Congenio contigo que en infinidad de oportunidades podemos inferir ejemplos “analógicos” de historias o procedimientos literales de los libros sagrados, pero eso sí, ubicándolos dentro del contexto apropiado para no poner a las Escrituras unas contra otras. Sin embargo, en ciertas relaciones directas y literales del trato específico con algunos animales, discrepo contigo cuando dices que a “Dios no le preocupaban para nada los bueyes”. Que dicha enseñanza de cómo tratar a los bueyes en este caso en particular denotara o transmitiera alguna enseñanza futura del trato con respecto al comportamiento entre los cristianos es una cosa totalmente diferente. Al decir tú que a Dios no le importaba el buey es como decir que Dios se complace entonces en verlos sufrir y creo que eso no es correcto ni es de lo que se trata tampoco.
Pues aquí estaremos solo “ojos” para analizar tu aporte que desde ya te invito a que, en la medida de tus posibilidades, nos lo muestres lo antes posible. Por mi parte te adelantaré también que los TJ sí creemos en que Hechos 15, 28,29 sí arroja después de todo una “enseñanza oculta” tal como dices, pero no de la manera analógica como pretendes, sino más bien de lo que realmente estaba y está inserto en el “espíritu” de la Ley y del por qué Jehová Dios prohibió “comer sangre”. Claro, se pudiera aceptar también que de cualquier otra historia bíblica o mandamiento que cites pueda contener dentro de sí alguna aplicación en algo “espiritual”, pero para nada desmerece el literalismo implícito en la acción que encierra el “abstenerse” de sangre.
¡Esperaremos!
Mira Armando, yo me refería a la Ley dada a Israel como Nación independiente, no a las reglamentaciones, “aquí y allá”, que se daban a los diferentes siervos de Jehová a través del tiempo. Es a esta ley específica que eran más de 600 mandamientos. A “toda Escritura es inspirada por Dios y provechosa para rectificar, para censurar”, etc. no es a lo que yo me estaba refiriendo. No obstante, la Ley escrita dada a Moisés aún ocupaba el lugar central en la adoración de Israel. Éxodo 24:3, 4 declara: “Vino Moisés y refirió al pueblo todas las palabras de Jehová y todas las decisiones judiciales, y todo el pueblo respondió con una sola voz y dijo: ‘Todas las palabras que ha hablado Jehová estamos dispuestos a ponerlas por obra’. Por consiguiente, Moisés escribió todas las palabras de Jehová”. Fue con respecto a estos mandamientos escritos que Dios estableció su pacto con los israelitas y es con relación entre Dios y su pueblo, que yo me refería en el aporte anterior (Éxodo 34:27). De hecho, las Escrituras no hacen ninguna mención de ninguna ley oral.
Mi estimado, al igual que Ricardo, estás estableciendo tu derecho a tener tu opinión sobre lo que tú interpretas de lo que la Biblia dice o no dice, y eso es respetable desde cualquier punto de vista. Es cierto que allí no se dice nada de transfusiones de sangre y por razones obvias que al parecer todos insisten en ignorar, tomando en cuenta que aquí el medio utilizado para introducir sangre al cuerpo es otra vía que no es la de “comer”. Sin embargo, el “abstenerse” de algo es muy amplio y pudiera que dicho término sea el que se necesitaba entonces, para darle un carácter más extenso al simple “comer por la boca” de algo que Jehová ya había prohibido desde antes del Diluvio. Al parecer, aquí el argumento “estrella” que se establece es el de supuestamente “salvar” una vida. Esto es un hábil engaño si lo ves desde el punto de vista de Dios y de lo que aquí mismo se ha defendido.
El problema aquí no es “morir” por el “Nombre del Señor”, porque todos estarán de acuerdo y hasta Ricardo lo ha dejado claro (a no ser que me diga que también le mal interpreté) que a veces la “muerte” de la persona es inevitable cuando se está ante la posibilidad de perderla cuando no estamos dispuestos a negar nuestra relación con Dios, bajo amenaza de que si no lo hacemos, se nos quita la vida. Aquí sí ustedes justificarían el “dejarse matar”, y digo dejarse matar por cuanto aun cuando sea otro el que lleve a cabo la ejecución, nosotros se lo estamos permitiendo porque no estamos dispuestos a negar o romper nuestra relación con Dios. Es decir, el "argumento" en nuestra contra no radica en el hecho de que, en este caso en particular, ningún médico nos está amenazando de muerte; por el contrario, nos ofrecen la "vida", entonces no hay excusa alguna que valga para rechazar esa "sangre" a cambio de nuestra "vida" que, ante todo, debemos proteger ante el Creador. El argumento descansa más bien en valorar o interpretar el "abstenerse de sangre". Nosotros lo interpretamos como absoluto y ustedes lo interpretan como sin ningún valor en lo absoluto. Esa es la diferencia y es lo que desde hace rato venimos discutiendo en este epígrafe y otros de igual corte.
La sociedad en que vivimos establece y “ve” con “buenos ojos” las transfusiones y no le ve nada de malo y, como somos “ciudadanos del mundo”, entonces debemos seguir sus prácticas aparentemente “grandiosas” como el “salvar” la vida introduciendo sangre en el cuerpo. El fin es el mismo, los motivos son los que varían. Asimismo, nosotros también creemos que al aceptar sangre por las venas no esconde para nada el pecado agazapado, aunque en apariencia sea para “salvar una vida” (en el caso de que la salve) y no vaya a ser que, al aceptarla, muchos más bien mueran irónicamente, como de hecho ha sido el caso y de los "millones" de enfermos de VIH en el mundo contagiados por las transfusiones, precisamente, cuando estuvieron dispuestos a recibir “vida” dentro de ellos.
Y nada tengo que perdonarte. Estás en tu derecho de dar tu opinión y eso, mi estimado forista, es respetable aquí y en la “luna”.
Un saludo respetuoso esperando que te mejores definitivamente.