La facultad de la memoria
La facultad de la memoria
Quisiera entreverarme en vuestro debate, compartiendo no lo poquísimo que sé del tema –no tengo estudios formales de psicología-, sino lo que puedo reflexionar mientras vamos caminando por el tema.
Es así que entiendo que la facultad de la memoria tiene mucho que ver con una actitud más o menos permanente durante nuestro tiempo de vigilia: la atención.
Si lo que nos comunican nuestros sentidos nos interesa vivamente produciéndonos al momento una profunda impresión, es posible conservar una fresca memoria de ello pasado mucho tiempo. Yo todavía recuerdo sabores y fragancias de la casa de mis abuelos, de cuando tenía apenas tres años. En cambio, ya he olvidado mucho de lo visto y oído el día de ayer, simplemente porque en absoluto me interesaba.
Antiguamente, personas hubo que conocían toda la Biblia de memoria. Hasta hace poco todavía aparecía alguno con tan sorprendente cualidad. No es eso tanto producto de una inteligencia excepcional sino de una excepcional atención puesta en ello, por el inusitado interés despertado.
El hombre moderno difícilmente puede alcanzar aquellos grandes y asombrosos ejemplos de memoria, pues su atención está siendo demandada continuamente en una mezcla de cosas importantes con otras muchas que no lo son. Sigue a ello una displicencia general, atendiendo con el mínimo interés necesario cuando trabaja, conduce, cocina, lee o conversa. Adopta la distracción como higiene de su memoria, sin percatarse que pierde lucidez y entorpece su inteligencia. Con un mínimo de esfuerzo intelectual puede cumplir satisfactoriamente lo que su trabajo le demande y los problemas hogareños. La televisión, Internet y el teléfono celular le producen placeres ignorados por nuestros antepasados, y que no le exigen más que un mínimo de esfuerzo.
En la Amazonia todavía siguen apareciendo tribus aborígenes que nunca han estado en contacto con la civilización, y viven de la forma más primitiva concebible. Normalmente, las facultades de las que venimos hablando, se hallan en ellos con total lozanía. Siendo cazadores y pescadores, sus cinco sentidos están alertas cuando siguen a su presa de la que han de alimentarse, ellos, y sus familias. No pueden permitirse la distracción, pues en ello les va la vida.
En la jungla de cemento que nosotros vivimos, también podemos y deberíamos estar tan atentos como aquellos en la espesura de la selva. No se hace así, y los accidentes de tránsito, laborales y hogareños causan demasiadas víctimas todos los días.
El hombre –intelectualmente-, no ha evolucionado sino involucionado. La tecnología le permite obtener toda la información que requiere de forma rápida, eficiente y económica. El cerebro probablemente es el órgano menos exigido, y las neuronas son las células que se toman más prolongadas vacaciones.
Aquí en el Foro es fácil comprobar todo esto. No es que unos foristas son más inteligentes, entendidos y capaces que otros, sino que unos están atentos a lo que hacen –respondiendo mensajes-, y otros no.
Seguiremos, si Dios quiere.