A ver...Sería estéril un debate sobre la edad o circunstancias en que un niño específico comienza a pecar y deja de calificar como niño, porque cada individuo tiene una circunstancia distinta, que solo Dios conoce.
El punto es que, para Jesucristo, existen niños de carne y hueso (no sé si de dos años, o de tres, o de cuatro o de seis) que cumplen con las características de un ciudadano del reino de los cielos, a las que debemos aspirar para entrar en él.
A las palabras de Jesucristo, y al gesto de colocar un niño real para iniciar su enseñanza, debemos agregar que las Escrituras no hacen llamados al arrepentimiento a los niños. Tampoco tenemos evidencia de bautismo infantil en la época apostólica.
Al hablar de Adán y Cristo como prototipos de la introducción del pecado y la redención del pecado, respectivamente, Pablo no achaca a una herencia genética el estado de separación de Dios. La achaca más bien a la comisión del pecado de cada persona: "por cuanto todos pecaron, todos están destituidos de la gloria de Dios" (Rom 3:23).
Por lo tanto, si un niño (a la edad que corresponda, según el caso) no ha pecado, no tiene necesidad del Médico Divino, porque está sano. Jesús afirmó que su ministerio era a favor de los pecadores, no de los justos. De los enfermos, no de los sanos.
"Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento." (Luc 5:31)
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yo perdí dos hermanos.
Uno al nacer y el otro a los 10 minutos.
Los dos murieron por ser pecadores y por el pecado.
No murieron porque eran niños santos.