Me puse de ejemplo a mí mismo porque ya había puesto una docena de veces como ejemplo a la compañera @Karina Moreno, atea. No quiero que la compañera se harte de que la tomemos como prototipo Pero bueno, para el caso, el ejemplo puede ser de cualquier persona no cristiana a la que conozcas, y para la que no tengas explicación de por qué no acepta tales o cuales doctrinas.
No hace falta que te disculpes. Es fácil usar hoy en día a ciertos "cristianos" (en un foro como este, por ejemplo) para tapar tus propias vergüenzas, porque ciertamente el "cristianismo" (hablo en general, siempre hay excepciones) tiene pocos discípulos.
La doctrina del cristianismo es sencilla: arrepiéntete y cree.
Esas dos palabras encierran muchas cosas, pero la palabra es sencilla y poderosa.
Cristo mismo da una explicación muy sencilla a los que no creen: creer implica venir a la luz para que las tinieblas propias sean expuestas, y como no quieren que sus obras tenebrosas sean expuestas, no vienen a la luz (es decir, no creen).
"Arrepentirse y creer" implica
muchas cosas y
muchas decisiones.
Es una obra
milagrosa que efectúa un cambio radical en la persona.
Claro que Dios no endureció a Faraón desde que fue bebé. Creo que todos los niños pertenecen al reino de los cielos.
Faraón seguramente eligió mal en numerosas ocasiones. Pero de lo que hablo es que su vida, en general, no es retratada en Éxodo como la vida de un impío. Es retratada como la figura de un rey terco, extrañamente terco, ante los llamados de Moisés.
La Biblia bien podría habernos indicado que Faraón no hizo caso a esos llamados por ser una persona malvada. Pero no tomó esa ruta fácil.
Al decir que Dios "endureció su corazón", me parece que nos dice "Por alguna razón que no puedo explicar, Dios no permitió que Faraón entendiera o accediera".
Aquí hay muchísimos errores y mentiras, propias de una mente entenebrecida.
Pero es tu fe... y cada cuál debe sostener su "fe" como buenamente pueda.
El "niño" (hombre físicamente inmaduro y con inocencia) es un símbolo. Un modelo. Pero no es la "cosa en sí misma". Si fuera la "cosa en sí misma", Dios no permitiría que el niño se convirtiera en adulto. Por eso, el niño (ser humano físicamente inmaduro) es tan pecador como el adulto ante Dios. Hablo de la
esencia, no de la "cantidad de pecados".
La terquedad ante Dios no es ninguna tontería. Es similar a la "idolatría y pecado de adivinación". Dios estuvo a punto de destruir a todo Israel por su obstinación (Dt 9:13) y la muerte era el castigo para el hijo que no obedecía a los padres (Dt. 21:21). Se consideraba la terquedad como algo contagioso para la sociedad. Muy peligroso. No es ninguna tontería.
No comparto ni tu interpretación ni tu espíritu.
Totalmente de acuerdo. Eso es lo que nos toca.
Totalmente de acuerdo. Pero creo que también estás de acuerdo en que ese mensaje llega de multitud de formas, intensidades y variantes. Llega en multitud de momentos, algunos oportunos y algunos inoportunos. Llega a veces por mensajeros que ejemplifican la fe, y otros que con su ejemplo disuaden al potencial converso. En fin: llega de maneras que el hombre no controla, y que influyen en su decisión.
El Evangelio tiene un poder en sí mismo más allá del mensajero: esto es lo que el hombre no puede controlar.
Lo del mensajero es lo de menos.
Imagínate que eres un empresario, un empresario de mente escéptica, analítica, y que la mitad de tus empleados resultan devotos de una Virgen, y te piden un mes de vacaciones para ir a una peregrinación a otra ciudad, dejándote paralizada la producción. Quien lidera a tus empleados te señala varias cosas que han andado mal en tu fábrica o en tu propia familia como señal de que la Virgen está pidiéndote que dejes salir a sus devotos. ¿Qué tan dispuesto estarías a creerles?
Me lo he imaginado, y no me cuadra. El cristiano nunca haría semejante mal a su prójimo (el jefe), sino que "se sometería a él". Incluso si fueran esclavos, deben someterse, pues Cristo pide "que se sometan y sirvan de buena gana a sus señores".
Así pues, si fuera este empresario, me aseguraría de expulsar a esa mitad de empleados y de no contratar en lo sucesivo a "devotos de la Virgen dados a peregrinaciones en masa". Resumiendo: empezaría a comportarme como un jefe responsable de mi empresa y tomaría las decisiones adecuadas para que mi empresa sobreviviera.
Amor,
Ibero