Debatiendo sobre las transfusiones de sangre

Discrepo. A los tres hebreos no se les pedía que adoraran a Nabucodonosor, sino a postrarse ante la estatua de él que es muy distinto, (Daniel 3:15). Les estaban pidiendo un solo acto de reverencia ante la estatua que transgredía la ley de Dios y sino lo hacían serían castigados con la muerte, de ahí que te hice el paralelo de que cuando a los TJ les piden que renieguen de su Dios o que cojan las armas, están dispuestos a morir con tal de serle fieles a Jehová. Era para ilustrarte de la mejor manera de que aunque no queramos morir, estamos dispuestos a hacerlo con tal de no ser infieles a Jehová. Ese es el punto.

Con la sangre ocurre lo mismo. Nos dicen que sino nos transfundimos moriremos, me parece algo fuera de lugar ya que nuestra vida realmente está en manos de Dios de sí viviremos ese día o moriremos por eso te cité de las palabras de los tres hebreos que es lo que solemos decir nosotros, puesto que no estamos dispuestos a transgredir un mandato de Dios dejamos los asuntos en manos de Jehová. Quiero que sepas esto querido compañero. Nosotros no tenemos miedo a decir lo que pensamos y estamos dispuestos a defender nuestra postura siempre desde el respeto, también lo hizo Esteban ¿lo recuerdas? Lo llevaron frente al tribunal del Sanedrín para condenarlo y no tuvo pelos en la lengua para defender su causa aún a pesar de que sabía que lo iban a matar.
(Hechos 7:1-53).


Es que no lo hacemos por eso. Lo hacemos porque una vez hemos comprendido el mandato de Dios, somos consecuentes con el voto que le hicimos a Jehová a saber: que nuestra vida le pertenece, es una decisión personal y muy meditada. El que existan múltiples casos de personas que han hecho rechazo es evidente, es una realidad y cuando hablo de ello es para constatar que no todos los consejos médicos son acertados y hacerles caso también conlleva cierta responsabilidad y cierto riesgo.


Vuelvo a repetir, eso no es así. Esto lo afirmo yo de esta manera a título personal porque a día de hoy lo veo así, nada más.

Sobre la sangre y sobre cualquier otra decisión no instigamos a nadie a que lo haga, ni le obligamos, es una decisión personal y única. ¿Quién puede hacer un avance premonitorio al decir que si no ponemos sangre, esa persona morirá? Muchas veces se equivocan porque esto no es una regla exacta ni mucho menos. Conozco a varias personas que no son religiosas que les da asco las transfusiones y no por ello me apresuro a decir que dejan morir, por Dios para mí es una auténtica aberración pensar así y juzgarlos de esa manera.
El respeto entre paciente y médico debe existir, igual que ciertos Hospitales niegan operar sin sangre porque no están capacitados y debemos acatar sus normas, por otro lado hay hoy día ya muchos que sí lo están y trabajan conjuntamente sin ningún tipo de problemas. ¿Te has leído los derechos del paciente? Porque eso hay que tenerlo en cuenta.

Además muchos profesionales agradecen el que los TJ hayan introducido esta cuestión como reto a los médicos e incluso valoran positivamente los resultados que se obtienen de dichos procedimientos, una vez que han sido probados. Te cito textualmente algunos artículos.

El número de primavera de 2013 de la revista Stanford Medicine Magazine, publicada por la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), contenía un informe especial sobre el tema de la sangre. Uno de los artículos se titulaba “Against the Flow—What’s Behind the Decline in Blood Transfusions” (En contra de la corriente. Por qué ya no se hacen tantas transfusiones de sangre). La autora, Sarah C. P. Williams, señaló: “En los últimos diez años, un creciente número de estudios ha demostrado que en muchos hospitales de todo el mundo se administra sangre donada en mayor cantidad y con mayor frecuencia de la necesaria, tanto dentro como fuera del quirófano”.

El artículo cita a la doctora Patricia Ford, fundadora y directora del Centro de Medicina y Cirugía sin Sangre del Hospital de Pensilvania (Estados Unidos). Ella dijo: “La idea de que el paciente morirá si no tiene cierto volumen sanguíneo, de que la sangre es la salvación, está profundamente arraigada en la cultura médica. [...] Y aunque eso sí es cierto en algunos casos, no lo es en la mayoría”.

La doctora Ford, que atiende a alrededor de setecientos testigos de Jehová al año, afirmó también: “Gran parte de los médicos con los que hablé en un principio tenían el falso concepto de que sin una transfusión, muchos pacientes morirían. Yo misma lo creía hasta cierto grado. Pero pronto descubrí que con tan solo poner en práctica unas cuantas estrategias muy sencillas es posible atender con éxito a esos pacientes”.

En agosto de 2012, la revista Archives of Internal Medicine publicó los resultados de un estudio realizado en cierto hospital durante veintiocho años con pacientes sometidos a operaciones de corazón. Los pacientes Testigos se recuperaron más rápido que los que recibieron transfusiones de sangre. Además, tuvieron menos complicaciones durante su estancia en el hospital. Su tasa de supervivencia tras la operación fue mejor, y veinte años después era casi igual a la de los transfundidos.

Un artículo publicado en The Wall Street Journal el 8 de abril de 2013 informó: “La cirugía sin sangre —es decir, sin sangre donada— ha beneficiado por años a los pacientes que rechazan las transfusiones por motivos religiosos. Pero esta práctica es cada vez más común en los hospitales. [...] Los cirujanos que la defienden afirman que no solo contribuye a reducir los costos relacionados con la compra, almacenaje, procesamiento, análisis y transfusión de sangre, sino que también evita los riesgos de contraer infecciones provocadas por transfusiones de sangre, así como otras complicaciones que prolongan la estancia hospitalaria del paciente”.

No sorprende, por tanto, que Joaquín Casanova, director quirúrgico del Hospital de Manises (Valencia, España), declarara recientemente: “Las ventajas de [este tipo de] cirugía son evidentes. Por un lado, el paciente mejora más rápidamente gracias al empleo de técnicas mínimamente invasivas que favorecen la recuperación y [acortan] el tiempo de hospitalización y, por otro, se reducen las posibles complicaciones intrahospitalarias asociadas a las transfusiones”. Por su parte, Robert Lorenz, director médico de la Clínica de Cleveland (Estados Unidos), dijo: “Es verdad que cuando transfundimos a un paciente, sentimos que le estamos haciendo un favor [...]. Pero los resultados de las investigaciones indican que a la larga le hacemos un daño”.
La caridad está por encima de la Ley.

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Y si por salvar una vida, uso la sangre justamente considerando que "en la sangre está la vida" ¿soy condenado por eso?

Ve y aprende lo que significa "Misericordia quiero y no sacrificio"

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-La caridad nunca puede ser un tapujo a la obediencia a los mandamientos del Señor. Sí puede cubrir la apariencia de pecado, cuando por prejuicios o mala intención se juzga precipitada e injustamente.
 
Discrepo. A los tres hebreos no se les pedía que adoraran a Nabucodonosor, sino a postrarse ante la estatua de él que es muy distinto, (Daniel 3:15). Les estaban pidiendo un solo acto de reverencia ante la estatua que transgredía la ley de Dios y sino lo hacían serían castigados con la muerte, de ahí que te hice el paralelo de que cuando a los TJ les piden que renieguen de su Dios o que cojan las armas, están dispuestos a morir con tal de serle fieles a Jehová. Era para ilustrarte de la mejor manera de que aunque no queramos morir, estamos dispuestos a hacerlo con tal de no ser infieles a Jehová. Ese es el punto.

Con la sangre ocurre lo mismo. Nos dicen que sino nos transfundimos moriremos, me parece algo fuera de lugar ya que nuestra vida realmente está en manos de Dios de sí viviremos ese día o moriremos por eso te cité de las palabras de los tres hebreos que es lo que solemos decir nosotros, puesto que no estamos dispuestos a transgredir un mandato de Dios dejamos los asuntos en manos de Jehová. Quiero que sepas esto querido compañero. Nosotros no tenemos miedo a decir lo que pensamos y estamos dispuestos a defender nuestra postura siempre desde el respeto, también lo hizo Esteban ¿lo recuerdas? Lo llevaron frente al tribunal del Sanedrín para condenarlo y no tuvo pelos en la lengua para defender su causa aún a pesar de que sabía que lo iban a matar.
(Hechos 7:1-53).


Es que no lo hacemos por eso. Lo hacemos porque una vez hemos comprendido el mandato de Dios, somos consecuentes con el voto que le hicimos a Jehová a saber: que nuestra vida le pertenece, es una decisión personal y muy meditada. El que existan múltiples casos de personas que han hecho rechazo es evidente, es una realidad y cuando hablo de ello es para constatar que no todos los consejos médicos son acertados y hacerles caso también conlleva cierta responsabilidad y cierto riesgo.


Vuelvo a repetir, eso no es así. Esto lo afirmo yo de esta manera a título personal porque a día de hoy lo veo así, nada más.

Sobre la sangre y sobre cualquier otra decisión no instigamos a nadie a que lo haga, ni le obligamos, es una decisión personal y única. ¿Quién puede hacer un avance premonitorio al decir que si no ponemos sangre, esa persona morirá? Muchas veces se equivocan porque esto no es una regla exacta ni mucho menos. Conozco a varias personas que no son religiosas que les da asco las transfusiones y no por ello me apresuro a decir que dejan morir, por Dios para mí es una auténtica aberración pensar así y juzgarlos de esa manera.
El respeto entre paciente y médico debe existir, igual que ciertos Hospitales niegan operar sin sangre porque no están capacitados y debemos acatar sus normas, por otro lado hay hoy día ya muchos que sí lo están y trabajan conjuntamente sin ningún tipo de problemas. ¿Te has leído los derechos del paciente? Porque eso hay que tenerlo en cuenta.

Además muchos profesionales agradecen el que los TJ hayan introducido esta cuestión como reto a los médicos e incluso valoran positivamente los resultados que se obtienen de dichos procedimientos, una vez que han sido probados. Te cito textualmente algunos artículos.

El número de primavera de 2013 de la revista Stanford Medicine Magazine, publicada por la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), contenía un informe especial sobre el tema de la sangre. Uno de los artículos se titulaba “Against the Flow—What’s Behind the Decline in Blood Transfusions” (En contra de la corriente. Por qué ya no se hacen tantas transfusiones de sangre). La autora, Sarah C. P. Williams, señaló: “En los últimos diez años, un creciente número de estudios ha demostrado que en muchos hospitales de todo el mundo se administra sangre donada en mayor cantidad y con mayor frecuencia de la necesaria, tanto dentro como fuera del quirófano”.

El artículo cita a la doctora Patricia Ford, fundadora y directora del Centro de Medicina y Cirugía sin Sangre del Hospital de Pensilvania (Estados Unidos). Ella dijo: “La idea de que el paciente morirá si no tiene cierto volumen sanguíneo, de que la sangre es la salvación, está profundamente arraigada en la cultura médica. [...] Y aunque eso sí es cierto en algunos casos, no lo es en la mayoría”.

La doctora Ford, que atiende a alrededor de setecientos testigos de Jehová al año, afirmó también: “Gran parte de los médicos con los que hablé en un principio tenían el falso concepto de que sin una transfusión, muchos pacientes morirían. Yo misma lo creía hasta cierto grado. Pero pronto descubrí que con tan solo poner en práctica unas cuantas estrategias muy sencillas es posible atender con éxito a esos pacientes”.

En agosto de 2012, la revista Archives of Internal Medicine publicó los resultados de un estudio realizado en cierto hospital durante veintiocho años con pacientes sometidos a operaciones de corazón. Los pacientes Testigos se recuperaron más rápido que los que recibieron transfusiones de sangre. Además, tuvieron menos complicaciones durante su estancia en el hospital. Su tasa de supervivencia tras la operación fue mejor, y veinte años después era casi igual a la de los transfundidos.

Un artículo publicado en The Wall Street Journal el 8 de abril de 2013 informó: “La cirugía sin sangre —es decir, sin sangre donada— ha beneficiado por años a los pacientes que rechazan las transfusiones por motivos religiosos. Pero esta práctica es cada vez más común en los hospitales. [...] Los cirujanos que la defienden afirman que no solo contribuye a reducir los costos relacionados con la compra, almacenaje, procesamiento, análisis y transfusión de sangre, sino que también evita los riesgos de contraer infecciones provocadas por transfusiones de sangre, así como otras complicaciones que prolongan la estancia hospitalaria del paciente”.

No sorprende, por tanto, que Joaquín Casanova, director quirúrgico del Hospital de Manises (Valencia, España), declarara recientemente: “Las ventajas de [este tipo de] cirugía son evidentes. Por un lado, el paciente mejora más rápidamente gracias al empleo de técnicas mínimamente invasivas que favorecen la recuperación y [acortan] el tiempo de hospitalización y, por otro, se reducen las posibles complicaciones intrahospitalarias asociadas a las transfusiones”. Por su parte, Robert Lorenz, director médico de la Clínica de Cleveland (Estados Unidos), dijo: “Es verdad que cuando transfundimos a un paciente, sentimos que le estamos haciendo un favor [...]. Pero los resultados de las investigaciones indican que a la larga le hacemos un daño”.
El mandato de Jehová y su promesa no era que la generación de 1914 vería el armagedón y el inicio del establecimiento del gobierno de Dios.

Esa profecía fue falsa y enseñada por décadas como la verdad que había dicho Jehová.

Ahora, eres capaz de dejar morir a un ser querido por no transfusión de sangre por obedecer a Jehová, pero peor de grave es propagar mentiras que Jehová nunca le dijo que enseñará a el cuerpo gobernante.

Actualmente sirven a la máxima autoridad que puso Jehová, que es Jesús y ni cuentas te das que le obedeces, le sirves y es el señor de tu vida "un dios" que Jehová tampoco dijo haber creado, es decir son idólatras y politeistas con dos dioses, uno Verdadero y otro que les da miedo decir si es falso o verdadero.

Fanaticamente dejan morir a un ser querido por transfusión, pero hacen algo peor obedeciendo a una falsa organización, de falsos 9 profetas auto ungidos que llevan a millones de personas a error.

¿Que curioso, verdad?
 
Discrepo. A los tres hebreos no se les pedía que adoraran a Nabucodonosor, sino a postrarse ante la estatua de él que es muy distinto, (Daniel 3:15). Les estaban pidiendo un solo acto de reverencia ante la estatua que transgredía la ley de Dios y sino lo hacían serían castigados con la muerte, de ahí que te hice el paralelo de que cuando a los TJ les piden que renieguen de su Dios o que cojan las armas, están dispuestos a morir con tal de serle fieles a Jehová. Era para ilustrarte de la mejor manera de que aunque no queramos morir, estamos dispuestos a hacerlo con tal de no ser infieles a Jehová. Ese es el punto.

Buenos días, Christy:

Agradezco mucho todas las opiniones médicas que me has citado.
Como le digo a nuestro hermano @CristianoBernabeu8 es importante saber si la razón por rechazar una transfusión es de tipo médico o de tipo religioso. Si es médico, esto se convertiría en un debate del tipo "¿Vale la pena o no vacunarse contra el COVID?", y esto correspondería a un epígrafe para discutirse como cualquier otro debate científico. ¿Estás de acuerdo?
Mientras tanto, te reitero que

  • toda intervención médica tiene el potencial de eventos adversos, a veces serios o fatales.
  • el error médico es también una posibilidad en todas estas intervenciones.
  • los pacientes tienen derecho a rehusar recibir un tratamiento médico, derecho que yo respaldaré siempre

Haciendo a un lado por ahora el aspecto médico, entiendo que la razón fundamental por la que los TdJ rechazan las transfusiones de sangre es por obediencia a los mandamientos de Jehová. Es por ello que pongo a tu consideración que el abstenerse de sangre es un acto simbólico que debe estar subordinado a otros principios o mandamientos de mayor jerarquía.

¿Qué es un acto simbólico, Christy?
Me gustaría saber tu concepto de acto simbólico, para poder avanzar en la discusión.Por lo pronto te comparto lo que significa para mí: es un acto externo, visible, que en sí mismo no tiene valor, sino en la medida que representa otra cosa invisible, espiritual, que es la que tiene valor.

Por ejemplo:

  • Sumergir el cuerpo en agua no lava los pecados del alma. El bautismo es un símbolo.
  • Quitarse el prepucio no conecta el alma a Dios. La circuncisión es un símbolo.
  • El abstenerse de trabajar el sábado (o cualquier otro día) tampoco produce gratitud al Creador. Es un símbolo.
Las tres cosas que mencioné son actos simbólicos. Por sí mismos carecen de valor, aunque los haya ordenado Dios. ¿Por qué? Porque Dios los ordenó como una ayuda psicológica para profundizar en otras cosas que sí tienen valor. En el caso del bautismo, por ejemplo, el compromiso de nacer a una vida nueva. En el de la circuncisión, a que nuestra vida y la de nuestra descendencia esté dedicada permanentemente a Dios. En el del sábado, a recordar que somos creaturas de Dios.

Haré un comentario general sobre los tres varones echados al fuego posteriormente.
 
-La caridad nunca puede ser un tapujo a la obediencia a los mandamientos del Señor. Sí puede cubrir la apariencia de pecado, cuando por prejuicios o mala intención se juzga precipitada e injustamente.

Si se usa como tapujo (pretexto), entonces no es caridad sino hipocresía.

La caridad (amor) tiene primacía sobre todos los otros mandamientos. Esto es enseñanza de Jesús.
A Jesús se le preguntó cuál mandamiento era más importante. Jesús no respondió diciendo "Todos son igualmente importantes, ¿por qué me preguntas eso?". No. Jesús respondió que el primer y más grande mandamiento era amar a Dios, y el segundo "similar al primero", amar al prójimo como a uno mismo. Es similar al primero porque el más estrecho contacto que tenemos con Dios y con Cristo en el día a día es el que tenemos con nuestro prójimo. De ahí que en el Juicio de las Naciones de Mateo 25, el amor o adoración a Dios se juzga a partir del trato al prójimo.

Durante su ministerio, Jesús nos pidió hacer muchas cosas como orar, ayunar, participar del pan y el vino, predicar, bautizar, etc. Pero a la hora de darnos SU mandamiento, SU mandamiento distintivo, por el que serían reconocidos los de Cristo, pidió amarnos el uno al otro.

La jerarquía entre los mandamientos, por lo tanto, existe para Jesús, y el amor es el pináculo, la base y el resumen de todos.

En el resto del NT vemos lo mismo: Pablo en 1 Corintios 13, poniendo al amor sobre todo lo demás: fe, conocimiento, profecías, obras altruistas. El autor de 1 Pedro nos pide que "ante todo", tengamos amor, porque cubre multitud de pecados. El autor de 1 Juan nos dice que amar equivale a conocer a Cristo y permanecer en Cristo, pues "Dios es amor".

Junto con @Ricardo, me gustaría también qué piensas de esto tú, @Christy y @CristianoBernabeu8
 
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Tomando en cuenta que el mandamiento bíblico sobre el no comer la sangre de animales, me pregunto:

¿La organización de los testigos de jehova tienen alguna prohibición para la ingesta de alimentos con sangre?
 
Tomando en cuenta que el mandamiento bíblico sobre el no comer la sangre de animales, me pregunto:

¿La organización de los testigos de jehova tienen alguna prohibición para la ingesta de alimentos con sangre?
Yo creo que sí, Miguel.
Sin embargo no creo que se adhieran a una forma Kosher de desangrar animales.
Esto significa que, a menos que sean vegetarianos, o que compren en supermercados con productos kosher certificados, consumen con frecuencia sangre junto con la carne.

Lo interesante es que los judíos aceptan transfusiones sanguíneas en caso de emergencia. Ellos entienden que Jehová da mandamientos sobre cosas espirituales (como "No matarás") y mandamientos sobre rituales o actos simbólicos (como circuncidarse, guardar el shabat o abstenerse de carne con sangre) y que estos últimos están supeditados a los primeros.
 
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Reacciones: MiguelR
Si se usa como tapujo (pretexto), entonces no es caridad sino hipocresía.

La caridad (amor) tiene primacía sobre todos los otros mandamientos. Esto es enseñanza de Jesús.
A Jesús se le preguntó cuál mandamiento era más importante. Jesús no respondió diciendo "Todos son igualmente importantes, ¿por qué me preguntas eso?". No. Jesús respondió que el primer y más grande mandamiento era amar a Dios, y el segundo "similar al primero", amar al prójimo como a uno mismo. Es similar al primero porque el más estrecho contacto que tenemos con Dios y con Cristo en el día a día es el que tenemos con nuestro prójimo. De ahí que en el Juicio de las Naciones de Mateo 25, el amor o adoración a Dios se juzga a partir del trato al prójimo.

Durante su ministerio, Jesús nos pidió hacer muchas cosas como orar, ayunar, participar del pan y el vino, predicar, bautizar, etc. Pero a la hora de darnos SU mandamiento, SU mandamiento distintivo, por el que serían reconocidos los de Cristo, pidió amarnos el uno al otro.

La jerarquía entre los mandamientos, por lo tanto, existe para Jesús, y el amor es el pináculo, la base y el resumen de todos.

En el resto del NT vemos lo mismo: Pablo en 1 Corintios 13, poniendo al amor sobre todo lo demás: fe, conocimiento, profecías, obras altruistas. El autor de 1 Pedro nos pide que "ante todo", tengamos amor, porque cubre multitud de pecados. El autor de 1 Juan nos dice que amar equivale a conocer a Cristo y permanecer en Cristo, pues "Dios es amor".

Junto con @Ricardo, me gustaría también qué piensas de esto tú, @Christy y @CristianoBernabeu8
Hola Pancho, es interesante que resaltes el amor, pues por amor, Nuestro Amorosamente Misericordioso Creador, Jehová, trajo al campo de la existencia la vida, tanto de las criaturas espíritu, cómo las de carne y sangre.

También por amor, envío a su Hijo unigenito y primogénito como rescate nuestro. Jn. 3: 16.

Es por tal motivo que debemos amar a Jehová Nuestro Dios, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestra fuerzas. (O “con toda tu fuerza vital”, “con todos muestro recursos”). Dt. 6: 5.

Porque el amor a Dios consiste en esto: en que obedezcamos sus mandamientos; y sus mandamientos no son una carga. 1Jn. 5: 3.

Esto es lo que dice Jehová, tu Recomprador, el Santo de Israel:

“Yo, Jehová, soy tu Dios,
el que te enseña por tu propio bien,
el que te guía por el camino en que debes andar.
¡Si tan solo prestaras atención a mis mandamientos! Isa. 48: 17, 18.


Entre sus enseñanzas y mandamiento está el abstenerse de sangre en todas sus formas.
 
Discrepo. A los tres hebreos no se les pedía que adoraran a Nabucodonosor, sino a postrarse ante la estatua de él que es muy distinto, (Daniel 3:15).

Es aquí donde me pongo a dudar si comprendemos lo que es un símbolo, @Christy.
A Dios en realidad no le preocupa que alguien se postre físicamente ante una estatua.

Le preocupa que su corazón sirva a otro dios.
En este caso, que Daniel y sus amigos sirvieran a Nabucodonosor por encima de Dios.

Me preguntarás: ¿Acaso Dios no prohíbe explícitamente doblar su rodilla ante un ídolo?
Claro que lo prohíbe. Pero lo que debemos preguntarnos es por qué.
Cuando prohíbe realizar ciertos gestos físicos ante una estatua, lo hace como forma de ayudarnos a comprender que no debemos servir a otro dios.

Por fines didácticos, Dios ha enviado mensajeros o profetas para ir preparando a la gente a abandonar las imágenes para concentrarse en un Dios abstracto y único. De ahí su mandamiento de no fabricar imágenes. Sin embargo, Él mismo ordenó fabricar querubines de oro para el arca de la alianza, ¿no es cierto? ¿Acaso era INDISPENSABLE fabricar querubines, en un periodo de la historia en el que se prestaba adoración a todo tipo de imágenes? ¿No existía el peligro de que los israelitas comenzaran a idolatrar esos querubines de manera supersticiosa?

Lo que te quiero decir con esto, @Christy y @CristianoBernabeu8 es que
los mandamientos de Dios respecto a símbolos y rituales son CONTEXTUALES. Es decir, dependen del pueblo, del periodo histórico, de las circunstancias en que se dieron. Son temporales y limitados. Cumplen una función didáctica, pedagógica. No son como el respetar la vida y propiedad ajena, que es un principio universal, hayas sido chino o esquimal, y hayas vivido mil años antes o después de Cristo.

Te invito también a considerar lo siguiente:

Entre los cristianos primitivos, algunos tenían el temor de comer carne que hubiera sido sacrificada a los ídolos. Si no estaban 100% seguros de que la carne no había sido ofrecida en un culto idolátrico, mejor no la comían.
Pablo, sin embargo, no tenía tal temor. Él mejor no preguntaba y simplemente comía. Solo se abstenía si su anfitrión o los comensales tenían tales prejuicios, para no causar división y conflicto. Pero si en la mesa nadie tenía tal prejuicio, mejor nada de preguntas y a comer se ha dicho!!!

¿Qué te dice la actitud de Pablo respeto a la diferencia entre hacer un gesto ante una estatua (sea doblegarse, u ofrecerle carne) y servir a otro dios?
¿Será que quien saluda a la bandera con la mano en el pecho, está diciéndole al mundo que servirá al Estado en vez de servir a Dios?


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Dado que cuando la Biblia fue escrita no había transfusiones de sangre, no debemos esperar que la Biblia las mencione literalmente.
Lo que dices es una incongruencia: primero afirmas que en la antigüedad no existían las transfusiones.

Y después afirmas que la Biblia no lo menciona literalmente.

PERO SI HAS DICHO QUE ANTES NO EXISTIAN

¿Cómo entonces en la Biblia no está escrita de forma literal, SI NO EXISTÍA?

Lo que no existía, no se puede esperar que se mencione.
 
Lo que no existía, no se puede esperar que se mencione.
Pues eso es precisamente lo que el compañero dice, que no debemos esperar que se mencione en la Biblia pues no existían las transfusiones.
No encuentro la incongruencia.
 
Última edición:
Dado que cuando la Biblia fue escrita no había transfusiones de sangre
Considerando entonces que sabes que no habían transfusiones de sangre en la Biblia....

¿En qué se basaba la prohibición entonces, si no habían transfusiones?

¿Se basaba en que no debían comerla?

POR SUPUESTO

Ahora se que pensarán "comerlo es igual a meterlo en la sangre" (como el ejemplo de @Christy sobre las drogas)

Si comer la sangre es igual a realizarse una transfusión...

¿PORQUÉ LA ORGANIZACIÓN DE LOS TJ NO TIENE PROHIBICIONES SOBRE EL CONSUMO DE ALIMENTOS?

Cómo si lo tienen los judíos (como bien dijo Frijoles)
 
-El abstenerse de sangre no puede llevarse al ridículo extremo de abrirme las venas para vaciarme de mi propia sangre, pues con ella se iría mi vida y moriría. Tampoco a la prohibición de "tocar sangre", ya que la profesión médica y de enfermería los expone continuamente a ello. Tampoco a la manipulación de la misma, pues es imprescindible para su análisis. La prohibición fue de "comerla", y ello únicamente puede hacerse por la boca y el consiguiente trámite digestivo. A su tiempo, ya lo reconocerán.