Estimados hermanos y foristas, la paz:
Aquí les traigo este café de calidad, con el aroma del verdadero Evangelio.
Vamos a estudiar la verdadera aseveración de la Escritura, la cual corrompe el inicio de este epígrafe. El contexto habla de la ley y la fe:
GÁLATAS 3
25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
¿Saben lo que dice al principio?
1 ¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? 2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? 3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? 4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. 5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?
Como pueden apreciar los foristas, otro es el sentido de la Escritura !!!
La insentatez de afirmar la propia voluntad, en contra de lo escrito, es un capricho que costará la vida a muchos. Debemos recordar que la paga del pecado es muerte.
Decir que ya no hay hombreSSSS ni mujereSSSS, en plural, es una abierta y maliciosa perversión de la Escritura, para afirmar el capricho en la ley, lo cual Dios condena.
El origen de esta maldad, es el abrazo de la doctrina de demonios que es el feminismo. Este parte desde la base de un enfrentamiento entre hombre y mujer, el cual fomenta el odio al varón, como bien pueden verlo TODOS aquellos que no han perdido la sensatez ni la honestidad que el exámen de las cosas de Dios merecen.
Este odio nace a partir del análisis de ciertas realidades, injustamente analizadas, pues quieren que no haya mujer ni varon, je je je, pero solo para lo que les conviene a su corrompida mecánica de pensamiento, porque mujeres injustas o hombres injustos, su número en cantidad no es distinto, como muestra, bien podemos ver en este epígrafe.
En la unidad de la fe, ya no hay judío ni griego, ni mujer ni hombre, pero en cuanto a los roles que Dios les ha asignado, claro que hay mujer y hombre, leamos:
EFESIOS 5
21 Someteos unos a otros en el temor de Dios. 22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.
33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Los hombres cristianos tenemos a nuestras madres en un pedestal, a nuestras hermanas, como nuestras iguales, lo mismo que a nuestras esposas, por lo que amamos el orden de Dios, el orden del Padre en toda la creación, y en la iglesia y en el hogar.
En este tiempo malo, lucharemos, junto a todo el cuerpo de Cristo, en contra de estas herejías, judíos, griegos, chilenos y españoles ... mujeres y hombres, pues en Cristo somos uno.
Dios les aumente y bendiga