Exacto porque la muerte no es usada para dirigir a la congregación
la muerte no tiene por qué darnos instrucciones.
Dios no dirige a la muerte
no llena a las personas con la muerte
y no unge a personas con la muerte.
Pero si usa el espíritu santo para enseñar y recordarnos
usa el espíritu santo para comunicar su voluntad
Así que la muerte no tiene por qué comunicarse con las personas
no es ese el caso con el espíritu santo.
Una función principal del espíritu de Dios tiene que ver con informar, iluminar y revelar lo que Él desea
Este poder iluminador del espíritu es particularmente notable en la profecía.
Como muestra el apóstol, la profecía no proviene de la interpretación humana
de circunstancias o sucesos; no es el resultado de ninguna capacidad innata de interpretación
o vaticinio propia de los profetas,
más bien, estos hombres fueron “llevados por espíritu santo”,
es decir, movidos y guiados por la fuerza activa de Dios.
A diferencia de la muerte
el espíritu de Dios puede comisionar y capacitar a personas para hacer una amplia variedad de cosas.
Una comparación de textos bíblicos que se refieren al espíritu santo revela que las personas pueden
‘llenarse de él’; pueden ser ‘bautizadas’ en él; y pueden ser ‘ungidas’ con él
con la muerte no se hace esto
Jesús también llamó al espíritu santo un ‘ayudante’ (pa·raʹkle·tos en griego),
y dijo que este ayudante ‘enseñaría’, ‘daría testimonio’, ‘hablaría’ y ‘oiría’
la muerte no cumple estas funciones no interactúa con personas reales no tiene porque hacerlo
Se dice que la muerte y el pecado son reyes
Aunque algunos textos dicen que el espíritu ‘habló’,
otros pasajes dejan ver claramente que esto se hizo mediante ángeles o seres humanos
(Hechos 4:24, 25) Al oír esto, le oraron juntos a Dios y dijeron: “
Señor Soberano, tú eres el que hizo el cielo, la tierra, el mar y todas las cosas que hay en ellos,
25 y eres el que por espíritu santo dijo por boca de nuestro antepasado David, tu siervo: ‘
¿Por qué se alborotaron las naciones y meditaron en cosas inútiles los pueblos?
(Hechos 28:25) Y, como no se ponían de acuerdo entre ellos, empezaron a irse.
Pablo solo hizo este comentario: “Con razón el espíritu santo les habló
a sus antepasados mediante el profeta Isaías
(Mateo 10:19, 20) Sin embargo, cuando los entreguen,
no se angustien pensando en lo que van a decir o cómo lo van a decir,
porque cuando llegue el momento se les indicará lo que deben decir.
20 Y es que no serán solo ustedes los que hablen: el espíritu de su Padre hablará por ustedes.
No solo se dice que el espíritu ‘da testimonio’,
sino que también se dice esto del “agua y la sangre”.
De modo que ninguna de las expresiones que se hallan en estos textos
prueba en sí que el espíritu santo sea una persona
El mero hecho de que al espíritu santo a veces se le da personalidad no arguye contra esto,
porque frecuentemente en las Escrituras se atribuye personalidad a cosas que no son personas,
tales como a Jerusalén, Sión, etc. Pero en ninguna parte leemos que se hace referencia a Jehová Dios y Jesús
con pronombres que designan una cosa en vez de a una persona como es el caso en ciertas referencias al espíritu santo.
Vemos esto en
Hechos 2:33 donde dice: “Siendo pues por la diestra de Dios ensalzado,
y habiendo recibido del Padre la promesa del espíritu santo,
él ha derramado
ESTO que veis y oís.”
Esto se confirma más por la frecuente falta del artículo determinado antes de espíritu santo,
como en
Hechos 2:4 (
NM): “Y todos fueron llenados de espíritu santo.”
Ni Esteban ni Juan vieron algún “Espíritu Santo” en sus visiones del cielo.—
Hech. 7:55; Apo. 5:1-6.