En una de mis diversas respuestas a no sé cuál de los antitrinitarios del foro, dije lo siguiente:
Dios no puede ser unipersonal. El mismo hecho de que haya una relación Padre-Hijo indica que existe un aspecto personal. Dado que la naturaleza divina es eterna, sin principio ni fin, no podemos decir que el Hijo tuvo un principio, pues hacer tal cosa sería convertirle en criatura. Pero el hecho de que el Verbo sea el Hijo ya implica que su fuente está en el Padre, que es quien le engendra. Y el Espíritu Santo es el fruto divino del amor del Padre al Hijo, que responde con amor, por eso decimos que procede de ambos. Igualmente eterno pues siempre existió el Padre, siempre existió el Hijo, y por tanto su amor es eterno. Por eso la Biblia dice que Dios es amor. Siempre ha sido amor. Pero para que haya amor tiene que haber alguien a quien amar. De ahí la existencia de una pluralidad personal (Padre, Hijo y Espíritu Santo) en la única divinidad. Un Dios impersonal no puede amar.
Bien, pues como Benedicto XVI sabe mucho más que yo y se explica mejor, pues hoy ha explicado lo mismo de forma magistral en uno de los párrafos de su mensaje a los jóvenes:
Dios, fuente del amor
El primer momento hace referencia a la fuente del amor verdadero, que es única: es Dios. San Juan lo pone bien en evidencia cuando afirma que "Dios es amor" (1Jn 4,8.16); él no quiere decir sólo que Dios nos ama, sino que el ser mismo de Dios es amor. Estamos aquí ante la revelación más luminosa de la fuente del amor que es el misterio trinitario: en Dios, uno y trino, hay un eterno intercambio de amor entre las personas del Padre y del Hijo, y este amor no es una energía o un sentimiento, sino una persona, es el Espíritu Santo.
Hale, dejen a un lado sus dudas y crean en el Dios trino, el Dios de amor de los cristianos. Si así lo hacen, hoy puede ser el día de su salvación.
Dios no puede ser unipersonal. El mismo hecho de que haya una relación Padre-Hijo indica que existe un aspecto personal. Dado que la naturaleza divina es eterna, sin principio ni fin, no podemos decir que el Hijo tuvo un principio, pues hacer tal cosa sería convertirle en criatura. Pero el hecho de que el Verbo sea el Hijo ya implica que su fuente está en el Padre, que es quien le engendra. Y el Espíritu Santo es el fruto divino del amor del Padre al Hijo, que responde con amor, por eso decimos que procede de ambos. Igualmente eterno pues siempre existió el Padre, siempre existió el Hijo, y por tanto su amor es eterno. Por eso la Biblia dice que Dios es amor. Siempre ha sido amor. Pero para que haya amor tiene que haber alguien a quien amar. De ahí la existencia de una pluralidad personal (Padre, Hijo y Espíritu Santo) en la única divinidad. Un Dios impersonal no puede amar.
Bien, pues como Benedicto XVI sabe mucho más que yo y se explica mejor, pues hoy ha explicado lo mismo de forma magistral en uno de los párrafos de su mensaje a los jóvenes:
Dios, fuente del amor
El primer momento hace referencia a la fuente del amor verdadero, que es única: es Dios. San Juan lo pone bien en evidencia cuando afirma que "Dios es amor" (1Jn 4,8.16); él no quiere decir sólo que Dios nos ama, sino que el ser mismo de Dios es amor. Estamos aquí ante la revelación más luminosa de la fuente del amor que es el misterio trinitario: en Dios, uno y trino, hay un eterno intercambio de amor entre las personas del Padre y del Hijo, y este amor no es una energía o un sentimiento, sino una persona, es el Espíritu Santo.
Hale, dejen a un lado sus dudas y crean en el Dios trino, el Dios de amor de los cristianos. Si así lo hacen, hoy puede ser el día de su salvación.