Salmos al azar]) hay que imaginar que los términos son “intercambiables”, como dices, entonces tu lista de versículos con años y días no presentan, como dices
Si fuera verdad que las “intercambian”, entonces, tal como señalé acertadamente, también será cierto que los conceptos de “padre” y “madre” son “intercambiables”. Sí, la la di yo cuando escribí eso, pues no puede ser refutado. Mira cualquier libro de introducción a la Biblia y verás que, a los que se inician en su lectura, se les enseña que el rasgo fundamental de la literatura bíblica es el paralelismo. La propia naturaleza del paralelismo conlleva que en la primera parte de muchísimos versículos aparezcan conceptos que son homólogos o contrapuestos a los que aparecen en la segunda parte, sean días, años, pecados, perdón, misericordia o lo que sea, pero es francamente ridículo decir que sean “intercambiables”. ¿Qué broma es esa?de forma clara que los autores biblicos intercambiaban ambas palabras.
Dices, cuando afirmas que el contexto indica dónde se debe aplicar ese supuesto “principio” día-año, que te refieres
Sé muy bien a cuáles se refiere la Iglesia Adventista. Si tu planteamiento consiste en repetir lo que te enseñaron, sin aportaciones intelectuales propias, entonces, sí, sé muy bien a cuáles te refieres tú también. Y también sé muy bien que no hay nada en el contexto de ninguno de esos pasajes que requiera pensar que hay que interpretar algo distinto de lo que pone. Cuando yo leo en un pasaje que una cosa duró 1290 días, no se me ocurre que me beneficie en nada imaginarme que no quiere decir precisamente lo que pone. ¿Por qué había de hacerlo, si el contexto no me da a entender que sea mentira? Y eso de que, porque hay símbolos, el tiempo será simbólico, es una perfecta tontería. En Daniel 4 hay el símbolo de un árbol, símbolo que se explica, y hay un tiempo que vosotros no entendéis como simbólico. Entonces, volvemos a lo de siempre. ¿Cuál es el criterio? La respuesta real es esta: VUESTRO CAPRICHO.a Daniel y a Apocalipsis. En ese contexto. Si toda la vision tiene simbolos, los dias tambien lo seran. Me remito a solo mencionarlos, pero sabes muy bien a cuales me refiero.
Esperaba que usaras un argumento que suelen usar los historicistas. Dice así: Puesto que los periodos proféticos tienen que ver con imperios que duraron muchos siglos, es imprescindible que los periodos duren también mucho tiempo, pues, si no, se habrían cumplido antes del paso de un imperio al siguiente. Esta teoría te la refuto ya de antemano, para que no te molestes en exponerla. Resulta que en ni en Daniel ni en Apocalipsis se dice nunca que tal o cual imperio vaya a tener una cierta duración. ¡Nunca! Ciertamente, se mencionan ciertos acontecimientos específicos en la vida de algunas de esas naciones, pero no hay constancia exegética de que tales lapsos pasen de un imperio al siguiente (la Iglesia Adventista se imagina que las “2300 tardes y mañanas” si tienen tal característica, pero el texto no dice nada de eso). Pues bien, hubo un profeta que recibió de Dios el encargo de ir a predicar a una ciudad antiquísima, perteneciente a un imperio que duró muchos siglos: el asirio. Si fuera válido ese argumento historicista, sería menester que la profecía de Jonás hubiese abarcado cientos de años. ¿Fue así? No. Contemplaba únicamente cuarenta días. Nada de día-año. Día-día. Cuarenta días. Es lo que hay. Y no hay nada en el contexto de las profecías en las que los historicistas DESEAN usar el espurio “principio” día-año que requiera tal cosa.