Vamos a leer con atención que nos dice Jesucristo, Señor y Maestro:
Mar 3:31 Vienen después sus hermanos (adelphós) y su madre, y estando fuera, enviaron a él llamándole.
Según la interpretación forzada de ciertos, aquí no hemos de leer hermanos de sangre, sino primos, parientes, o hijos de un matrimonio anterior de José, para otros.
Mar 3:32 Y la gente estaba sentada alrededor de él, y le dijeron: He aquí, tu madre y tus hermanos (adelphós) te buscan fuera.
Igualmente, y para los mismos, hemos de leer e interpretar que son primos o parientes, o hijos de un matrimonio anterior de José, para otros.
Mar 3:33 Y él les respondió, diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos (adelphós)? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y hermanos. 35 Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, este es mi hermano (adelphós), y mi hermana (adelphé), y mi madre.
¿Claro, verdad? Ahora los creyentes, y según interpretan forzadamente algunos las escrituras, ya no son hermanos de Jesús, sino primos o parientes de Jesús. No hay otra, si cuando cita a su madre y sus hermanos, estos son primos o parientes, inexorablemente y por el contexto, ya no somos hermanos de Jesús, sino que somos primos o parientes de él. Hemos dejado de ser hijos de Dios, para pasar a ser sobrinos de Dios.
La palabra griega, adelphós, siempre, en todos los casos en que la hallamos en el NT, lo hace en relación con hijos de un mismo padre, madre o ambos. Somos hermanos de Jesús, y hermanos de los otros creyentes, porque Dios nos ha engendrado, es nuestro Padre. Y son hermanos de sangre de Jesús, porque han nacido de una misma madre "su madre y sus hermanos". Y si no lo aceptan, no les queda otra que reconocer que los creyentes ya no son hijos de Dios, sino sobrinos de Dios, y primos de Jesús.