Re: Estimado Melviton
Re: Estimado Melviton
Originalmente enviado por Ricardo
En este epígrafe mantengo una amena conversación contigo, aunque últimamente me hayas dejado un poco de lado porque Rav Lifman quizás te resulte más atrayente, por lo que le has dado prioridad al contestar.
Por supuesto, no estoy celoso, pero si no me lo enfrento en algún punto discordante es precisamente para no involucrarte luego en lo que nos llevaría a desatender lo nuestro.
En otras palabras, lo que tratas de decirme (espero que no te esté comprendiendo al revés de lo que intentaste decir de manera general) que como tú y yo no “hemos terminado” ni creo que terminemos, al menos de acuerdo en algo, ¿Entonces no te enfrentarás a las “barbaridades” que está diciendo Lifman, ni por lo menos en “entremeses” como, de vez en cuando, lo hago yo?
Yo no eludo a ningún forista, salvo a los que anuncio que no les responderé más por haber sido irrespetuosos, o a los que hacen preguntas capciosas o desafíos absurdos.
Cuando discutimos con ateos, escépticos, agnósticos y religiosos monoteístas o politeístas, todos abrigamos la esperanza de hablarle de tal manera que eso le ayude a convertirse a nuestra fe; y nuestros interlocutores abrigan igual expectativa: que reneguemos de lo nuestro y pasemos a ser como ellos.
Todos creemos estar en lo cierto y los demás en el error, así que es legítima la aspiración de los unos convenciendo a los otros.
No todos, pero unos cuantos individuos poseen la especial cualidad de temer a Dios y creer a su Palabra. Con ellos es posible dialogar aprendiendo unos de otros, y cuando la verdad aflora el error es manifiesto.
Esto nosotros lo cumplimos a la “perfección” (conste que no estoy citando ningún texto de la Biblia, por si las dudas).
Pero nosotros tratamos de enseñar, no de consentir a todo lo que nos digan y “darnos las manos” como si en todo estuviésemos de acuerdo. Esa es la diferencia. Creo que la comisión de un cristiano es “enseñar” a “observar” todas las cosas que Jesús mandó, no a conversar con otras ideologías para ver en qué punto compartimos, al menos, algún principio y “misión cumplida”. No mi estimado, así no son las cosas. Cuando esa “verdad” que dices “aflora”, es cuando el “error” se hace manifiesto, pero cuando nosotros lo hacemos “evidente” cuando le decimos a otros qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, en base a la voluntad de Dios.
Me honro como cristiano evangélico en conversar con judíos, pues sé que de entre ellos pueden estar algunos de los 144.000 que estarán con Jesús sobre el monte de Sión. Probablemente Rav Lifman ya no sea candidato pues es casado y padre; pero pueden estar entre nuestros lectores jóvenes vírgenes que pertenecen a una de las doce tribus de Israel, aunque aún no lo sepan. Esto ya es algo que puedo esperar de un judío del Siglo XXI.
Bueno, aquí estaría del lado tuyo dándote la razón en lo que dices, pero en el caso Lifman creo que no atinas (por el momento, claro). El ni siquiera cree en ese Jesús como el “Mesías” prometido, menos en que sea “Cristo”, cuando, si se lo preguntas directamente “viéndole a los ojos”, te dirá que no cree en ese Señor por el que tú, a ojos cerrados, entregarías la vida si fuera necesario. Además, no congenio contigo tampoco en que porque es “casado”, entonces no tiene derecho a ser “ungido” por cuanto la indicación “literal” dice que tienen que ser “vírgenes” ¡Por Dios!
Estaría de acuerdo contigo, al menos, en creer que “algunos judíos actuales” creyendo en el Señor Jesús (como los hay) sean posibles candidatos para pertenecer a los 144.000, en caso de que algunos no consigan “ser fieles hasta la misma muerte” y tengan que ser reemplazados.
En cuanto a tu pregunta: Confieso que a mí también me extrañó lo que nos compartió Rav sobre que la permisión dada a Noé y a los suyos incluía a todos los animales (sin distinguir entre limpios e impuros), y que la prohibición consistía en no comer sus carnes cuando el animal todavía retuviera su vida.
Creo que aquí deberías haberle pedido un “estudio” a conciencia para analizar la “torá” en la que se basa, porque no es en la Biblia.
En tales casos, nuestra primera reacción es la de rechazar la idea que nos resulta tan novedosa como extraña.
Luego, si somos aprendices prudentes, entramos a considerar la Escritura más detenidamente, y es así que hallamos razón a lo dicho.
Pues hazlo así como lo haces con nosotros. De seguro tendrás tus ¡Sorpresitas! ¡Eso te lo puedo asegurar!
A diferencia de lo mandado al pueblo de Israel en Lv 17, en Gn 9:3,4 lo mandado a Noé y los suyos no se refiere a no comer la sangre sino “carne con su vida que es su sangre”.
¿Y cuál es la diferencia Ricardo? ¡Es lo mismo dicho en otra forma de redacción! ¿Por qué te gusta tanto fijarte en simples detalles sin relevancia alguna con el verdadero “espíritu” del mandamiento sobre la prohibición a “comer sangre”?
Analicemos esto que le “aplaudes” a Rav, a la luz de varias versiones bíblicas que sobre el texto de marras, indican el mismo “común denominador”. Es decir, el mismo destino pero por diferentes caminos. ¡Eso es lo que estás cuestionando! Veamos:
Génesis 9:3-4
Dios Habla Hoy (DHH)
[SUP]3 “[/SUP]Pueden comer todos los animales y verduras que quieran. Yo se los doy.
[SUP]4 [/SUP]Pero hay una cosa que no deben comer: carne con sangre, porque en la sangre está la vida.”
Génesis 9:3-4
La Biblia de las Américas (LBLA)
[SUP]3 [/SUP]Todo lo que se mueve y tiene vida os será para alimento: todo os lo doy como os di la hierba verde.
[SUP]4 [/SUP]Pero carne con su vida, es decir, con su sangre, no comeréis.
Génesis 9:3-4
Nueva Versión Internacional (NVI)
[SUP]3 [/SUP]Todo lo que se mueve y tiene vida, al igual que las verduras, les servirá de alimento. Yo les doy todo esto.
[SUP]4 [/SUP]Pero no deberán comer carne con su *vida, es decir, con su sangre.
Génesis 9:3-4
Palabra de Dios para Todos (PDT)
[SUP]3 [/SUP]Pueden comer cualquier animal, así como les he dado las plantas verdes para comer, ahora les permito que coman de todo.
[SUP]4 [/SUP]Pero no deben comer carne que todavía tenga sangre, la cual es su vida.
Génesis 9:3-4
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
[SUP]3 [/SUP]Todo lo que se mueve y tiene vida, al igual que los vegetales, les servirá de alimento. Yo lo pongo a su disposición.
[SUP]4 [/SUP]Pero no comerán la carne con sangre, porque la sangre es su vida.
Génesis 9:3-4
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
[SUP]3 [/SUP]Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo.
[SUP]4 [/SUP]Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.
Génesis 9:3-4
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
[SUP]3 [/SUP]Todo lo que se mueve y vive os servirá de alimento, lo mismo que las legumbres y las plantas verdes. Os lo he dado todo.
[SUP]4 [/SUP]Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis,
Génesis 9:3-4
Traducción en lenguaje actual (TLA)
[SUP]3 [/SUP]Yo les entrego todo lo que tiene vida, y todas las plantas verdes, para que les sirvan de alimento.
[SUP]4 [/SUP]Pero no coman nunca carne que todavía tenga sangre, pues en la sangre está la vida.
Ahora bien, estos textos de algunas Biblias dejan claro algo que al parecer es lo que tú y Rav confunden: LA PROHIBICIÓN A COMER SANGRE ¡Es lo que dicen! ¡No dicen lo contrario! Si pueden comer toda clase de CARNE pero siempre y cuando su SANGRE sea derramada o “drenada” ¿Dónde? ¡Pues a tierra! (se deduce, claro, allí no lo dice), tampoco dice que en un “recipiente” para luego utilizarla en alguna otra actividad. Se sobreentiende que Noé y su familia tenían que “derramarla” a tierra. ¿Y el motivo? “pues porque en la sangre está la vida”.
Y esto es lo mismo que se dijo en Levítico 17 de manera más específica en cuanto a detalles que antes no se dijo pero que se deducían de igual forma:
[SUP]13[/SUP] “En cuanto a cualquier hombre de los hijos de Israel o algún residente forastero que esté residiendo como forastero en medio de ustedes que al cazar prenda una bestia salvaje o un ave que pueda comerse, en tal caso tiene que derramar la sangre de esta y cubrirla con polvo. [SUP]14[/SUP] Porque el alma de toda clase de carne es su sangre en virtud del alma en ella. En consecuencia dije yo a los hijos de Israel: “No deben comer la sangre de ninguna clase de carne, porque el alma de toda clase de carne es su sangre. Cualquiera que la coma será cortado”
Ahora dime algo Ricardo: Si a Noé no se le dijo “literalmente” que “derramara la sangre a tierra” pero SÍ que no “comiera carne” con sangre o bien, “juntamente” con la sangre (conste que el entrecomillado no indica que sea una cita bíblica), ¿Acaso no se le estaba prohibiendo comer CARNE pero con la SANGRE de dicha CARNE? Es decir, ¿No se le estaba prohibiendo COMER SANGRE CON LA CARNE ¿No es lo mismo? A mi entender y al entender de cuantos he preguntado (sin ser testigos de Jehová) sobre cómo se debe interpretar lo dicho a Noé, todos, sin excepción, han concordado con el punto de vista correcto: ¡Es lo mismo!
La lectura textual admite perfectamente esta interpretación, ya que el desangrado del animal garantizaba la muerte del mismo. Aunque nadie come animales vivos, en restaurantes modernos se sirven ranas y centollas que son tomadas vivas por el cocinero y se ponen a cocinar sin matarlas previamente. Eso repugna a muchos de nosotros. Algunas fieras y aves rapaces comienzan a devorar sus víctimas no estando muertas todavía, y los peces grandes se tragan vivos a los más pequeños. A la humanidad posdiluviana le fue prohibido hacer así.
Esta acotación que haces es innecesaria para el tema que nos ocupa. Son “banalidades” que no son relevantes para interpretar lo que Jehová le dijo a Noé.
Muchos de mis hermanos cristianos evangélicos quizás no vean bien que yo tome como legítima la interpretación de Gn 9:3,4 que nos comparte Rav Lifman, pero entre nosotros gozamos de esta maravillosa libertad que no nos obliga a pensar según lo hacen o no lo hacen los dirigentes religiosos, más prontos a decidir que a pensar bien en lo que hacen.
“Gozar” de una “maravillosa libertad” no es aceptar inconsistencias interpretativas de la lógica y el sentido común que, en buen español, debemos estar prestos para identificarlos con toda objetividad y menos, cuando provienen de ideologías torcidas que ni siquiera alegan tener base bíblica (entiéndase como bíblicas, TODA LA BIBLIA, no una parte de ella) y mucho menos, cuando evidencian una total y desaforada ignorancia, ya no en preceptos bíblicos definidos de miles de años, sino violentando el entendimiento que nuestro idioma español nos suministra para una adecuada comprensión de lo que leemos. Que le aplaudas a la inconsistencia de Rav no debería enorgullecer tu “maravillosa libertad” de la que disfrutas rindiéndote a los pies de quien de seguro no caería ante los tuyos ni por todo el “oro del mundo”. Es mejor “someterse” (en el buen sentido del vocablo) a los “pastores del rebaño que Dios ha nombrado para “pastorear la Congregación de Dios, que a los renegados e ingobernables pretendientes de lo Divino, no importando lo que les inculquen (porque siempre habrá quien lo haga) para oponerse, a ultranza, a todo lo que huela a “Jesús”; ese Jesús por quien la llamada cristiandad ha derramado tanta sangre.
Como ves, no me evado ni eludo lo que revista interés.
Pues, discúlpame de nuevo mi querido amigo, para mí sí eludes lo que realmente tiene interés. Aplaudirle a un contrasentido, jamás debe ser objeto de nuestra “maravillosa libertad.”
Mis respetos de siempre.