Re: 22 de Octubre de 1844 La iglesia Adventista, iglesia de la Verdad
Inmediatamente se organizó la publicación de un periódico y en tan solo unos meses Miller contaba con miles y miles de adeptos. ¡Fue como una avalancha! Muchos comenzaron a vender sus propiedades en anticipación del "Día". Boston se convirtió en la cede de operaciones del Profeta Guillermo Miller. Los servicios estaban compuestos por personas de todas las ramas religiosas del cristianismo, luteranos, bautistas, católicos, etc. Para el año 1842, no existía un lugar de reuniones lo suficientemente grande para albergar a todos los seguidores de Miller.
Aquí es importante resaltar que Miller y su grupo se reunían a adorar… ¡los domingos! En otras palabras, de alguna forma más misteriosa aún que la forma en la que se descubrió la fecha exacta del día del regreso de Cristo, Dios decidió que hasta personas que le adoraban en DOMINGO, por tanto rompiendo el mandamiento de guardar el Sábado, eran dignos de salvación. ¡Sorprendentemente estos fieles se reunían a alabar a Dios los domingos, e iban para el cielo! (fue posteriormente que una Bautista del Séptimo Día les compartió lo del sábado y los mandamientos de la ley de Dios).
Cuando llegó la fecha, marzo 21 de 1843, todo pasó sin incidente alguno. ¡Cristo no regresó! Días más tarde, después de cientos de artículos de burla en la prensa mundial, Miller admitió que de alguna forma cometió un error en su cálculo. ¡EL PROFETA SE HABIA EQUIVOCADO Y UNA VEZ MÁS EL EVANGELIO QUEDABA DESACREDITADO! Note que Miller no admitió ser un falso profeta, sino que simplemente había cometido un error de cálculo. Esto es sumamente importante en nuestra búsqueda por la identidad verdadera del culto o secta de los Adventistas.
"El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado pronunciar, o que hable en nombre de dioses ajenos este profeta morirá" Deut. 18:20.
“Si el profeta habla en nombre de Jehová, y no se cumple ni acontece lo que dijo, esa palabra no es de Jehová. Por presunción hablo el tal profeta; no tengas temor de él.” Deu. 18: 22
Inmediatamente se organizó la publicación de un periódico y en tan solo unos meses Miller contaba con miles y miles de adeptos. ¡Fue como una avalancha! Muchos comenzaron a vender sus propiedades en anticipación del "Día". Boston se convirtió en la cede de operaciones del Profeta Guillermo Miller. Los servicios estaban compuestos por personas de todas las ramas religiosas del cristianismo, luteranos, bautistas, católicos, etc. Para el año 1842, no existía un lugar de reuniones lo suficientemente grande para albergar a todos los seguidores de Miller.
Aquí es importante resaltar que Miller y su grupo se reunían a adorar… ¡los domingos! En otras palabras, de alguna forma más misteriosa aún que la forma en la que se descubrió la fecha exacta del día del regreso de Cristo, Dios decidió que hasta personas que le adoraban en DOMINGO, por tanto rompiendo el mandamiento de guardar el Sábado, eran dignos de salvación. ¡Sorprendentemente estos fieles se reunían a alabar a Dios los domingos, e iban para el cielo! (fue posteriormente que una Bautista del Séptimo Día les compartió lo del sábado y los mandamientos de la ley de Dios).
Cuando llegó la fecha, marzo 21 de 1843, todo pasó sin incidente alguno. ¡Cristo no regresó! Días más tarde, después de cientos de artículos de burla en la prensa mundial, Miller admitió que de alguna forma cometió un error en su cálculo. ¡EL PROFETA SE HABIA EQUIVOCADO Y UNA VEZ MÁS EL EVANGELIO QUEDABA DESACREDITADO! Note que Miller no admitió ser un falso profeta, sino que simplemente había cometido un error de cálculo. Esto es sumamente importante en nuestra búsqueda por la identidad verdadera del culto o secta de los Adventistas.
"El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado pronunciar, o que hable en nombre de dioses ajenos este profeta morirá" Deut. 18:20.
“Si el profeta habla en nombre de Jehová, y no se cumple ni acontece lo que dijo, esa palabra no es de Jehová. Por presunción hablo el tal profeta; no tengas temor de él.” Deu. 18: 22