A fin de facilitarle las cosas a los que se abstienen de visitar el epígrafe sobre el abstenerse (no los salpica con sangre alguna), pego seguidamente el mensaje recién dirigido a Juaniyo:
1 – Al revés del uso cotidiano de la palabra “abstenerse” por toda la hispanidad, ustedes prefieren darle la connotación que tiene en la jerga de la Watchtower, que sólo sirve a vuestros particulares intereses. Siempre implica el privarse (cuidarse, guardarse, apartarse) de algo determinado, que conocen bien los que leen o escuchan. No abarca un amplio espectro de ideas, sino que toda abstención siempre refiere a algo específico.
a) Cuando en Hch 15:29 dice “de sangre” eso está relacionado a los alimentos cárnicos ofrecidos a los ídolos o de animales no desangrados, según las otras dos abstenciones anexas. Los redactores de la carta como los destinatarios de la misma bien sabían que se refería la susodicha abstención a la Ley de Moisés observada por los judíos, inclusive entre los cristianos, de no comer la carne con su sangre. No existe en la noción del “abstenerse” tal amplitud como la de tragar sangre por heridas en la boca, mancharse con ella, tocarla, verla u olerla. Todos sabían de la prohibición de comerla, y a ninguno se le ocurría la idea de meterla en el cuerpo pues la gracia estaba en no permitir que saliera, y para eso estaban los vendajes y torniquetes aplicados a los heridos.
b) También el “abstenerse” tiene una modalidad más suave que el “no comeréis” de Lv 17:14, pues más bien recomienda prescindir de algo sin el tono riguroso que exige la Ley, tal como se advierte en el saludo “si os guardáis de estas cosas bien haréis”. Podemos advertir la diferencia entre lo que es terminantemente prohibido y el abstenerse si pensamos en un letrero que frecuentemente vemos en espacios públicos cerrados: PROHIBIDO FUMAR. Todo ciudadano sabe que esto es Ley, y no bien alguien encienda un cigarro no es necesario esperar a un policía sino que la primera persona que lo vea se lo advertirá. Imaginemos ahora el vestíbulo de un lujoso hotel con un letrero FAVOR ABSTENERSE DE FUMAR. Sabido es que hay turistas que no pueden estar sin fumar, y para eso hay extractores de aire en tales sitios para el caso que algunos fumen.
Cierta vez mi médico, tras examinar análisis y estudios clínicos que se me hicieron me dijo:
-Absténgase de sal y azúcar.
-Doctor –protesté- ¿Es que no puedo usar ni un poco de sal o azúcar?
-En su dieta diaria, prescinda de alimentos dulces o salados. Si sigue este régimen, ocasionalmente, en alguna fiesta familiar, podrá comer con sal y azúcar, pero siempre con moderación.
Por supuesto, otro hubiese sido el caso si el médico me hubiera dicho que desde ese mismo momento y en adelante no debería yo comer si un gramo de sal ni de azúcar. Habría comprendido la seriedad del caso y ya no me hubiera atrevido a preguntar nada. ¡Con el susto alcanzaba!
c) No quiero decir con lo anterior que las abstenciones de Hch 15:29 eran para observarse cuándo y cómo ellos quisieran, pues entonces carecerían de sentido. Convenía guardarse de tales cosas, pero sin el rigor impuesto por la Ley. Si estas disposiciones observadas escrupulosamente por los cristianos de origen judío causaba fricciones con sus hermanos gentiles que no se cuidaban de ellas, convenía que estos también se atuvieran a las mismas, para mantener la paz y armonía.
Es mi parecer que cuando en las iglesias de la gentilidad pasaron ya a ser escasos los hermanos judíos, cayeron en desuso tales recomendaciones por ser innecesarias. Me fundamento para ello en que cuando Pablo en sus epístolas se explaya en el tema, no apela a la dicha carta, sino que se abre a la conciencia individual y a la libertad de cada cual, cuidando de no ofender a quien cree y hace distinto (Ro 14; 1Co 8; 10:25-32; 1Ti 4:3-5).
Cordiales saludos