Más que abolición de la ley hubo una renovación de la ley. En Cristo se cumplió toda la ley y gracias a él se nos ha abierto la puerta a la salvación, cosa que ningún hombre podía lograr por sí mismo. Gran parte de la ley ceremonial se cumplió con la muerte y resurrección de Jesucristo, lo que dio fin al sacrificio por derramamiento de sangre.
La ley de Moisés constaba de muchos principios, reglas, ceremonias, ritos y símbolos, que tenían como fin hacer recordar frecuentemente al pueblo sus deberes y responsabilidades. Incluía una ley de mandamientos y de observancias morales, éticos, religiosos y físicos -incluso sacrificios - que tenían la finalidad de hacer al pueblo recordar a Dios y su deber para con Él. La fe, el arrepentimiento, el bautismo en el agua y la remisión de los pecados formaban parte de la ley, así como también los Diez Mandamientos y muchos otros mandamientos de elevado valor ético y moral.