El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

¿Por que no volvemos a lo que quedó pendiente del concilio de Basilea?

Cuando se cita el Concilio de Basilea aparece un profundo silencio.
Ja
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Cuando se cita el Concilio de Basilea aparece un profundo silencio.
Ja

¿Silencio?
Toma silencio:
http://forocristiano.iglesia.net/showpost.php?p=451321&postcount=2698
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¡¡JA!!

Por cierto, ¿has encontrado ya la supuesta bula de Eugenio IV llamada Deus Novis?
Busca, busca....
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Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.


¿La que no te interesa encontrar? Fue redactada por Eugenio IV el 15 de diciembre de 1433.
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

¿La que no te interesa encontrar? Fue redactada por Eugenio IV el 15 de diciembre de 1433.

¿Y cómo dices que se llama? ¿Deus qué...?

Yo sí la he encontrado. De hecho, hablo de ella en uno de los epígrafes que he citado en mi anterior mensaje.
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Si bien, inicialmente, asistieron pocos obispos, a medida que el concilio fue quemando etapas creció el número de obispos. ¿Acaso crees que sólo los obispos son iglesia? No en el pensar de la época. Pero la verdad es que el día de la apertura no había llegado ni un solo obispo, pero esto no significa que los participantes fueran pocos. Saba Castiglioni afirma la asistencia de gran número de abades, canónigos y doctores. Ah, pero, el número fue aumentando y Eugenio IV ordenó el 18 de diciembre, la disolución prometiendo un nuevo concilio en Bolonia año y medio despues bajo su personal presidencia.
Primer Resultado:Todos los asistentes abandonaron la sala en donde el 13 de enero de 1432 los enviados romanos iban a leer en público la bula pontificia.
Segundo: El legado papal, Cesarini protesto contra la decisión de Roma y dimitió.
Tercero: Nicolas de Cusa, escribió su "Concordantia Catholica"donde afirma que el papa era un miembro de la iglesia, ésta por consiguiente era superior al papa y podia incluso deponerlo cuando se hallaba representada en concilio ecuménico.
Tambien Jedin afirma que Martín V. mediante veladas amenazas convocó el concilio de Basilea acatando el decreto "Frequens" de Constanza. Otro detalle de la superioridad del Concilio sobre el papado, al que se sometió dicho papa.
Conciente de su fuerza, la Assamblea de Basilea reanudó la sesiones en febrero. Reiteró el decreto "Sacrosancta"... ¿Nos puedes decir que decía este decreto? También ¿que dice la bula "Deus Novis"del 15 de diciembre de 1433?
Que despues las cosas se torcieron en Florencia Ferrara, lo sabemos. Pero quedó escrito tanto en Constanza como en Basilea la superioridad del Concilio sobre el papado. y que esta fue reconocida tanto por Martín V como por Eugenio IV.

Ya puede seguir dando vueltas al manubrio. No hay salida.
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Tobi, no seas pesado. No existe una bula con ese nombre. Punto y final. Y de la que fue escrita en diciembre de 1433 ya he hablado en los epígrafes que he copiado antes.
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Si no existe, ¿quien se la inventó?
Vamos a resumir esta cuestión apelando a los claros hechos históricos.

I.- El obispo de Roma y los concilios:
A.- Ningunos de los Siete Ecuménicos fue convocado ni presidido por el Obispo de Roma.
B.- Siendo el Conclio la Asamblea de toda la Iglesia, todos los obispos y patriarcas le debian acatación.

II.- El cisma o division de la Iglasia
A.- Fué un obispo de Roma quien se separó de la Iglesia Católica. El, pues, fue el cismático. El cardenla Humberto, legado del papa León IX, deposito una bula de excomunión contra el Patriarca Miguel Cerulario sobre el altar de la Basílica de Santa Sofia, preparado para la celebración eucarística, el 16 de julio del año 1054.
El Patriaca esperó un año antes de convocar un Sínodo. Convocado este y viendo los hechos, escomulgaron al obispo de Roma.
Ninguna de las dos excomuniones han sido levantadas por lo que siguen vigentes por parte de ambas comunidades eclesiales.

IIÍ.- Las pretensiones papales hasta hoy se fundamentan en las Falsas Decretales
Con la supuesta donación de todo el Imperio occidental al Obispo de Roma. La Frase del cardenal Ottaviani en la coronación de papa Paulo VI no dejan lugar a ninguna duda. "Recibe la Tiara exornada de tgres coronas y no olvides que tu eres el padre de los principes y de los reyes y que en la tierra eres el rector del mundo, el Vicario de nuestro Salvador Jesucristo"
Esta prerrogativas no se contemplaron durante el primer milenio de la cristiandad. El Obispo de Roma lo era sólo de Roma y no tenía ninguna jurisdicción sobre principes y reyes, sino que el mismo estaba sujeto al emperador romano. Agustin de Hipona y el II Conclio de Cartago apelaron al emperador contra el pelagianismo del papa Zósimo, y este tuvo que ceder.

IV.- El Concilio de Constanza
Este fué un impase en el cual toda la iglesia occidental ante el llamado "Cisma de Occidente" ya se sabe que las Decretales son falsas y por lo tanto lo son las pretensiones papales.
Segismundo, emperador del llamado "Sacro Imperio Germano Romano" el cual si es sucesor de Constantino, convoca Concilio. Es decir, convoca a toda la iglesia a fin de acabar con las divisones papales. Todos los paises europeos lo acogen con entusiasmo, en especial las universidades. La destitución de los tres papas significaba la rotura de la pretendida sucesión apostólica y los historiadores muy posteriores al Concilio buscan desesperadamente a uno a quien darle la presunta legitimidad. Con Juan XXIII no pueden por haber sido condenado por el Concilio. Al papa Benedicto XIII tampoco puesto que el Rey Fernando de Cataluña Aragón acato al Concilio abandonando al papa Luna a su suerte. Solo les quedó Gregorio XII. Pero se olvidan muy oportunamente que este angelito (se llamaba Angel) tenia más hijos bastardos que los puedan haber en el más extenso orfanato. Y para su desgracia este acató al concilio y le presentó la dimisión. Así, en la sesión XIV, el protector de Gregorio, Malatesta, presento al Concilio su renuncia formal. En premio por su reconocimiento de la superioridad conciliar sobre el papado y usando de esta autoridad le nombró cardenal obispo de Porto. (Y para que todos los lectores de esta página) Gregorio envió una carta de agradecimiento al concilio cuya firma fue: "Angel, cardenal obispo"
¿Quien, pues estaba por encima de quien?

V.- La elección de un nuevo papa u obispo de Roma.
He aquí la decisión mas clarificadora de la superioridad de Concilio como Asamblea de toda la iglesia:
En la asamblea XL, el concilio aprobó un nuevo método para la elección del papa. Se estableció que al colegio cardenalicio fueran añadidos los representantes de las cinco naciones conciliares, con lo que se introducía a los laicos en la elección pontificia.

Así en los días del 8 al 11 de noviembre de 1417 se reunieron en la Lonja de Constanza los electores, que fueron veintires cardenales y treinta y tres delegados nacionales La elección recayó en el cardenal Oton Colonna. Este sujeto y a raiz del concilio de Pavía (tampoco reconocido por el romanismo) se había pasado al partido de Juan XXIII abandonando a Gregorio XII. O sea el que los tontologos católicos pretenden que tenía la legitimidad.
Tomó el nombre de Martín en honor del santo del día.
Está más que claro que la pretendida legitimidad se la dió el Concilio en el cual pesaron más los 33 votos laicos que los 23 de los cardenales.
Pero aún hay más. Las fracciones cardenalicias de las distintas obediencias se habían unido desde hacia tiempo (pese a las censuras y anatemas que Gregorio XII lanzara contra ellos) y actuaron como cardenales del Concilio en espera del papa que éste eligiera, pero no como colegio cardenalicio de ninguno de los papas contendientes.
Si Gregorio era el papa legítimo ningun cardenal de los que votaron en la lonja de Constanza era legítimo puesto que habían sido excomulgados por Gregorio unos por defección a su persona y otros por ser elegidos por los papas rivales.
El Concilio obligó a Martín V a firmar el decreto "Frequens" con la promesa de que convocaria Conclio en 1423.

Pero pronto se olvidó de dicha promesa sino que promulgó las apelaciones al Concilio general por encima del papa.
Pero las presiones conciliaristas se enfrentaron a Martin V y le obligaron a convocar un concilio de Pavía, en 1423. La peste que sufría la ciudad obligó su traslado a Siena y poco despues fue disuelto por Martin V.

VI.- Concilio de Basilea y muerte de Martin V. Eugenio IV nuevo papa.
Pasados otros siete años convocó, a regañadientes e impresionado por veladas amenazas, un nuevco concilio en Basilea conforme a la disposicion del Decreto "Frequens" de Constanza. Pero el 20 de febrero de 1431 murió sin haber podido cumplir lo que se le requería.
A quien se obligó, entonces fue al nuevo papa Eugenio IV
Inicialmente hubo muy poca presencia de obispos y numerosa en abades, canónigos y doctores. Eugenio apelando a la pretendida poca asistencia, pero que en realidad y debido a que cada vez más crecia el número de asistentes, más el tono fuertemente concliarista de sus sesiones Eugenio el 18 de diciembre ordenó la disolución prometiendo un nuevo concilio en Bolonia año y medio despues, bajo su personal presidencia.
Y con edso se armó la marimorena.
El propio Cesarini a quien nombró su legado para presidir el concilio, prsentó la dimisión en desacuerdo con la decisión papal. Nicolas de Cusa escribió entonces si "Concordantia Catholica" en defensa del Concilio. Una de sus frases es lapidaria y dice: "El papa es un miembro de la Iglesia, ésta por consiguiente es superior al papa y puede incluso deponerle cuando se hallaba repesentada en concilio ecuménico. Esto fué ratificado por el Emperador Seguismundo y un buen número de nobles les siguieron. Asi, Eugenio se vio entre la espada y la pared. No tuvo más remedio que ceder y cedió. Y más cuando en la sesión del 20 de junio los reunidos en Basilea declararon que, en caso de sede vacante. la elección quedaba reservada al concilio. El papa, se añadia, no podía crear ya nuevos cardenales sino por intermedio de la asamblea conciliar.
Durante un tiempo hay un estira y afloja de parte de Euenio hasta que llegó un momento.
Cuando los cardenales acudieron a la sesión 16ª general 5 de febrero de 1434) como legados del papa, juran, ciertamente "propiís nomonibus", la superioridad del concilio sobre el papa en los términos romados casi a la letra de la quinta sesión del concilio de Constanza. (Así lo cita Mansi XXIX.4049)
El papa no tiene salida y de aquí su bula "Deus Novis" del 15 de diciembre de 1433 donde promete adherirse al concilio "con todo celo y devoción...para mostrar al mundo la pureza de nuestras intenciones y la sinceridad de nuestra devoción a la Iglesia Universal y al Santo Concilio Ecuménico de Basilea"
Mansi. Concil. XXIX. 78

Esto y en este tamaño es lo que no encuentra Luis Fernando Pérez. :confused::confused::confused::llorando::llorando:

Pots Data
¿Recordais a Cesarini? Pues bien mas adelante fue elevado al cardenalato y se convirtió en un fervoroso defensor de la supremacia papal. Claro que no llego él mismo a ser papa.
¿No os recuerda a alguien? Alguien que se vendio por la púrpura cardenalicia i este si que llego a papa.
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Habemus mutismo general.
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Eugenio IV (Papa del 3 de marzo de 1431 al 23 de febrero de 1447)

La elección.
Tres semanas antes de su muerte, Martín V había firmado las bulas que convocaban el concilio para la ciudad de Basilea y otorgaban poderes a Julio Cesarini, entonces legado en la guerra contra los husitas, para reunirlo, presidirlo y también clausurarlo. De estas bulas tomaron pie los cardenales para juramentarse en torno a unas condiciones que habrían de plantearse al nuevo Papa para su cumplimiento: habría de hacerse a través del concilio la esperada reforma in capite et in members; se garantizaría al colegio la mitad de las rentas pontificias; no se procedería contra un miembro del mismo sin acuerdo de sus colegas; y que el juramento de fidelidad de los oficiales tuviera que dirigirse al papa y al colegio conjuntamente. Bajo tales condiciones procedieron a elegir a Gabriel Condulmer, un pariente de Gregorio XII, veneciano y de familia rica, austero agustino, obispo de Siena y cardenal desde 1408. En el momento de su elección gobernaba la marca de Ancona y Romagna. Aunque su conducta personal fuese irrepochable, la faltaban sin duda dotes de habilidad en el difícil juego de la política. Al proceder contra los Colonna, tratando de recuperar las vastas posesiones que disipara su antecesor, se excedió en el rigor, provocando una terrible enemistad.

El concilio suspendido.
El problema fundamental era el concilio ya convocado. Las tormentas que amenazaban Constanza estallaron ahora con gran violencia. Eugenio IV confirmó el 31 de mayo el nombramiento y poderes de Cesarini, pero éste, ocupado en los graves problemas de su legación, no pudo asistir personalmente a la sesión inaugural, del 23 de julio, haciéndose representar por Juan de Palomar y Juan de Ragusa. Se fijaron de inmediato los cuatro contenidos: reforma de la Iglesia, solución al conflicto husita, restablecimiento de la paz entre Francia e Inglaterra y búsqueda de la unión con la Iglesia oriental. La cruzada contra los husitas registraba un desastre: Cesarini, vencido en el Taus, llegó a Basilea con el convencimiento de que era el concilio la única vía posible para resolver el problema haciendo concesiones a los sectores moderados. Hasta el 14 de diciembre de 141 no se celebró la primera sesión solemne; en este momento la asistencia era muy escasa.

Mientras tanto Eugenio IV había recibido, por medio del canónigo Jean Beaurepere, enviado por Cesarini, un comunicado desalentador: la exigua asistencia, las dificultades de acceso a Basilea, la cercanía amenazadora de Federico de Austria y del duque de Borgoña, la hostilidad mostrada por los habitantes, eran motivos suficientes para que se pensara en otro lugar. Se habían recibido además noticias alentadoras de los griegos, que se mostraban deseosos de negociar la unión pero reclamaban una ciudad a ellos más asequible. Todo esto decidió al pontífice, en una fecha tan temprana como el 12 de noviembre de 1431, a ejecutar el traslado. Una bula (18 de diciembre) enviada a Cesarini por medio del nuncio Daniel de Rampo, ordenaba la disolución del concilio, convocando otro para Bolonia año y medio más tarde. La lentitud de los viajes fue causa de que los documentos pontificios no se leyeran hasta el 13 de enro de 1432, cuando ya habían comenzado las negociaciones esperanzadoras con los husitas. Se produjo un gran escándalo, menudeando las actitudes destempladas. Cesarini se colocó al lado del concilio y escribió inmediatamente al papa solicitando una rectificación.

En la segunda sesión general, el 15 de febrero, los padres conciliares pusieron en vigor los decretos de Constanza, nunca confirmados, y declararon que siendo el concilio superior al papa, no podía ser disuelto por éste. En consecuencia las renuiones debían continuar hasta que se alcanzase la reforma en la cabeza y en los miembros. Segismundo temió que llegara a producirse una ruptura, pero no quería desautorizar a un concilio que se celebraba en tierra alemana. Por su parte, una asamblea de obispos franceses, reunida en Bourges, acordó apoyar la decisión conciliar, aunque tratando al papa con obediencia y caridad. J. Haller (Concilium Basiliense, Studien und Quellen zur Geschichte des Concils von Basel, 2. vols, Basilea, 1896-1897), en un estudio que sigue siendo imprescindible para el conocimiento de estos sucesos, llega a la conclusión de que un verdadero espíritu revolucionario y antijerárquico se había apoderado ya de los conciliares. Éstos eran, en la tercera sesión general, nada más que diez obispos y setenta doctores (29 abril 1432); en dicha sesión se acordó desobedecer la bula. Los maestros en teología se sentían como los profetas de una nueva edad, pretendiendo destruir la estructura jerárquica de la Iglesia a fin de otrogarle una verdadera dirección intelectual.

Eugenio fue consciente del grave riesgo. Los grandes pensadores de la época, como Capránica, Nicolás de Cusa (1401-1464), autor del De concordia catholica libri tres, y Eneo Silvio Piccolomini (1405-1464), futuro Pío II, tomaron parte en aquella primera fase en favor del concilio. Cesarini insistió el 5 de junio en carta al papa pidiendo que suspendiera el traslado para no poner en peligro la paz con los utraquistas de Bohemia. Poco a poco el concilio se iba afirmando en sus posiciones: en la sesión IV, del 20 de junio, usurpó abiertamente funciones que correspondían al poder civil, como dar salvoconductos a los husitas moderados, nombrar a Alfonso Carrillo legado en Avignon y acordar que si el solio llegaba a quedar vacante, la nueva elección tendría lugar en Basilea. En la sesión V, del 9 de agosto, se aprobó el reglamento. Manteniendo las naciones, éstas estarían supeditadas a cuatro comisiones (dogma, reforma, pacificación de la Iglesia y asuntos diversos) en cuyo seno el voto de los obispos quedaba absolutamente sumergido por el de los doctores. En la sesión VI, a la que concurrieron ya 32 obispos, lo que seguía siendo una ínfima minoría, se iniciaron los ataques al papa, cuya deposición fue reclamada por desconocimiento de la superioridad conciliar. Contarini reasumió la presidencia el 18 de diciembre; trataba sin duda de salvar al concilio haciéndole entrar por vías de moderación. Pero sólo pudo conseguir que se diera a Eugenio IV un plazo de sesenta días, en tono de ultimatum, para que se retirase el decreto de traslado.

El año 1433 estuvo marcado por fuertes tensiones, amenazadoras para la autorida del pontífice: la Iglesia entraba en vía revolucionaria. El 19 de febrero, en medio de un gran alboroto, los maestros pidieron que se declarara a Eugenio IV contumaz y se le depusiera, porque el concilio era cabeza de la Iglesia y todos le debían obediencia. El papa intentó entonces negociar enviando a Felipe de Malla, Ludovico Barbo, reformador de los benedictinos, Nicolás Tedeschi, conocido como el Panormitano, y Critóbal, obispo de Cervia. Propusieron una prórroga del concilio por otros cuatro meses a fin de culminar las negociaciones con los husitas, traslandándose luego a Bolonia, sin solución de continuidad, dándose a la propia asamblea la administración de la ciudad. La misma oferta en caso de que se escogiera otra sede satisfactoria para los griegos. Pero los padres conciliares, cada vez más exaltados, rechazaban cualquier fórmula: en las sesiones de 5 de junio, 13 de julio y 17 de noviembre se profirieron insultos y amenazas contra Eugenio, a quien se ordenaba comparecer y someterse.

Pero entonces muchos de los que al principio apoyaban el proyecto de reforma por la vía conciliar, empezaron a temer los desmanes de los asamblearios. E. Van Steenberghe (Le cardinal Nicolas de Cuse, 1401-1466: l´action, la pensée, Lille, 1920) explica que no hubo ningún cambio en el modo de pensar de los humanistas, sino un desbordamiento por parte de los revolucionarios. Segismundo temió que fuera a producirse el cisma y viajó a Roma para ser coronado emperador (31 de mayo de 1433), haciendo así público y expreso reconocimiento de la autoridad de Eugenio, al que, por otra parte, recomendaba que se mostrara condescendiente.

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Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

La autoridad y el prestigio del papa tocaban sus horas bajas. Fue el momento que los Visconti, desde Milán, aliados a los Colonna de Roma, aprovecharon para desencadenar la gran revuelta. Un ejército, que se presentaba a sí mismo como obrando en nombre del concilio, a las órdenes de dos famosos condottieros, Nicolás Fortebraccio y Francisco Sforza (1401-1466), invadió la marca de Ancona apoderándose de ella. Eugenio pudo comprar a Sforza nombrándole gonfalionero (nota mía: gonfalionero=el que lleva una bandera, estandarte o pendón) de la Iglesia, pero no pudo impedir que estallara un levantamiento en Roma, donde se proclamó la República. El papa se refugió en Santa María del Trastévere y, en circunstancias de extrema necesidad, firmó una bula el 15 de diciembre de 1433 que dejaba en suspenso la disolución y traslado del concilio.

Eugenio tuvo que huir de Roma, perseguido por una muchedumbre, en mayo de 1434. Tendido en el fondo de un bote pudo llegar a Ostia, en donde embarcó en una nave del pirata Vitelio, llegando a Florencia el 22 de junio. Durante un decenio Florencia se convertiría en la capital de la cristiandad; un hecho que influyó en gran medida en que la ciduad del Arno llegara a ser la primera en cuanto al nivel del Renacimiento cultural. La curia se contagiaría de humanismo.

Aparentemente se había logrado la reconciliación entre el papa y el concilio: desde el 26 de abril de 1434 los legados recobraron la presidencia. Pero los conciliaristas entendieron que era la suya una victoria absoluta, sin concesiones, y en la sesión XVIII (26 de junio) exigieron de todos los presentes que prestaran juramento de obediencia reconociendo la superioridad del concilio sobre toda la Iglesia. Pero en agosto de 1434 se incorporó la legación castellana, presidida por Alfonso de Cartagena (1385-1456), que iba a desempeñar un papel importante en favor de la autoridad pontificia: planteó de inmediato dos debates, uno sobre el derecho de preferencia de la nación española sobre la inglesa y el otro sobre los títulos que a su rey correspondían en relación con las Canarias.

Concluída con éxito la negociación con los husitas moderados, que permitiría en breve tiempo liquidar el problema, se pasó a tratar de la unión con los griegos: Juan VIII Paleólogo (1425-1448) urgía porque necesitaba de un gran esfuerza occidental para rescatar la capital de su Imperio prácticamente sitiada por los turcos. Entonces se produjo una división: los conciliaristas exigían de los bizantinos que fueran a Basilea o, en caso necesario, a Ginebra o Avignon; pero el papa había adquirido el compromiso de que el concilio se celebraría en una ciudad de fácil acceso. Las discusiones alcanzaron de nuevo un tono violento: se prensaba en que todo era un pretexto para detener la reforma radical que se estaba intentando: un decreto del 22 de enero de 1435, que privaba de sus beneficios a los clérigos concubinarios, hacía mención expresa de los más altos dirigentes de la Iglesia incluyendo al papa; otro más grave, del 9 de junio, suprimía las anatas (nota mía: anata= impuesto eclesiástico que consistía en la renta o frutos correspondientes al primer año de posesión de cualquier beneficio o empleo) y servicios comunes, privando a la sede romana de su fuente de ingresos. Las protestas que elevaron los nuncios y legados (26 de agosto) fueron sencillamente ignoradas.

Fue entonces cuando, afirmada su posición en Florencia, el papa se decidió a plantar batalla. El 1 de junio de 1436 envió a los príncipes cristianos un escrito acusando al concilio de abusos inaceptables, de destruir en la Iglesia el principio de autoridad -algo que a ellos también afectaba- y, especialmente, de impedir el logro más importante de los objetivos, esto es, la unión con los griegos. Las negociaciones para esta unión databan de 1422 y los bizantinos habían dado su conformidad en aceptar una fórmula de fe que fuese elaborada por un concilio. Siendo imposible reunirlo en Constantinopla (primera opción) se pensó en alguna de las ciudades accesibles desde Venecia, destinada a ser puerto de enlace. Eugenio IV estableció de nuevo la necesidad del traslado. El concilio se encrespó: el 7 de mayo el cardenal Luis de Alemán, dirigiendo la mayoría, presentó una especie de conminación para que el papa compareciera en término de sesenta días so pena de deposición. La respuesta del papa fue la bula Doctoris gentium del 18 de septiembre del mismo año 1437, trasladando las sesiones a Ferrara. Todos los miembros del concilio debían hallarse en esta ciudad antes del 8 de enero de 1438.

El 1 de octubre de 1437, en una sesión que presidía Jorge, obispo de Viseo, Eugenio IV fue declarado contumaz. Este gesto se volvió contra los conciliaristas. Todos los cardenales, salvo Luis Alemán, se colocaron de lado de Eugenio IV. La legación inglesa abandonó el concilio antes de que éste, el 24 de enero de 1438, suspendiera al papa en sus funciones declarando dogma de fe tres decretos: superioridad del concilio sobre el papa, prohibición de disolverlo, prorrogarlo o trasladarlo salvo con acuerdo del mismo y definición de herejía para cualquier oposición a estas tres verdades. Inmediatamente hizo lo mismo la nación española, formada entonces únicamente por los embajadores castellanos. La muerte de Segismundo, a quien sucedió Alberto II de Austria (1438-1440), privó a la nación alemana, única en quien podían confiar los conciliaristas, de su principal apoyo: la Dieta, reunida en Frankfurt (17 de marzo de 1438), acordó recomendar la neutralidad en el conflicto entre concilio y pontificado. Carlos VII de Francia reunió en Bourges una asamblea del clero (1 de mayo a 7 de junio de 1438) y en ella se acordó mantenerse en la obediencia a Eugenio IV, pero después de haber incorporado a una Pragmática Sanción de 23 artículos (7 de agosto de 1438) los decretos de reforma aprobados por el concilio que permitían el refuerzo de la autoridad del rey sobre la Iglesia. Siguiendo "las laudables costumbres de la Iglesia galicana" se suprimían las reservas de beneficios, debiendo conferirse esto a quienes de iure correspondiese, se sustituían las anatas y rentas comunes por una indemnización, y se limitaban las apelaciones a Roma.

Las monarquías habían conseguido sus objetivos y ahora abandonaban al concilio a su suerte. Éste siguió adelante: declaró vacante la sede romana y procedió a designar una comisión que, sustituyendo al colegio, hiciera la elección de un nuevo papa (25 de junio de 1439). El 5 de noviembre del mismo año sería proclamado Amadeo VIII, conde de Saboya y prior de los Caballeros de San Mauricio. En una muy curiosa conversación con Luis de Alemán y Eneas Silvio, el antipapa, que tomó el nombre de Félix V, pidió explicaciones acerca de la falta de recursos a que le condenaban, pues no estaba dispuesto a sacrificar sus propios bienes, que eran el patrimonio de sus hijos. Una de sus primeras decisiones consistió en nombrar a Alemán, cardenal de Arles, presidente del concilio. En ese preciso momento Eneas Silvio decidió abandonarle para volver al servicio de Eugenio IV.

Desde finales de 1438 Eugenio IV estaba en Ferrara presidiendo las sesiones con notable éxito. El 15 de febrero hizo que se pronunciara la excomunión contra los que seguían reunidos en Basilea. Todas las grandes figuras de la primera etapa, como Cesarini, Juan de Torquemada, Nicolás de Cusa, estaban ya a su lado. En marzo llegaron Juan VIII, su hijo, y el patriarca de Constantinopla, José II. La voz de los que se se oponían a la unión estuvo a cargo de Marcos Eugenicos, metropólita de Éfeso. Los unionistas contaban con dos figuras extraordianarias, Besarión (1402-1472), metropolita de Nicea, y el teólogo Gemistos Pleton. Hubo discusiones prolongadas y falta de dinero: Por eso, en enero de 1439 se decidió trasladar el concilio a Florencia, alegando un brote de epidemia, aunque en realidad era porque la ciudad de los banqueros había decidido hacerse cargo de los gastos. Aquí, en la sesión solemne del 6 de julio de 1429, se leería el decreto de unión, que no tuvo las consecuencias que de él se esperaban por la incapacidad de los occidentales para liberar Constantinopla, de la que finalmente se adueñaron los turcos en 1453. El concilio viajaría después con el papa a Roma y aquí se celebró otras dos sesiones.
En enero de 1443 Eugenio IV había establecido su sede en la Ciudad Eterna, poniendo fin a un largo periodo de ausencias. Se cerraba una etapa en la historia del pontificado. Es cierto que el decreto del 6 de julio, jubilosamente conocido como Laetentur Coeli, falló en su cometido principal, puesto que ni la Iglesia bizantina ni la rusa se unieron, pero sí trajo algunas incorporaciones importantes: armenios (1439), jacobitas de Egipto (1443), nestorianos de Mesopotamia y de Chipre (1445) aceptaron la obediencia al papa, conservando muchas de sus peculiaridades. La rebelión de Basilea, carente de apoyos y perdida en sus metas, se reveló apenas como la obra de grupos minoritarios. Pasado el 16 de mayo de 1443 no celebraría nuevas sesiones. Félix V abdicó solemnemente el 7 de abril de 1449, integrándose en el colegio como cardenal de santa Sabina.


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Detalles sobre el traslado de Basilea a Ferrara para lograr la unificación con los ortodoxos:


En el verano de 1437 se suscitó la cuestión de elegir la sede en la que debía celebrarse el concilio para la unión con los griegos. Eugenio IV era partidario de escoger una ciudad italiana, y ésta era también la preferencia de los griegos, mientras que la mayoría de los conciliaristas de Basilea preferían esta misma ciudad o Aviñón. Después de largas negociaciones, la minoría del concilio, el papa y los griegos se pusieron de acuerdo en la elección de Ferrara como la ciudad más idónea. Y a esta ciudad trasladó el papa el Concilio de Basilea el 17 de septiembre de 1437.
Ante esa decisión papal la mayoría conciliarista de Basilea se opuso, declarando como dogma de fe la superioridad del concilio sobre el papa y deponiendo a Eugenio IV el 25 de junio de 1439. El 5 de noviembre del mismo año eligieron al duque Amadeo de Saboya para sustituirlo con el nombre de Félix V. Pero este antipapa, en poco tiempo, fue perdiendo apoyos políticos y eclesiásticos y terminón por resignar su cargo al concilio en 1449. El concilio, que se había convertido en cismático, se disolvió, después de haber reconocido al nuevo papa Nicolás V.

Con el cambio de sede a Ferrara, el concilio entra en una nueva fase caracterizada por la búsqueda de la unión entre las Iglesias orientales y la Igleisa latina. Con ello, Eugenio IV consigue un gran éxito al superar la división existente con las Iglesias de Oriente. La apertura se realiza el 8 de enero de 1438 en la catedral de San Jorge con la presencia del legado pontificio, cardenal Nicolás Albergati. Estuvieron presentes 24 arzobispos y obispos procedentes de Italia, Francia y España. Con la llegada del papa el 27 de enero de este mismo año aumentó considerablemente el número de asistentes, gracias sobre todo a la llegada de 20 obispos orientales, al grente de los cuales venía el Patriarca de Constantinopla José II, así como el emperador bizantino Juan VIII Paleólogo (1425-1448). También hicieron acto de presencia los representantes de los patriarcas de Alejandría, Antioquía y Jerusalén, el metropolita de Kiev, seis procuradores de monasterios griegos, cuatro diáconos de Santa Sofía y algunos laicos insignes como Demetrio, hermano del emperador, y Jorge Scholarios, que sería más tarde nombrado patriarca.

En la segunda sesión se declaró la ilegitimidad de la continuación del concilio de Basilea y de los actos emanados en esas circunstancias. Durante la tercera sesión (15 de febrero) se establecieron penas canónicas contra los conciliares que permanecían en Basilea. También se determinó el modo de proceder en las votaciones, abandonando los criterios anteriores de naciones y de comisiones, se dividió a los asistentes en tres clases: 1) patriarcas y obispos; 2) superiores religiosos; 3) prelados y teólogos.

La cuarta sesión (9 abril) tuvo el interés añadido de ser la primera en la que estaban presentes los griegos. En ella se promulgó la bula en la que el papa y los padres asistentes declaraban la legitimidad y ecumenicidad del concilio, frente a las afirmaciones de los basilenses. Asimismo, se decidió estudiar en comisiones privadas los puntos de divergencia entre latinos y griegos con el siguiente procedimiento: los griegos exponían sus objeciones contra los latinos y estos respondían. Los puntos controvertidos fueron los siguientes: 1) cuestión del Filioque; 2) la utilización del pan ácimo durante la eucaristía; 3) la doctrina sobre el purgatorio; 4) el primado del romano pontífice sobre toda la Iglesia.
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Si no existe, ¿quien se la inventó?
Vamos a resumir esta cuestión apelando a los claros hechos históricos.

I.- El obispo de Roma y los concilios:
A.- Ningunos de los Siete Ecuménicos fue convocado ni presidido por el Obispo de Roma.
B.- Siendo el Conclio la Asamblea de toda la Iglesia, todos los obispos y patriarcas le debian acatación.

II.- El cisma o division de la Iglasia
A.- Fué un obispo de Roma quien se separó de la Iglesia Católica. El, pues, fue el cismático. El cardenla Humberto, legado del papa León IX, deposito una bula de excomunión contra el Patriarca Miguel Cerulario sobre el altar de la Basílica de Santa Sofia, preparado para la celebración eucarística, el 16 de julio del año 1054.
El Patriaca esperó un año antes de convocar un Sínodo. Convocado este y viendo los hechos, escomulgaron al obispo de Roma.
Ninguna de las dos excomuniones han sido levantadas por lo que siguen vigentes por parte de ambas comunidades eclesiales.

IIÍ.- Las pretensiones papales hasta hoy se fundamentan en las Falsas Decretales
Con la supuesta donación de todo el Imperio occidental al Obispo de Roma. La Frase del cardenal Ottaviani en la coronación de papa Paulo VI no dejan lugar a ninguna duda. "Recibe la Tiara exornada de tgres coronas y no olvides que tu eres el padre de los principes y de los reyes y que en la tierra eres el rector del mundo, el Vicario de nuestro Salvador Jesucristo"
Esta prerrogativas no se contemplaron durante el primer milenio de la cristiandad. El Obispo de Roma lo era sólo de Roma y no tenía ninguna jurisdicción sobre principes y reyes, sino que el mismo estaba sujeto al emperador romano. Agustin de Hipona y el II Conclio de Cartago apelaron al emperador contra el pelagianismo del papa Zósimo, y este tuvo que ceder.

IV.- El Concilio de Constanza
Este fué un impase en el cual toda la iglesia occidental ante el llamado "Cisma de Occidente" ya se sabe que las Decretales son falsas y por lo tanto lo son las pretensiones papales.
Segismundo, emperador del llamado "Sacro Imperio Germano Romano" el cual si es sucesor de Constantino, convoca Concilio. Es decir, convoca a toda la iglesia a fin de acabar con las divisones papales. Todos los paises europeos lo acogen con entusiasmo, en especial las universidades. La destitución de los tres papas significaba la rotura de la pretendida sucesión apostólica y los historiadores muy posteriores al Concilio buscan desesperadamente a uno a quien darle la presunta legitimidad. Con Juan XXIII no pueden por haber sido condenado por el Concilio. Al papa Benedicto XIII tampoco puesto que el Rey Fernando de Cataluña Aragón acato al Concilio abandonando al papa Luna a su suerte. Solo les quedó Gregorio XII. Pero se olvidan muy oportunamente que este angelito (se llamaba Angel) tenia más hijos bastardos que los puedan haber en el más extenso orfanato. Y para su desgracia este acató al concilio y le presentó la dimisión. Así, en la sesión XIV, el protector de Gregorio, Malatesta, presento al Concilio su renuncia formal. En premio por su reconocimiento de la superioridad conciliar sobre el papado y usando de esta autoridad le nombró cardenal obispo de Porto. (Y para que todos los lectores de esta página) Gregorio envió una carta de agradecimiento al concilio cuya firma fue: "Angel, cardenal obispo"
¿Quien, pues estaba por encima de quien?

V.- La elección de un nuevo papa u obispo de Roma.
He aquí la decisión mas clarificadora de la superioridad de Concilio como Asamblea de toda la iglesia:
En la asamblea XL, el concilio aprobó un nuevo método para la elección del papa. Se estableció que al colegio cardenalicio fueran añadidos los representantes de las cinco naciones conciliares, con lo que se introducía a los laicos en la elección pontificia.

Así en los días del 8 al 11 de noviembre de 1417 se reunieron en la Lonja de Constanza los electores, que fueron veintires cardenales y treinta y tres delegados nacionales La elección recayó en el cardenal Oton Colonna. Este sujeto y a raiz del concilio de Pavía (tampoco reconocido por el romanismo) se había pasado al partido de Juan XXIII abandonando a Gregorio XII. O sea el que los tontologos católicos pretenden que tenía la legitimidad.
Tomó el nombre de Martín en honor del santo del día.
Está más que claro que la pretendida legitimidad se la dió el Concilio en el cual pesaron más los 33 votos laicos que los 23 de los cardenales.
Pero aún hay más. Las fracciones cardenalicias de las distintas obediencias se habían unido desde hacia tiempo (pese a las censuras y anatemas que Gregorio XII lanzara contra ellos) y actuaron como cardenales del Concilio en espera del papa que éste eligiera, pero no como colegio cardenalicio de ninguno de los papas contendientes.
Si Gregorio era el papa legítimo ningun cardenal de los que votaron en la lonja de Constanza era legítimo puesto que habían sido excomulgados por Gregorio unos por defección a su persona y otros por ser elegidos por los papas rivales.
El Concilio obligó a Martín V a firmar el decreto "Frequens" con la promesa de que convocaria Conclio en 1423.

Pero pronto se olvidó de dicha promesa sino que promulgó las apelaciones al Concilio general por encima del papa.
Pero las presiones conciliaristas se enfrentaron a Martin V y le obligaron a convocar un concilio de Pavía, en 1423. La peste que sufría la ciudad obligó su traslado a Siena y poco despues fue disuelto por Martin V.

VI.- Concilio de Basilea y muerte de Martin V. Eugenio IV nuevo papa.
Pasados otros siete años convocó, a regañadientes e impresionado por veladas amenazas, un nuevco concilio en Basilea conforme a la disposicion del Decreto "Frequens" de Constanza. Pero el 20 de febrero de 1431 murió sin haber podido cumplir lo que se le requería.
A quien se obligó, entonces fue al nuevo papa Eugenio IV
Inicialmente hubo muy poca presencia de obispos y numerosa en abades, canónigos y doctores. Eugenio apelando a la pretendida poca asistencia, pero que en realidad y debido a que cada vez más crecia el número de asistentes, más el tono fuertemente concliarista de sus sesiones Eugenio el 18 de diciembre ordenó la disolución prometiendo un nuevo concilio en Bolonia año y medio despues, bajo su personal presidencia.
Y con edso se armó la marimorena.
El propio Cesarini a quien nombró su legado para presidir el concilio, prsentó la dimisión en desacuerdo con la decisión papal. Nicolas de Cusa escribió entonces si "Concordantia Catholica" en defensa del Concilio. Una de sus frases es lapidaria y dice: "El papa es un miembro de la Iglesia, ésta por consiguiente es superior al papa y puede incluso deponerle cuando se hallaba repesentada en concilio ecuménico. Esto fué ratificado por el Emperador Seguismundo y un buen número de nobles les siguieron. Asi, Eugenio se vio entre la espada y la pared. No tuvo más remedio que ceder y cedió. Y más cuando en la sesión del 20 de junio los reunidos en Basilea declararon que, en caso de sede vacante. la elección quedaba reservada al concilio. El papa, se añadia, no podía crear ya nuevos cardenales sino por intermedio de la asamblea conciliar.
Durante un tiempo hay un estira y afloja de parte de Euenio hasta que llegó un momento.
Cuando los cardenales acudieron a la sesión 16ª general 5 de febrero de 1434) como legados del papa, juran, ciertamente "propiís nomonibus", la superioridad del concilio sobre el papa en los términos romados casi a la letra de la quinta sesión del concilio de Constanza. (Así lo cita Mansi XXIX.4049)
El papa no tiene salida y de aquí su bula "Deus Novis" del 15 de diciembre de 1433 donde promete adherirse al concilio "con todo celo y devoción...para mostrar al mundo la pureza de nuestras intenciones y la sinceridad de nuestra devoción a la Iglesia Universal y al Santo Concilio Ecuménico de Basilea"
Mansi. Concil. XXIX. 78

Esto y en este tamaño es lo que no encuentra Luis Fernando Pérez. :confused::confused::confused::llorando::llorando:

Pots Data
¿Recordais a Cesarini? Pues bien mas adelante fue elevado al cardenalato y se convirtió en un fervoroso defensor de la supremacia papal. Claro que no llego él mismo a ser papa.
¿No os recuerda a alguien? Alguien que se vendio por la púrpura cardenalicia i este si que llego a papa.

Lo mejor de todo es que esto está ahora en Internet y cualquiera lo puede encontrar a traves del Google, va siendo hora de que el catolicismo conozca sus verdaderas fuentes.

Chapó Tobi!!
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Sí, sin duda. Todo el mundo puede ir al Google y comprobar que el credo nicenconstantinopolitano contiene la cláusula bautismal, a diferencia de lo que ocurre en los libros que usa Tobi, lo cual demuestra que sus fuentes no son fiables.
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Sí, sin duda. Todo el mundo puede ir al Google y comprobar que el credo nicenconstantinopolitano contiene la cláusula bautismal, a diferencia de lo que ocurre en los libros que usa Tobi, lo cual demuestra que sus fuentes no son fiables.


Menos fiables son aquellos que sus fundamentos están basados en una falsas decretales, así es mi estimado Luis.
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Sí, sin duda. Todo el mundo puede ir al Google y comprobar que el credo nicenconstantinopolitano contiene la cláusula bautismal, a diferencia de lo que ocurre en los libros que usa Tobi, lo cual demuestra que sus fuentes no son fiables.

Luis, el problema es que la gente con escasa preparacion teologica se ve en la necesidad de recurrir a materiales de esta calaña. Eso dice mucho de que usa este tipo de literartura.
marioneta%20con%20hilos.bmp
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Luis, el problema es que la gente con escasa preparacion teologica se ve en la necesidad de recurrir a materiales de esta calaña. Eso dice mucho de que usa este tipo de literartura.
marioneta%20con%20hilos.bmp

El problema es que las hienas del vaticano también recurren a internet, pero mas bien para borrar trapos sucios..

Wikipedia señaló que se utilizaron computadoras en el Vaticano para borrar parte de la biografía de Gerry Adams en la que se contaba que las huellas digitales del jefe del partido republicano irlandés habían sido halladas en un auto utilizado en un doble delito en 1971. La sección titulada “Aumentan las preguntas sobre el reciente asesinato”, ya no se puede consultar en las páginas de la Wikipedia.

Mancha de
ladrones.jpg
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

El problema es que las hienas del vaticano también recurren a internet, pero mas bien para borrar trapos sucios..

Wikipedia señaló que se utilizaron computadoras en el Vaticano para borrar parte de la biografía de Gerry Adams en la que se contaba que las huellas digitales del jefe del partido republicano irlandés habían sido halladas en un auto utilizado en un doble delito en 1971. La sección titulada “Aumentan las preguntas sobre el reciente asesinato”, ya no se puede consultar en las páginas de la Wikipedia.

Mancha de
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Si toni, todo forma parte de una gran conspiracion universal:
conspiracion1.jpg
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Todo canto citas, Luis, lo tengo archiconocido. Pero no elimina en absoluto que el Conclio de Basilea tuvo su legalidad mediante el dectreto "Frequens" de Constanza.
En cuanto a Cesarini al final se dejó comprar con la púrpura cardenalicia.

Seguidamente pones en duda "mis fuentes", que remedio ¿no?. Peró con más razón he de poner las tuyas en una duda mucho mayor. Te he mostrado que el Concilio de Constanza no habría sido posible de no haberse descubierto la falsedad de las Decretales, de las que se valio Inocenció III para imponer su cesareo-papismo y solo Inglaterra se le opuso frontalmente. En Constanza fue toda Europa la que se enfrontó al papado y le venció en toda la linea. Es la demostración más clara que la sucesión apostólica es un mito que nunca existió. Y no solo lo mostró Constanza sino que solo hay que ver como se elegían los papas durante el período que desde el 867 al 1073. Durante este período se produjo el cisma el cual no fué orquestado por la iglesia oriental, sino por la romana.

Finalmente te agarras al ardiente clavo de fórmula bautismal y acusas a Grau de ello. Un historiador de su talla no comete estos errores. Además el asunto carece de importancia de si estuvo o no en el credo de Constantinopla. Es más si acaso hay que acusar a Denzinger o a la Edi. Herder de ello.
Te ocurre lo mismo que con la bula "Deus Novis" la cual afirmas que no la encuentras cuando te doy el nombre de quien la cita y donde está. ¿Por que? Pues porque pone de manifiesto la claudicación de Eugenio IV.

Te ocurre lo mismo que le ocurrió a Cesarini, al cardenal Newman y al mismo Ratzinger que valoraron mas la púrpura cardenalicia que la verdad. Y en tu caso lo haces a cambio de nada. Me pregunto ¿hasta cuando? Te usaran mientras les convenga pero nunca recibiras nada que sea substancial para ti.
Tobi ha compartido mesa con obispos, sabiendo quien soy y el como pienso.
Puede que algún día abras los ojos a la realidad.

Finalmente te he colocado una serie de puntos a los que no has tenido más remedio que eludir. Son los puntos claves sobre la historia de la cristiandad a partir de Nicea y que culmina con la coronación de Paulo VI con las palabras del cardenal Ottaviani las cuales son una clara referencia a las falsas decretales.
Fraternalmente
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Si toni, todo forma parte de una gran conspiracion universal:
conspiracion1.jpg


Si mojaméd!!

Solo os falta cambiar esta insignia
fec1_2.JPG
por la otra
vaticano_escudo.jpg


Cara al descubierto mejor!!
 
Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.

Ay, Luis. Cuando se acude a estas maneras significa que has perdido tu credibilidad.

Mira, por ahí no paso. No te lo consiento. Se acabó. Newman se jugó TODO cuando se hizo católico. Absolutamente TODO. Le costó sangre sudor y lágrimas dejar de ser anglicano para ser católico. Hoy todo el mundo le valora como el mayor defensor del valor de la conciencia en la era moderna, a la cual consideraba el primer vicario de Cristo en el hombre. ¿Quién te crees que eres tú para acusarle de venderse por un cardenalato que le llegó de León XIII cuando estaba más cerca de la muerte que de otra cosa? ¿No te da vergüenza acusar de eso a un hombre de Dios, pedazo de miserable, pedazo de falso, pedazo de manipulador, pedazo de hijo de Satanás?
Que Yavé te reprenda

Newman se opuso al dogma de infalibilidad y antes de que se promulgara manifesta que no creia que fuese posible. Lo fue y se lo tuvo que tragar. Sus cartas a Chesterson NO DEJAN LUGAR A DUDAS.

Ahora acudes al insulto claro y sin tapujos. ¿Es que tu buenas maneras, las veces que las usas no son otra cosa que una careta (supongo que debe ser influenciado pore tu celebración de los carnavales)

En fin, manifiestas ser un pobre sujeto que solo merece conmiseración.