Apreciado Melviton
Apreciado Melviton
Respuesta a Mensaje # 651:
Hay una observación que a todos los foristas nuevos conviene atender, ya que los veteranos esto lo conocen bien: cuando reparamos que por cada mensaje que se aporta a un epígrafe llegan diez visitas al mismo, se ha alcanzado un nivel satisfactorio de interés. Si tenemos cinco visitas por cada mensaje, el interés es regular. En este epígrafe, tenemos casi veinte visitas por aporte, lo que indica que el interés es alto. Esto acrecienta nuestra responsabilidad personal, pues aunque nuestros lectores no se involucren en el debate, les interesa lo que decimos. Si somos imprecisos; repetitivos sin necesidad; reproduciendo no fielmente lo que el otro dijo; achacándole lo que no dijo; malentendiendo o expresando no haber entendido con excesiva frecuencia, y así por el estilo, nuestros lectores lo percibirán y no los estaremos ayudando tanto como quisiéramos.
1 – Me haces aparecer como omiso o deudor de respuestas, evasivo y con una extraña forma de razonar. ¿Realmente soy tan malo al pretender argumentar que ni siquiera lo consigo? De ser así agradeceré que otros foristas se animen a confirmarlo, apreciando incluso la opinión de TJ.
2 – En este segundo punto digo muy poco pero tú te explayas en consideraciones ya atendidas en mensajes anteriores a cuán santa sea la sangre y sagrada la vida que representa. ¿Qué agregas ahora que no hayas dicho antes y que oportunamente te hubiera replicado? Una mera crítica a mi gestión no constituye un argumento convincente sino que apenas me hace aparecer como un chico malo y travieso. ¿Es que todos me ven así? Me preocupa el que pueda estar dando tal imagen pues no va conmigo.
Yo no leo en el Salmo 36:9 otra cosa que lo que dice y es en lo que desde un primer momento hemos concordado: que en Dios está el origen de la vida y que como Creador todo le pertenece, sin excluir por supuesto la sangre, así como ninguna de las otras cosas expresamente registradas como “santas” y “sagradas” en la Escritura. Que tales cualidades no sean atribuidas escrituralmente a ellas no es mi culpa, ni por hacerlo notar les niego lo que les corresponde en la generalidad de todo lo que de Dios procede y por derecho propio le pertenece. Que no sea por la Biblia sino por vuestro mero método deductivo que se le dé carácter especial y particular de santa a la sangre y sagrada a la vida, cumple el cometido efectista de bastar con ello para rechazar de plano las actuales transfusiones de sangre. Pero eso sólo convence a los TJ ya convencidos.
Quizás sí sea oportuno recordarte que la pena capital se aplicaba bajo la Ley dentro del territorio de Israel y nunca fuera del mismo. La pena de muerte no alcanzaba a los que comieran sangre en tierra de gentiles. En tiempos de Jesús la Ley seguía vigente pero ya no podían ellos dar muerte al que comiera carne con sangre.
Cuando dices reiteradamente NO SE HA RESPONDIDO podrás apenas conmover al lector distraído pero no al que viene leyendo atentamente.
Sin embargo, no tengo problema en volver a contestar:
1 – Eran cortados de su pueblo por mandato divino los transgresores de los mandamientos por desobediencia y rebeldía, no por la substancia leñosa (recogida en sábado); sanguinolenta (carne comida); aceitosa (de la santa unción indebidamente aplicada); etérea (incienso falsificado); ígnea (fuego extraño); etc.
2 – Aunque todos conocemos bien lo dispuesto en Lv 17:10-14 será bueno que nos ilustres con apenas un caso en que Dios eliminara la “vida” del humano infractor tal como preguntas.
3 – La “vida” no podía nunca comerse sino la carne con su sangre.
4 – No.
6 – La obediencia no admite justificativo alguno a la desobediencia. Sin embargo, los mismos sacerdotes judíos profanaban el sábado y David y sus hombres comieron del pan de la proposición que no les estaba permitido (Mt 12:4,5). La misericordia que el Señor quiere no es el vano sacrificio de los que mueren inútilmente pudiendo vivir.
7 – Sí, en los postes y dinteles de las puertas en Egipto preservando la vida del primogénito en aquella casa.
8 – Éxodo 12:21-23.
9 – Dios no cambió de opinión sino que desechó la versión de Alfageme “No meteréis sangre en el cuerpo” prefiriendo la suya “no comeréis sangre” o “no comeréis carne con su sangre” dejando abierta la puerta para la técnica moderna de las transfusiones intravenosas.
10 – La sal, el vino, torniquetes y vendajes eran todo cuanto entonces disponían para evitar en lo posible el desangrado de los heridos.
11 – No solamente las guerras diezmaban poblaciones, sino también las hambrunas, pestes y catástrofes naturales. Así como las plagas en Egipto, después del diluvio los severos juicios de Dios cayeron sobre el mundo, como todavía acontece.
12 – No era el único medio conocido. Demasiadas veces ya se hizo recordar que la medicina del mundo antiguo aplicaba lavativas de sangre vía anal o vaginal a los anémicos.
13 – Algunos textos hablan de no comer carne con su sangre y otros expresan exactamente lo mismo en la forma más breve de no comer sangre o “abstenerse de sangre” en el NT. Aunque se conozcan casos de beber sangre en la gentilidad, fueron costumbres más bien excepcionales que populares y generalizadas. Los israelitas no lo hacían y los uruguayos tampoco, aunque yo la coma en las morcillas, pero nunca la bebería.
3 – El escritor es responsable por lo que escribe, pero no tiene cómo impedir que su lector -ya predispuesto- haga entrelíneas su propia lectura.
Como lector, soy consciente del mismo peligro, y como no quiero equivocarme, trato de ser cauto para no arrojar mis propias letras sobre las ajenas que leo.
4 – Confío en que nuestros lectores son lo suficientemente sagaces para comprender cuánta razón te asiste y la sinrazón de que adolezco. No niego que siempre he usado y uso entre tantos argumentos los llamados como “ad hóminem”, recurso legítimo en la dialéctica. Ocurre que los uso discretamente, mientras que tú abusas de los mismos. Aunque me regales el campeonato, me remito al juicio de nuestros lectores para que ellos mismos vean quien más frecuentemente se lanza contra el hombre en vez de la razón que este propone.
No te he contrariado en todo lo que has afirmado aunque sí en casi todo. Cuando he creído que en algo tenías la razón te la he dado, aunque con ello contradijera a un amigo. Los TJ no disfrutan la libertad que yo gozo.
Aunque para nada desacredito tu impresión de que no razono con soltura y libertad, sería más convincente que algunos de nuestros lectores adosen tu criterio, sin desestimar a los TJ que se animen a apoyarte en esto.
Finalmente, me consuela el hecho de que no estoy solo para colar el mosquito y tragarme el camello, pues ya leo que has puesto a Rav Lifman a hacer el mismo ejercicio.
Mis cálidos y amables saludos.